☥ ‣ Capítulo 53

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Misión en altar mar.

Elaine

Termino de preparar la última maleta, luego reviso los documentos necesarios, los guardo en el bolsillo delantero y arrastro el equipaje hacia la entrada. Son cerca de las cuatro de la madrugada, solamente dormí una hora y media. Tengo mis ojos fatigosos, también el cuerpo exhausto que suplica una siesta de 24 horas máximo. Perezosa abordo el elevador al final del corredor mientras bebo una energética, quizás así espabile.

Mis compañeros están igual de somnolientos en los sillones de la recepción. El movimiento del hotel continúa, pareciera que los turistas no durmiesen, puesto que hay varios huéspedes haciendo fila en el mesón. Me coloco detrás de Carla que está abrigada hasta el cuello, platicamos de trivialidades hasta entregar la tarjeta de las alcobas. Una vez que termino esa acción, salgo del edificio y abordo las camionetas blindadas que están estacionadas a dos cuadras de la residencia hotelera.

Sería más agradable incorporamos en el encubrimiento del próximo crucero como pasajeros, pero ante los últimos datos extraídos de la Torre de Exploración, encubrirnos como parte de la tripulación es lo más idóneo. Eso me provoca cierta certidumbre en lo que nos vaya a deparar este operativo.

—Los agentes encubiertos están esperándolos en la zona de abordaje —comenta el conductor que es parte de los federales en la zona—. Son cerca de siete horas antes que zarpe el crucero, tienen tiempo suficiente para incorporarse.

Su compañero nos entrega un folleto que al desplegarlo es una hoja grande «El mapa turístico del crucero» Si bien esto es la fachada que se les enseña a los turistas, nuestro deber es conseguir los planos verídicos.

Desde Cocoa Beach hasta el puerto son casi veinte a treinta minutos, las camionetas se detienen a unos metros del puerto y el resto del trayecto lo hacemos a pie. Erick, Oscar y Zaid ya se encuentran bajo los toldos que arman los agentes encubiertos de tripulantes. Ellos no dan el pase directo a la embarcación.

Nuestro equipo se divide en diferentes puntos estratégicos, por lo que continuó sola mi trayecto hacia mi nuevo camarote. Arrastro el par de maletas a través de extensos pasillos alfombrados con diseños floridos cálidos, paredes tono blanco alabastro y lámparas circulares incrustadas al techo. Llego hasta la puerta 752, saco del sobre una tarjeta azul que cumple la función como llave y repito como cinco veces el escaneo debido al sueño.

Entro al cuarto extenso, en su mayoría los colores varían del blanco al gris oscuro. La cama es ancha y suave, hay una puerta de cristal que conecta con la terraza que tiene una vista hacia el Center Park. Dejo las maletas en el armario y tiro mi parka en el pequeño sillón verde oscuro. La urgencia de orinar me obliga apresurarme hacia el estrecho baño.

Después tomo una ducha caliente y gracias a ello consigo espabilar un poco. Mi funciones durante el operativo es ser salvavidas en las piscinas infantiles de la cubierta, el resto de mis compañeros también se incorporó en funciones de entretenimiento. Hasta lo que sé aún quedan siete horas para zarpar, descanso una dos horas, luego me levanto para recibir a las seis justa el uniforme que me entrega una de las agentes encubierto.

A las siete y treinta ya estoy vestida con el uniforme de dos piezas, un shorts dos dedos sobre la rodilla rojo, una cremallera ajustada blanca con letras rojas poner "Salvavidas". La coleta alta es por obligación, el silbato y unas sandalias cómodas. El reloj de muñeca aprueba de agua marca las ocho de la mañana, salgo del cuarto y me oriento hacia el vestíbulo principal.

APARIENCIAS AFRODISÍACAS ©Where stories live. Discover now