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— ¡Que dolor de cabeza! — Se dijo a si misma al despertarse debido a la música fuerte que se escuchaba en el piso de abajo.

Tenía una de esas resacas que dan gusto agarrarse y recuerdos fugaces de lo que había sucedido la noche de ayer.

— ¡Buenos días! — Saludo Solange al ingresar a su cuarto.

— ¿Que haces poniendo música tan temprano? ¡Demente! — Emitio en forma de saludo hacia su hermana.

— ¿Temprano? ¡Luz son las cuatro de la tarde! En cinco horas tenemos la cena de Navidad y vos ahí acostada con resaca.

— ¿Que van a ser las cuatro de la tarde Solange, estás drogada? — Preguntó tomando su celular y confirmando que su hermana tenía razón.

— ¡Mamá me va a matar! — Emitio golpeándose la cara pero aún así seguía acostada. — ¡Tenía que ir a comprar cosas para esta noche!

— Creo que lo mando a Tomi, así que supongo que el que te va a matar va a ser el. — Emitio y se levantó de la cama. — ¡Dale levántate, voy a poner la pava!

Luz solo asintió y lentamente se levantó, manejaba una especie de cansancio increíble.

— ¿Para que tome tanto? — Le dijo a su reflejo en el espejo mientras se higienizaba. Luego de quince minutos bajo y se encontró a su hermana discutiendo con alguien.

— ¿Que haces acá? — Escucho la voz de su hermana, que hablaba con alguien pero la curva de la escalera no le permitía ver nada.

— ¡Vine a ver cómo está Luz! — Emitio una voz masculina, que Luz reconoció rápidamente. — ¡No quiero pelear Sol! Solo quiero saber cómo está tu hermana.

— ¡Estoy bien! — Emitio Luz bajando la escalera. — Gracias por preocuparte pero no era necesario.

— ¿Podemos hablar? — Pregunto con la voz más sincera que podía existir.

— ¡No, no pueden hablar! — Emitio rápidamente Sol e intento cerrar la puerta.

— ¡Por favor Luz! — Suplico el, ella solo estaba estática en el pie de la escalera.

— ¡Sol! — Emitio y su hermana solo la miró para irse girando los ojos. — Pasa Joaquín. — Ordenó acercándose a la puerta. — ¿Te sirvo algo? — Preguntó guaindolo hacia la cocina. El jugador negó.

— ¿Cómo estás? Preguntó el jugador con un poco de miedo en su voz.

— ¡Creo que tengo un poco de resaca! — Emitio ella con una sonrisa, como si no existiera enojó alguno. — ¡No sé cómo llegue a mi habitación igual!

Joaquín hizo una mueca y rápidamente comenzó a rascarse la cabeza luego de la última frase de Luz, quien noto su actitud e hizo un ademán para hablar pero como que las palabras que pensaba no conectaba con su cerebro para expulsarla.

— ¿No me digas? — Formuló apenas pudo. Joaquín solo asintió y rápidamente el rostro de luz se torno a rojo. — ¡Tremenda vergüenza!

— ¡No te pongas así Luz! Son cosas que pasan. — Emitio Joaquín y acerco su mano al cabello de la joven que tenía en frente. — ¡Perdón! — Se disculpó y volvió a su lugar. — ¿Entonces no te acordás de nada?

Ella negó con la cabeza y luego sonrió. — Tengo recuerdos medios borrosos, pero creo que deben ser producto de mi imaginación que sigue alcoholizada. ¿Cruzaste esa calle, solo para ver cómo estaba?

— ¡Si! — Respondió desde la banca de la cocina en la que se encontraba sentado. — No estabas en muy buenas condiciones anoche, y quería saber cómo estabas.

— ¡Que raro! — Emitio Luz y Joaquín levantó su rostro. — Conociéndote como te conozco puedo jurar que viniste por otra cosa. — El rostro del jugador se tensó, pero trato de disimular.

La relación que ellos tenían parecía mejorar después de la noche anterior, no iba a arruinarla diciéndole que cuando la dejo en su habitación en cierto modo los dos conectaron sus labios, por un lado Luz iba a pensar que el se quería aprovechar del estado en el que se encontraba, pero nada más lejos de la realidad, el solo quería que ella llegue bien a su casa.

— ¿Porque podría ser? — Preguntó y luego se golpeó mentalmente por hacerlo.

— ¿Me estás pidiendo que formule una respuesta un domingo en la mañana en la que tengo una resaca terrible? — Preguntó graciosa.

— ¡Tenés razón, mala mia! — Respondió y ambos comenzaron a reír, hasta que fueron interrumpidos por el sonido del celular de Joaquín.

— ¡Perdón, pero me tengo que ir!

— Vamos, te acompaño a la puerta. — Emitio y lo guío hasta la salida. Le sonrió al abrir la puerta y luego dejo un beso en su mejilla. — Gracias Tucu. — Emitio con una sonrisa y el le devolvió el gesto antes de irse.

Se quedó ahí viendo como la figura de Joaquín se alejaba de su casa, parecía completamente hipnotizada.

— ¿Hasta cuándo pensas hacer el papel lamentable de "Ya ni me importa" cuando querés correr a sus brazos? — Preguntó su hermana a sus espaldas. Luz giro y solo la miró.

— ¡Realmente ya no puedo seguir, y menos sabiendo que todavía a él le importo. — Respondió cerrando la puerta. — Sol, Joaquín no cruzó esa calle solo para ver cómo desperté! Cruzó porque anoche paso algo que no tendría que haber pasado y quería asegurarse.

— ¿Que hiciste Luz? — Preguntó cruzada de brazos.

— ¡Lo bese! A pesar del alcohol que tenía en sangre, sabía lo que estaba haciendo, fue un instinto besarlo, ya no me resistía más. Lo peor de todo es como que para ese beso no pasaron los años, como que nuestro amor seguía intacto ahí, como que seguíamos juntos.

— Luz, ustedes nunca dejaron de amarse, decidieron ir por caminos diferentes, pero la meta a la que van a llegar es la misma.

Emitio y la abrazo, ella pensaba que su hermana la iba a culpar o quizás acusar a Joaquín que se aprovechó del estado en el que se encontraba, pero nadie más que Sol conoce a la perfección a Luz, sabe lo que esconde y lo que no.

Se hizo un poquito extenso me parece, espero que les guste. Un abrazo ❣️

PERFECTA • Joaquín Correa • [Wattys 2018]Where stories live. Discover now