PERFECTA • Joaquín Correa • [Wattys 2018]

59 (II)

— ¡Luz! — Gritó Belén y rápidamente se levantó de su silla dejando a su hija en brazos de Joaquín.

La felicidad que tenía ella en su cara la tenían todos los miembros de la familia.

— ¡Que placer verte otra vez! — Exclamó Julio abrazándola con una que otra lágrima en sus ojos.

— ¿Porque no dijiste nada? — Le reprochó a Joaquín una vez que había terminado de desayunar.

— Por que ella me lo pidió. — Respondió mirando a Luz que jugaba con Belina. — Está pasando momentos complicados y no quería darle uno más, además no quiere que todo esto intervenga entre nosotros.

— Pero somos tu familia. — Joaquín la miró.

— Cuando la deje fueron los primeros en saberlo, como también fueron los primeros en decirme que me iba a arrepentir toda mi vida de haberla dejado ir, incluso vos nunca me lo perdonaste. — La voz de Joaquín se entrecortaba en cada palabra que decía. — Cuando traje a Desire para las fiestas, se enojaron tanto, te enojaste tanto que lo sume a la lista de las cosas que nunca me ibas a perdonar y ahora que volví con Luz se que me ibas a decir que si la volvía a lastimar no me lo ibas a perdonar, pero en realidad nunca me lo perdonaste. — Belén solo lo miraba con mucha atención. — Ese también es uno de los motivos del porque no lo dije.

— ¿Porque te iba a juzgar? — El negó.

— ¡Porque quería que me perdonarás antes de que te vuelvas a enojar! — Musitó con lágrimas y su hermana rió mientras lo abrazaba.

— ¡Mira que hiciste estupideces en tu vida. Pero esta superó todo las demás! — Exclamó y provocó que se riera. — Lo que me importa ahora, y siempre, es que esa sonrisa no se vuelva a desvanecer otra vez. — Emitió con sinceridad y se alejo.

— ¿Estás bien? — Pregunto Luz acercándose, el solo asintió. — ¡No sabes mentir!

— No estoy mintiendo. — La abrazó. — Estoy bien. — Dejo un beso en su cabello.

El ruido del celular de Luz hacia que se separaron por un momento.

– ¡Hola Sol! — Se alegró al escuchar la voz de su hermana quien no sabía que estaba en el país.

– ¡Hola Luz! ¿Cómo estás?

– Bien, ¿Ustedes cómo están? — Joaquín y Natalio la examinaban para ponerla nerviosa y pisará el palito.

– Bien, ¿Cuando llegas? — Preguntó y rápidamente miró a Joaquín.

— Ya llegue. — Musitó suspirando. — Llegamos anoche.

— ¿Llegamos? ¿Viniste con Paulo?

— No no vine con Paulo, ¿Mamá está en casa?

— Si, acaba de llegar del trabajo. ¿Pasó algo?

— Te explicó después de que hable con ella. Te veo en un rato.

Cortó la llamada sin dejar que su hermana responda.

— ¿Todo bien? — Está vez el que pregunto fue Luis, el hermano de Joaquín.

— Si, tengo que ir a hablar con mi mamá. — Respondió con una sonrisa y algo de nostalgia en su voz. — Te llamo en un rato. — Dejo un beso en los labios de Joaquin.

— Cualquier cosa llámame. — Le dijo sin sacar su vista de ella, solo asintió con la cabeza.

Salió de la casa y el frío la invadió de golpe, no iba a volver a buscar su campera, quería sacarse ese peso de encima lo más pronto posible.