LIBRO I ~El destino baraja las cartas ocultando el perverso Juego de las Apariencias. Elaine LaVey, agente especial de la SAC apostó su vida al volverse parte del reciente equipo investigativo.
Ahora su primordial propósito es desvincular anexos de...
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Paradise&Hell.
Elaine
Luego de recoger a Carla y Sharon en el hotel, añado otra ruta al mismo Uber para que nos lleve hasta el club. Nahia ya empezó a beberse el vodka que traía. Mientras tanto, el chofer puso música ambientándonos en la ruta.
Paradise&Hell es el club de baile más recurrido en los Ángeles por las salsas. Supe de este local cuando una noche quise asistir a clases de salsa. Un baile sensual que amé en cuanto vi en los campeonatos.
Lo visité junto a Nahia y Erick, las primeras semanas la pasamos genial. Aprendí mucho gracias a un instructor puertorriqueño. Cada semana estaba repleto de gente y poco tiempo después el local se expandió, convirtiéndose en un club de baile afrocaribeño.
Hoy nos topamos con temática de neón en honor a las próximas remodelaciones, según rumores de las chicas en la entrada, planean organizar un concurso.
—Esas mariposas azules —elijo sentándome en un banquillo. Tienen todo tipo de maquillajes fluorescentes a la vista y ofrecieron pintarnos el rostro por un precio accesible.
—Quiero este diseño, por favor —le pide Carla.
—¿Y ustedes? —pregunta amable un hombre. Con un maquillaje fluorescente bien realizado y llamativo—. Las dejaré bien guapas.
—Quiero un gran pene —le pide Nahia sin escrúpulos—. Puede ser con un rosa intenso para que noten que lo traigo en la cara.
A Sharon se le inflan las mejillas y soporta la risa hasta que Nahia la mira.
En veinte minutos tienen listo nuestros diseños fluorescentes, le pido el favor al mismo hombre sacarnos algunas fotos. Luego voy a la casilla para pagar las entradas mientras las chicas entran al club en busca de alguna mesa, por el gran gentío temo que no queden.
Sharon me alcanza en la casilla de entradas diciéndome que ya encontraron mesa. Juntas entramos al club y quedo fascinada. Soy atraída por la buena música y la energía.
Ya estando en la mesa, un atractivo mesero se acerca. Pido un vodka de frambuesa y una bandeja de aceitunas sin amargo. Las chicas se piden a gusto sus tragos y la casanova de Nahia ya escribió su número en la servilleta que pasa de manera "discreta" al guapo mesero.
—¿Bailamos? —pregunto ansiosa.
—Creo que debemos esperar los tragos —dice vacilante Carla—. ¿Y si le echan algo?
—O peor... —murmura Sharon—. Se los roban.
—Aquí no roban —difiere Nahia—, pero tienen razón. Mejor esperemos que mi futuro novio deje los tragos y nos vamos a bailar.
Mientras espero la llegada del mesero, observo el entorno ambientado con flashes y neblina. El club tiene dos plantas, la segunda es la zona VIP, pero no acostumbro a visitarla. Mi vista se desvía hacia un hombre en camisa y vaqueros.
