☥ ‣ Capítulo 23

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Somos Hidden's.

Elaine

Veo en su expresión el atisbo de temor a mi respuesta. Me gustaría tener la confianza en decirle lo que estoy haciendo, el error placentero que esta llevándome a un vicioso círculo. Desearía explicárselo, pero temo en decepcionarlo por una calentura.

—No pasa nada con Zaid —le evado—. Es obvio que nos veas juntos, trabajamos en el mismo equipo, pero eso no significa que este abriéndole las piernas.

—Cállate, no sigas... —musita.

—Lo que más quiero es tenerlo lejos de mí —hay cierta verdad y mentira en eso.

Kayden se acerca y atrapa mis hombros.

—Dije que no sigas —aprieta el agarre—. Confío en ti y espero que tú también en mí.

—Sí —lo abrazo, derrochando cinismo.

Siento tristeza por este cariño de doble filo que está manchándose de mentiras, pero creo que a veces estamos obligados a ser hipócritas. Sé lo letal que son las crisis de ira en Kayden, he sido testigo de cuán peligrosa son. Por eso, será más viable omitir silencio.

—¿Almorzamos juntos? —desvío el tema.

—Sí —sonríe dándome la mano.

Para despejarnos de la reciente tragedia y los problemas, le pido invitarlo a comer al aire libre al ver que la tarde está hermosa. Por ello, trasladamos la comida a la segunda torre de la SAC; el edifico posee salas y vestíbulos para interrogatorios de alta categoría, también tiene celdas subterráneas y una preciosa azotea ajardinada, planeamos comer ahí.

—Mi condición física es un asco —respira agitado y se detuvo para aflojarse la corbata.

—Subiste unas cuantas escaleras —para ser unas cuantas su respiración es anormal. Le doy la mano y sujeto el par de bolsas con la otra.

—Es la costumbre de subir por los elevadores.

Respira hondo y continuamos subiendo.

Voy a tener que poner a trotar a este hombre si quiere que su resistencia mejore. Llegamos a la azotea y nos acomodamos en unas bancas mecedoras.

Kayden se recuesta un rato para recuperarse de la ardua subida, entre tanto saco la comida de las bolsas y la acomodo en una mesilla hecha de madera barnizada. El olor de los apetecibles platillos se combina con las especies de rosas, flores y hierbas.

Janine, la esposa del Director Hamilton. Adora la jardinería y su esposo le ha favorecido esa emoción dejándola decorar, ya que ella es una de las diseñadoras de interiores dentro de la SAC.

—Prueba el risotto —le doy bocados en la boca.

—¿A esa porquería le llamas comida? —hace una mueca de asco—. Está asquerosa.

—Déjame probar tu plato —extiendo el tenedor, pero aparta el plato de mi alcance.

—No, tienes el tuyo.

—No seas egoísta, comparte. 

—Nunca me ha gustado compartir —alza el mentón altivo y mimoso.

Reposo mi platillo sobre la mesilla y me cargo a sus espaldas para robarle un bocado.

—¡Sáquese! —se ofusca—. Me arrugas el traje.

No lo molesto más y vuelvo a lugar dándole la espalda al señor Manson, quien se ofende tanto por ello que puntea mis costillas haciéndome cosquillas. Quito sus manos y marco distancia.

APARIENCIAS AFRODISÍACAS ©Where stories live. Discover now