☥ ‣ Capítulo 33

218 16 0
                                    

Ardides.

Elaine

Agendé una cita al ginecólogo. Como es en la mañana, partiré desde aquí a la SAC. Gracias al buen cuidado y profesional, el implante está normal, las hormonas regularizadas y todos los detalles de la revisión parecen ir bien.

Salgo del consultorio y parto en la moto rumbo a la agencia. Tengo la cabeza ida en un abanico de dudas. Considerando que no he dormido bien estos días, dedicaré las primeras horas de la mañana en otra investigación.

Ayer expuse los análisis, también se confirmó el próximo operativo, por lo que la lista de trabajos se reduce un 5%. Dejo el casco asegurado y bajo de la moto.

—¡Mierda! —insulto, asustadiza cuando al voltear veo a Kayden atrás.

—¿Todo bien? —frota mis hombros con suavidad—. Estás pálida.

Tomo una bocanada de aire, desde esa discusión que no hablamos.

—Todo bien. ¿Qué quieres?

—Un buenos días estaría bien.

—¿Después de haberme dejado sola a mitad de la noche? —suelto y paso por su lado—. Tengo trabajo, hablamos después.

—Creí que querías estar sola —camina a mi lado—. Oye —atrapa mi mano y detenemos el paso—. Odio cuando estamos separados, mi vida. Por favor...

Apoya su frente en la mía.

—Arreglemos esto, ¿si?

—No lo sé...

—Sé como recompensarte —besa mi frente. Poco a poco empuja mi cuerpo contra el capo de un auto mientras el beso sube de nivel a medida que nos tocamos—. ¿Eso es un sí?

—Un tal vez —es inevitable decirle que no.

—No me convence... —murmura—. A ver bésame, quizás así puedas convencerme.

Hago el ademán de besar sus labios, pero me echo a correr. Carcajeo cuando veo a Kayden seguirme indignado. Me encierra en un auto y da pasos sigilosos hasta que me deslizo sobre el capo para continuar escapando.

—¡No soy policía, Elaine! —reclama. Se desliza por el capo, pero cae de porrazo contra el piso.

—Pudiste rodearlo —señalo con obviedad.

—Ah, qué bonito —se ofusca al levantarse—. Yo en el piso como imbécil y tú riéndote.

—No sería tu novia, si te levanto primero y luego me burlo porque te caíste.

—Terminamos.

Sacude su traje mientras se aleja. No pasan ni medio minuto y se gira más indignado.

—¿No vas a rogarme? —pregunta ofuscado.

—¿Volvamos?

—Volvamos —sonríe.

Me lanzo a sus brazos y rodeo su cuello para concretar un abrazo. Este tipo de momentos sustituye todo lo sucedido de anoche.

—Bésame —pide y lo hago—. Otro —besa mi boca—. Uno más...

Bajo de sus brazos. Luego de la mano, vamos hasta la entrada principal de la SAC. Agentes y funcionarios se pasean por el jardín y los pasillos interiores. Al cruzar la recepción mis pies se clavan en el suelo. Siento una presión pulsátil en mis costillas cuando reparo a dos abogados acercándose a nosotros.

Suelto su mano y miro a Kayden en busca de respuestas, pero sólo obtengo escarnio.

—Salúdalos , ¿Vale? —retrae aquel hombre que me hace sentir segura.

APARIENCIAS AFRODISÍACAS ©Where stories live. Discover now