☥ ‣ Capítulo 58

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Sentimientos encontrados.

Elaine

El olor a desinfectante causa ardor en mis fosas nasales, me remuevo somnolienta e intento abrir los ojos, pero siento los párpados pesados. Los destellos blancos en lo alto del techo me obligan a despertarme. De inmediato, siento punzadas en la cabeza y el impulso de llorar. 

Mixtos sentimientos comprimen mis costillas cuando me fijo en donde estoy. Las paredes blancas, la camilla dura y el olor a desinfectante. El ataque del crucero se recapitula en mi mente, gritos y llantos desconsoladores que engullen mi interior.

—¿Kayden? —entonces el pánico regresa—. ¿Zaid?

La puerta se abre y Charlie entra. Me levanto apenas, pero él vuelve a regresarme a la camilla. Le explico que debo salir cuanto antes. 

—¡Los gemelos! —expreso, asustada—. Yo vi que estaba reanimando...

—Tranquila —me apacigua y entrelaza mi mano—. Ellos están bien.

—¡Tuve una pesadilla horrible! —rompo a llorar—. Vi a los dos morir, estaban envueltos en llamas, Charlie... ¡Todo era mi culpa!  Yo no... no supe que hacer, ellos...

—Fue solo una pesadilla —seca mis lágrimas.

«No se sintió como si fuera una simple pesadilla...»

Los recuerdos son confusos y dolorosos. El color blanco abunda en la habitación y la intensa luz de los focos en el techo lastiman mi visión. Comienzo a hiperventilar cuando recuerdo a Sharon y el fatal accidente, el impacto me quiebra en llanto otra vez.

Charlie me ayuda a controlar la crisis de ansiedad y me da sus fraternales abrazos. Mi refugio contra el dolor y las tragedias serán sus abrazos. Me acobijo en su pecho. 

—Quiero verlos... —le pido—. Necesito asegurarme que están bien.

—Acabas de despertar —dice vacilante—. Has estado sedada durante horas, Elaine. Será mejor que esperes, el doctor dijo que... 

—¡Me importa una mierda que dijo el doctor! —espeto, rabiosa.

—¡No saldrás! —sube el tono de voz y se aparta—. Comienza a calmarte, acabas de despertar y por tu salud no tienes que alterarte.

—Necesito verlos —la voz se me rompe—. ¡Por favor, maldita sea! Solo quiero saber que están bien. La pesadilla se sintió tan real, Charlie. Te lo suplico...

Percibo su ademán de ceder a mi pedido, pero no contesta. Reconozco un perfume intenso y caro, es cuando el corazón se me acelera y palidezco. Charlie se aparta de la camilla, permitiendo que vea directo hacia la entrada.

—Hija mía... —solloza Celine.

Trae un conjunto formal verde oscuro y el pelo atado. Nuestras miradas idénticas, van a su reencuentro, que no es más que dolor y lágrimas. El golpe de realidad es tan devastador como escudriñar en el pasado. La miro, mientras las heridas internas se vuelven abrir.

Las fuertes punzadas en la cabeza se hacen intensas y siento como parten en dos mi pecho para sacarme el corazón y pisoteármelo. Un amargo sentir que me saca lágrimas silenciosas. Todo mi cuerpo se enfría cuando esa maldita se acerca a la camilla y me abraza. El impacto de volver a verla después de tantos años me deja paralizada.

Nunca sabes cuán doloroso es el pasado hasta que tienes a esa persona cara a cara.

—¡Te extrañe tanto! —se desborda en llanto, mientras me abraza—. Me arrancaría el alma solo para volver a tenerte conmigo como antes.

APARIENCIAS AFRODISÍACAS ©Where stories live. Discover now