Twenty Five

30 2 0
                                    

UMA

Meto en mi boca un chicle nuevo y tiro el plástico en algún lugar de mi recamara que no me interesa en estos momentos votarlo en la basura, ni saber en donde cayó. Mi habitación está totalmente hecha un desastre, las luces apagadas y la única que medio ilumina el cuarto, es la que entra por la ventana en la que estoy viendo con aburrimiento.

En las paredes retumba mi música escandalosa. La puerta está cerrada con seguro y mi teléfono apagado para que nadie me joda. Puedo jurar que Collins pide a gritos que le baje el volumen a mi música, algo que no pienso hacer.

Pego el nuevo dibujo de calavera para agregar a mi colección en la pared, junto al logo de Pink Floyd que reposa a su lado y James Hetfield rey de la música metálica. Tengo miles de bandas de música Rock, no me gusta la música triste, mejor esa que hacen fluir la locura erótica con significados más interesantes, The Beatles o The Rolling Stones. Dejo de apreciar mi arte cuando una silueta negra llama mi atención.

Típicas gabardinas negras, cigarros y licor que lo acompañan siempre. Esta sentado en la banca que lleva hacia el parque de mi casa. A estás horas de la noche ya nadie sale. Kayleth vive a unas cuadras de aquí y odio con todo mi ser que se siente en mi banca favorita, pero como me dijo la última vez, todo el mundo puede venir a ese lugar por ser público.

El pelo largo y el fleco no me dejan apreciar bien su rostro. Solo los labios gruesos donde libera toda la nicotina. Ese idiota ama sus vicios más de lo que le gusta mentir y eso es lo que me encanta. Apago la música, tomo mi chaqueta negra, aunque este molesto con mi familia y conmigo porque esa mujer estaba allá metida, no me interesa, tomo el atrevimiento, brinco por mi ventana y me resbalo lentamente hasta tocar el suelo. Mis botas suenan entre las piedritas blancas que voy pateando mientras camino y cuando me acerco, lo tengo de espaldas.

Suspiro fuertemente, logrando que se vuelva un poco. Cuando me ve, me quedo helada, ¿Qué le paso? Tiene una mirada triste, algo que jamás en la vida había visto en él. Suele ser un grano en el culo, burlista e insoportable. Hace mala cara para después reposar su mirada donde estaba antes. Tiene una bota descansando en un tronco viejo y el trasero en mi ba...en la banca. El olor a licor entra por mis fosas nasales, no me importa su mala cara, yo solamente tomo asiento a su lado.

-¿Qué quieres?-llevo una mano a mi pecho fingiendo incredulidad.

-¿Ya no puedo sentarme?-sonrió grandemente-Mira asqueroso-lo halo de la barbilla obligándolo a que me vea-Su mal carácter conmigo no se lo va a desquitar-la risa de lado que desde hace rato estaba esperando a que apareciera, se hace presente dejándome satisfecha. Se inclina hacia delante, yo pongo la mano atrás para apoyarme, prácticamente se puso encima de mí pequeño cuerpo.

-Ahorita contigo es con la que menos quiero hablar, así que puede ir quitándose de aquí, asquerosa-arqueo una ceja. Él no deja de sonreír falsamente y yo le doy una socarrona.

-¿Me estás amenazando, asqueroso?-toco su labio inferior con mi pulgar y después empiezo a darle pequeños golpecitos al piercing-Mamá decía que los aretes en el labio de una mujer, representan a las putas-chupo mis labios, los tengo negros por el labial que uso y sé que le encanta-Y yo igual me lo puse porque me encanta retarla y llevarle la contraria-se pone serio. Me hala de la cadera y pega su nariz con la mía.

-Un arete, un tatuaje o la vestimenta de una persona a nadie le importa Walsh, no deje que la subestimen por eso.

-Usted habla como si yo fuera fácil de subestimar-baja la mirada a mis labios y se aleja hasta quedar bien sentado-¿Qué te pasa?-muevo un poco mi trasero con la intención de quedar a su lado, pero se corre. Tengo que admitir que me duele un poco su rechazo.

Wabi Sabi [FI2]✔️Where stories live. Discover now