☥ ‣ Capítulo 59

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Epístola de Santa Áurea.

Elaine

Diciembre 17, 2018. Hamburgo, Alemania.

El duelo se presenta de diferentes maneras, algunos estudios psicológicos identificaron cinco etapas de proceso: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Freud definió el duelo como "la reacción frente a la pérdida de una persona amada". Tantas teorías leídas durante mis años universitarios, que la experiencia fue el impacto más devastador de aprendizaje.

Al principio mis emociones estaban en colisión, el impacto había sido abrupto, e incluso me sentía disociada de la realidad. Luego mi interior se engulló de impotencia, deseaba cambiar las cosas porque negarme no bastaba. Finalmente me permití sentir el dolor y la tristeza fue el manantial en el que me desahogué, convirtiendo mis lágrimas en causes de resiliencia. 

La carroza fúnebre traslada el ataúd mientras los familiares y cercanos de Sharon Collins caminan detrás. Mi amiga será sepultada en el cementerio rural de Ohlsdorf. El cuarto más grande del mundo, donde fueron enterrados personas cruciales para la historia alemana. 

Con la mirada cubierta de lágrimas, observo el contraste del entorno. El cementerio tiene pasto verde, flores y arbusto. El ambiente soleado es acompañado por el canto de los pájaros, es difícil sentirse bien por estos detalles naturales cuando por dentro nos invade la zozobra.

La carroza se detiene en un sendero. Veo a Lorcan y otros tres hombres cargar el féretro, juntos lo trasladan hacia los toldos blancos mientras las demás personas vestida de negro se ubican alrededor. Tomo lugar bajo un precioso manzano y volteo cuando alguien me toca el hombro; Charlie permanece a mi lado dándome su incondicional apoyo.

Desde aquí puedo ver a los familiares de Sharon, mis compañeros se sentaron en las sillas ubicadas bajo los toldos, sin embargo, decidí mantener distancia. El sacerdote pasa a la tribuna y los presentes guardan silencio. El clérigo ora, luego se persigna e inicia el réquiem.

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar;  tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de buscar, y tiempo de perder;  tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz... 

El sacerdote continúa la misa para los difuntos mientras se escuchan llantos y lamentaciones a murmullos. El sentimiento de duelo se propaga, sin embargo, el cielo despejado está con un sol radiante. Pese a que la temporada de nevadas empezará en unos días en Hamburgo, este día en particular, el cielo recibe en gloria a la amorosa de Sharon. 

Mantengo el cabizbajo durante la misa. Desde un principio supe que nos disociaríamos al concluir funciones, pero nunca estuvo en mis planes encariñarme de esta forma.

Sharon era esa esencia extrovertida y carismática. Atraigo el recuerdo de cuando nos conocimos como compañeras en la SAC, también las pláticas pícaras en la cafetería, los bailes eufóricos y las borracheras en Paradise&Hell, la noche de mi cumpleaños y esa mañana en el crucero. Me encontraba tan perdida en mi mente, que sentir vida en su vientre fue indescriptible.

El sacerdote concluye la ceremonia y los familiares proceden a dejarle rosas mientras bajan el féretro. Escucho el llanto desconsolador de sus padres y no podría empatizar nunca con ellos, no quiero experimentar nunca el dolor de perder a un hijo.

APARIENCIAS AFRODISÍACAS ©Where stories live. Discover now