☥ ‣ Capítulo 52

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Proyecto AΩ.

Elaine

La sed reseca mi garganta y me remuevo somnolienta en la cama. Despierto de golpe cuando toco un abdomen desnudo. No estoy en mi alcoba y tampoco dormí sola. Zaid yace dormido envuelto con las sábanas de la cintura para abajo. Reviso mi desnudez y ratifico la pasional noche, tengo chupetones por todos mis pechos y los glúteos calcados con sus manos.

Amanecí otra vez en brazos no correspondidos y el nudo de la culpa remueve mi pecho. 

Me levanto de la cama y recojo el vestido roto «¡Su mala costumbre de romper mi ropa!». Busco sus maletas y le robo una camisa que cubre hasta mitad de muslo, encontrar mi ropa interior es un peso menos, pero eso no hace que me sienta mejor. 

Miro por última vez al hombre dormido en la cama. Si tan sólo las cosas en nosotros no hubiesen empezado de esta manera, dañando a otros por una dosis de placer. Suprimo la necesidad de quedarme a su lado y dejo su alcoba. 

Ato mi cabello en un tomate simple, descalza entro al elevador y presiono el botón del sexto piso. Su rico aroma trasciende la prenda impregnándose en mi piel, estoy enamorada de ese olor que estimula mis hormonas y alborota mi pecho. Levanto un poco la camisa y aspiro el embelesador perfume masculino que...

—¿Señorita, se encuentra bien? —el elevador se abre y un hombre de edad avanzada repasa mi impresentable estado.

—Sí —respondo afable y lo sobrepaso.

«¡Mierda, la tarjeta!» Vuelvo al elevador, pero tarda demasiado por lo que bajo el resto de los pisos por las escaleras de emergencia. Llego a recepción y pido la tarjeta de mi alcoba a la recepcionista, que finge no hacer una mueca de disgusto por la escasa ropa que traigo.

—¡Rune! —escucho a Erick a mis espaldas. 

Con la vergüenza estampada en la cara, volteo para decirle los buenos días. Está recién duchado con el cabello rojizo peinado hacia atrás, camisa de cuadros y pantalones de lino verde oscuro «Luce como un atractivo nerds». Se saca los lentes de aumento y sacude la cabeza con disgusto.

—Te he dicho miles veces que no andes con los pies descalzos —me regaña—. Vas a resfriarte.

—Iba a ponerme las zapatillas justo ahora —recibo la tarjeta y voy hasta el elevador.

—Te dejé lo necesario en tu alcoba —se pone los lentes—, prepárate. Será en una hora.

Afirmo con la cabeza y Erick sonríe con picardía antes de irse por la recepción. 

Abordo el elevador, cruzo el pasillo del sexto piso y desbloqueo la cerradura. Lo primero que hago es asear mi cuerpo, pero el perfume del agente está impregnado. Salgo de la ducha y me unto crema hidratante y oculto los chupetones en el cuello con maquillaje. 

Elijo un pantalón de tiro alto color marrón, camiseta blanca y una gabán de matices crema. Ya después me desenredo el cabello y ajusto a mi hombro la mochila. Hoy tendremos uno de los preparativos más cruciales dentro de la investigación, ya que sabremos más sobre el reciente operativo Portland y los prisioneros que fueron invertidos quirúrgicamente.   

Bajo a la recepción y me encuentro a Lourdes. Su cambio de imagen es un corte con flequillo y cabello negro azulado. Salimos del hotel y los demás aguardan en la parada de trasportes. Erick confirma la señal y cada uno se sube a un taxi. Por seguridades del equipo las camionetas de la SAC no pueden recogernos, así que los agentes especiales de apoyo se encubrieron como choferes de taxis para no levantar sospechas. 

Hilton Garden queda atrás mientras la caravana de taxis toma diferentes rutas para evitar conexiones sospechosas. Voy junto a Lourdes, y agradezco irme con ella. No era buen momento para volver a toparme a Zaid después de semejante noche de sexo. 

APARIENCIAS AFRODISÍACAS ©Where stories live. Discover now