Sixteen

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NATASHA

Abro los ojos cuando me arrebatan a Hermione de los brazos, está duerme tan profundamente que no se da cuenta de nada, la sacuden como un saco de Papas, pero no despierta. Ámbar se levanta de la cama, junto con las demás. El maldito policía de siempre, la agarra del pelo, pero no se porque razón, ella no se percata. 


—Oiga machista de mierda—le grita Ámbar acercándose hasta el gigantón, la salvada de esa mujer, es que también es alta, al igual que Hermione—Suéltela, no tienen derecho de hacer tal cosa, le v...

—Vaya a su espuma mugrosa y no se meta en lo que no le importa—le amenaza pronunciando cada una de sus palabras lentamente. 

—Si no la suelta—se acerca Victoria, ella es una negra, robusta y gruesa—Le voy a demandar por esto y créame que sus días de policía de mierda, van a terminar en un maldito chasquido de dedos.

—De ustedes me encargo después pirujas—la alza llevándola junto con un grupo de policías que nos regalan una mirada de diversión, realmente son un asco. Todas en la celda se ven entre ellas. Conozco demasiado a Ámbar, puede maquinar mil cosas en su cabeza estando aún encerrada. 

—A mi nadie me reta—grita apretando los dientes. Se acerca hasta donde estoy y se pone de cuclillas observandome con una mirada casi diabólica—Por eso odio a los hombres, se creen un montón, tocan a las mujeres, las pisotean, las lastiman—se acerca hasta mi oído—Prefiero matarme, que permitir que un asqueroso pito me folle y que quede claro, aquí nadie las toca, a menos que sea yo—saca una caja debajo de la cama, tiene un teléfono pequeño escondido, lo enciende y empieza a teclear cosas en este—Esa mujer es mía, ¿Acaso no vieron que cosa mas hermosa?—el resto de las chicas intentan calmarla y yo empiezo en lo retorcida que es.

—Hagámoslo de una buena vez, ¿Qué estamos esperando?—Abigail saca una caja de fósforos. 

—No—me meto antes de que se les ocurra hacer una estupidez—La última vez que intentaron escapar, les fue muy mal. 

—Aparte de eso, vamos a ir por tu amiguita, no sea babosa y haga lo que decimos o le aseguro que se va a seguir pudriendo en este lugar dentro de 2 años más—me grita otra con furia. Esto no me gusta nada.

AYDAN

Leo atentamente el mensaje de la profesora de Madison, dice que no existe riesgo de que regrese al kínder, pero nunca faltan niños con resfriados o virus contagiosos. El cáncer de Madison juega con su salud, hay en casos que recibimos a pacientes, que se encuentran muy mal por un cáncer terminal, otros que no tienen un cáncer avanzado, por lo que existen más posibilidades de ayudarles, pero mi enana no, un día está bien, otro día pide morfina "Por Dios eso solo lo usan personas con enfermedades terminales" Me da miedo que se aleje mucho y que yo no esté cerca para ayudarle. 

Muerdo la punta del lapicero que tengo en mis labios, sin dejar de observar la computadora con los mensajes de la profesora. No me interesa abrir los 1995 mensajes que tengo pendientes, esto es más importante. Me siento estresado, ya no soporto este maldito dolor de cabeza que me ando. Golpeó suavemente el pie en el piso, pensando en si dejarla ir a clases presenciales o pedir una educadora personal para que venga a la casa. 

Ulises no deja de decirme que no puedo impedirle salir a jugar o aprender, pero la salud de Madison no es un juego, ya me pidió varias veces desde que salió del hospital que quiere ver a sus compañeros, aunque eso es mentira, lo que va a ser, es ver a ese mocoso que le habla cariñosito. Un día como mañana me toca ir a trabajar por lo que me sirve que ella vaya al jardín de niños, pero por Dios, no quiero alejarla de mi lado ni un solo segundo. Mis pensamientos quedan guindando cuando la puerta de mi oficina se abre.

Wabi Sabi [FI2]✔️Where stories live. Discover now