☥‣ CAPÍTULO 2

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Destinos

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Destinos

Elaine

Septiembre, 2018. Wisconsin, EEUU.

El vidrio roto suena bajo mis pisadas y el hedor a sangre se intensifica. Llego al quirófano, empuño mi arma y pateo la puerta. La sangrienta escena me provoca escalofríos.

—¡Las manos a la nuca! —alzo la voz.

Un pabellón de emergencias convertido en carnicería. El cirujano ubica los bisturíes en la camilla. No parece del todo intimidado, por lo que trato de acercarme lento y cautelosa.

—yebanaya politsiya —reconozco su idioma.

Empuja la camilla y luego se abalanza sobre mí. Evado golpes, pero caigo de boca contra las resbalosas cerámicas. Trepa mis piernas y no espero más, pateo su cara. En una acción rápida, me levanto, aseguro sus brazos y uso la culata del arma para golpearle la nuca.

—Cometiste un error al subestimarme, escoria.

El cirujano deja caer la cabeza, noqueado. Quito su cuerpo encima de mí, me levanto y procuro no voltear a mirar hacia los lavamanos. Hay tripas ahí. La camilla tiene un cuerpo abierto desde el tórax junto con la sangre como ríos que acaban en el suelo. Hay un sinfín de herramientas que son utilizadas para las cirugías. Además de contenedores con hielo y órganos en bolsa.

—Agente LaVey —dicen a mis espaldas.

—Salgamos de esta mierda —digo y tomo las manos del hombre noqueado.

Lo esposo de manos y pies. Luego lo saco del quirófano con ayuda del agente García. No llegué a tiempo para intervenir la extracción de su victima, pero pudimos detenerlo. Por lo que, los de servicio medico se ocuparán de periciar y retirar los restos humanos.

Cierro la sala con cinta, procurando que el culpable de este nefasto crimen, no despierte.

Erick mira hacia el interior de la sala, pero termina yendose al pasillo para vomitar. Voy a ofrecerle pañuelos, luego saco la radio y tomó contacto con los forenses.

En poco tiempo, los forenses peritan el quirófano. Tomo al imputado, ya consciente, y lo traslado fuera de la clínica. Además, de ser parte del tráfico de órganos, este sujeto está reconocido como uno los mejores cirujanos en Wisconsin. No sé cómo consiguió tal honor. Pero sé bien que, en base a los buenos contactos, todo pueden esconderse o lograrse.

Las calles alrededor de la clínica fueron cerradas. Hay varias camionetas blindadas y patrullas que cooperan en evacuar a los transeúntes.

—Hamilton ordenó que viajemos de inmediato —anuncia Erick—. Pidió que dejáramos al sujeto en el FBI. Tienen un extenso interrogatorio para cuando llegue.

Meten al ruso en la parte trasera de la camioneta.

—Vamos —Rodeo la camioneta—. Yo conduzco.

—Ten —me arroja las llaves y se acerca a dos agentes—. Informen a las camionetas que Zovatto saldrá de la zona, que nos escolten armados y atentos ante un posible ataque.

APARIENCIAS AFRODISÍACAS ©Where stories live. Discover now