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— ¡Me costó aceptar tu invitación! — Musitó sentándose en la mesa en la que estaba el jugador.

— ¡De no aceptarla también te entendería! — Exclamó con timidez.

— Buon pomeriggio Benvenuto in Pertutti. Cosa vuoi ordinare? — Emitió acercándose a la mesa con una libreta en su mano. Paulo miró a Luz para que ella ordenará primero.

— Un cappuccino senza cannella va bene. — Respondió ella con una sonrisa a la mesera, que luego miro a Paulo.

Minutos después la camarera volvió con las dos órdenes que ellos habían pedido y se fue para que ellos tuvieran privacidad.

— ¡Antes de que empieces! — Exclamó Luz notando que Paulo estaba por comenzar a hablar. — No la nombres, es lo único que te pido, por favor no la nombres. — Suplicó y el cordobés asintió.

— ¿Cómo está tu brazo? — Luz hizo el ruido que hace Simón cuando no le gusta alguien en american idol. — Soy pésimo para empezar una conversación.

Luz asintió con una sonrisa.

— ¡Me voy a casar! — Emitió de repente tomando por sorpresa a Paulo. — No te lo digo para darte celos ni nada por el estilo, si no porque sos mi amigo, bueno solías ser mi amigo, a quien le contaba las cosas. — Paulo tragó saliva y solo la miraba con atención. — Al principio no estaba segura, no porque no quiera a Joaquín, si no porque con la situación que estaba viviendo con vos no se si era lo mejor.

— ¿Te complique la vida más de lo que imagino no? — Luz asintió. — ¡Ni siquiera sé porque actúe así! Quiero remediar las cosas, al menos si puedo remediar algo, por Federico.

— Me parece perfecto, yo necesito cerrar esta etapa, necesito dejar que vuelvas a entrar en mi vida cómo mi amigo, como el padre de mi hijo. — La firmeza en la voz de Luz era extraña, muy pocas veces la había escuchado. — Necesito que dejes de comportarte de esta manera, que madures para que puedas ser parte de la vida de Federico, necesito que vuelvas a ser el Paulo que yo conocí, al cual le di mi amistad.

— ¿Sos feliz? — Le preguntó y la tomo por sorpresa. — Digo, ¿Sos feliz con Joaquín?

— ¿De enserio querés saber esa respuesta? — El cordobés asintió. — Soy casi tan feliz como cuando iba los domingo al monumental, me mezclaba en la popular y veía a Matías defender la camiseta del club que amo.

Paulo sonrió al escucharla hablar y noto la felicidad irradiando por los poros de su cuerpo, entendió que por más que haga lo que haga, que actúe como actúe ella no iba a volver con el. 

— ¡Creo que estoy de más en tu vida! — Musitó sin mirarla.

— No, no estás demás, sos el padre de mi hijo, y eso vale mucho en mi vida. — La voz tenue hizo que Paulo la mirara. — Me diste el regalo más lindo, y te lo agradezco, pero ahora necesito que vuelva mi amigo, el Paulo al que le podía contar cosas, si lo encontras en el fondo muy en el fondo, decile que vuelva porque sus amigos lo extrañan.

— ¿Así que te vas a casar? — Preguntó y Luz asintió. — ¿De blanco y en una iglesia?

— Si, algún día de blanco y en una iglesia. — Respondió con felicidad. — Todavía no tenemos fecha, mas bien hace dos semanas que me comprometí con Joaquín, tampoco es que me voy a casar mañana, pero algún día. — Paulo la interrumpió.

— Algún día vas a ser la señora de Correa. — Luz asintió. — Se te nota en la cara que el te hace feliz, que hace feliz a Fede y que les da lo mejor a ambos, merezco que el este enojado conmigo si lo único que hice y hago es hacer todo como el orto.

PERFECTA • Joaquín Correa • [Wattys 2018]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt