☥ ‣ Capítulo 80 ‣ RECTA FINAL

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Fuego Cruzado: la guerra del todo por el todo

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Fuego Cruzado:
la guerra del todo por el todo.

Zaid

01:42 a.m. Belgrado, Serbia.

Conocida como la ciudad blanca, Belgrado la capital más valorada de Serbia. La vibrante vida nocturna se prolonga mientras me mantengo al interior del auto. Hace tres días que aterricé en esta pocilga influenciada por el mandato del Káiser.

Apenas me establecí aquí, dispuse mis planes en acción. Carla se encubrió en la Iglesia de San Marcos, en el Parque Tasmajdan. Mientras agilicé la segunda estrategia con Oscar.

Apago el cigarro y lo tiro por la ventana.

Los detonadores ya están listos —informa Oscar cuando contesto su llamada—. Toda la zona sur fue cubierta, sólo recintos valorados.

—Ve a la iglesia de San Marco y respalda a Carla —indico—. Ese es el punto de encuentro.

Recibido —finaliza la llamada. 

Guardo el móvil y arranco el motor. Reanudo el traslado hacia la iglesia de San Marco.

Las coordenadas resultaron ser verídicas, por lo que el ataque será esta noche. Tuve que postergar el plan en curso debido a los irascibles reclamos de Charlie. Pero sabía desde un principio que intervendría mis planes. Por ello, agilicé la distracción y en estos momentos ya está en Florence. El imbécil está convencido que sacaré a Kayden de prisión.

Mi coartada fue mandar a Charlie a prisión, por un posible motín. Sin embargo, mis verdaderos planes están en Serbia. Gracias a la coartada, Charlie y Gabriel estarán fuera.

Dejo el vehículo a tres cuadra del sitio y camino por la acera. La iglesia San Marcos se cierne delante de mí, era bastante deducible que el mutilado de Jeremiah encerrará al ateo de Kayden en un recinto religioso. Empuño el arma y ajusto el silenciador. Cauteloso, me desplazo por el costado del recinto.

Apunto y disparo los focos alrededor, la oscuridad me da ventaja. Atento a cualquier movimiento, subo el pórtico y ubico la segunda puerta, previamente abierta por Carla. Entro a un pasadizo agosto y sombrío que conduce al interior de un zaguán. Éste conecta con otras encrucijadas de pasillos. Ubico el primer atrio; la entrada es iluminada y posee mosaicos.

Debajo del candelabro, observo a un grupo de escoltas hablar en murmullos.

Sublevo el arma y en una serie consecutiva de disparos, derribo a cada uno. Los demás escoltas son alertados, por lo que intercalo tiros. Al cruce de balas, se suma Oscar desde el segundo piso.

—¡Acaben con el abogado! —grita uno de estos bastardos—. ¡Mátenlo, ya!

—¡Muévete al subterráneo! —le grito a Oscar.

APARIENCIAS AFRODISÍACAS ©Onde histórias criam vida. Descubra agora