☥ ‣ Capítulo 49

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Sin rostro.

Elaine

Llevo insistiéndole durante todo el trayecto que me explique qué sucedió. Kayden no habla y está centrado en conducir a velocidad alta en plena zona urbana. Temo que esa llamada sea la próxima amenaza de la mafia. Ansiosa, empiezo a tronarme los dedos mientras vamos en ruta hasta la SAC. Decido no volver a preguntarle y mantener el inestable optimismo.

No obstante, el hueco de angustia se hace más grande. A las afueras de la SAC se encuentra una caravana de camionetas del FBI, la prensa está atascando la entrada y los agentes especiales indican espacio en la zona impidiéndoles el acceso. Veo furgones del servicio médico legal, lo que termina por desbordarme la preocupación. 

Kayden se estaciona, un hombre le recibe las llaves y me bajo rápido siguiéndolo.

—¡Señor Manson! —la masa de periodista se abalanza a él—. ¿Es cierto que contrajo convenios confidenciales con la SAC? ¡¿Cuál es la investigación secreta?! ¿Qué es lo que tanto esconden? ¿Se relacionan los ataques de Hidden's con la reciente conminación contra el agente Manson?

«¿Le pasó algo a Zaid?», la angustia me invade. Atravieso la masa de periodistas y camarógrafos que me ponen sus micrófonos y cámaras en plena cara. Bombardean preguntas, pero no soy capaz de escuchar ninguna debido al afán que tengo por entrar. Le enseño mi placa a los guardias y paso a la recepción de la primera torre perdiendo de vista a Kayden.

Observo los pasillos llenos de agentes especiales lamentándose, a grupos de forenses con overoles blancos y varios agentes del FBI. Deseo encontrar a Zaid entre ellos, pero no. Dejo atrás la recepción, abordo el elevador y tomo ruta hasta la oficina del agente Manson.

Intervinieron la iluminación del pasillo, los tubos fluorescentes parpadean y solamente entra un poco de luz natural de los ventanales. Hay forenses , agentes del FBI y SAC presentes. 

Es entonces, cuando reparo a mis compañeros; Erick sacude la cabeza con zozobra, Carla y Oscar están con el cabizbajo mientras que Sharon mira a Deborah. La subdirectora tiene alrededor de ella un grupo de agentes del FBI, intuyo que le hacen preguntas. Lourdes y Jason están con overoles blancos y cubren el cuerpo del hombre en la camilla.

El miedo pone a temblar mi barbilla y manos cuando me acerco a la camilla. La sangre escurre por los bordes debido a la mutilación total de sus extremidades. Descubro la manta blanca del rostro, pero este fue despellejado a mano fría. Desesperada busco rastros de tatuajes o alguna pista que sea el alivio de esta maldita presión en el pecho, sin embargo, la sangre es mucha.

—Tienes grabados en latín por el torso —comenta Lourdes—. Sospecho que lo asesinaron anoche o durante la madrugada.

—Hay que trasladarlo al laboratorio —le contesta Jason.

Me deshago en llanto «¡Lo perdí!», me repito mil veces. Hago el quite a Sharon y Carla cuando pretenden contenerme. Mis piernas se desestabilizan y me sostengo de la pared al sentir asfixia y mareos intensos. Mi corazón se detiene en una línea delgada de marca pasos... No puedo respirar, porque el hecho de haberlo perdido hace que... 

Alzo la mirada empañada hacia el fondo del pasillo. El abogado camina al lado del agente en uniforme didáctico, de inmediato suelto el suspiro de alivio cuando corro hacia los gemelos.

—¡Me asustaste! —estrecho a Zaid entre mis brazos—. Mi corazón se detuvo, creí que...

—Para el berrinche —me aparta apático—. Creíste mal.

Retrocedo y recaigo la vista en Kayden que decide no mirarme. Retoman su trayecto por el corredor. Ambos ignoran la nueva escena del crimen y a los agentes federales que pretenden hacerles interrogatorios sobre el cuerpo.

APARIENCIAS AFRODISÍACAS ©Where stories live. Discover now