Twenty Eigth

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Ocho años antes, 1994 en Colombia.

AYDAN

—Bermúdez Kerex, Gabriel Ariel—hablo por el parlante mientras espero en el consultorio. A los segundos ingresa una adolescente con un bebé en brazos, es un recién nacido con una semana de nacido y ella parece de unos diecinueve o dieciocho años de edad—Buenas tardes.

—Buenas tardes—toma asiento enfrente mío.

—Siéntese libre de preguntar lo que quiera, ¿Ok?—la animo, ya que es la primera cita del Bebé y la veo algo incomoda, ella sonríe en respuesta—¿Tiene el libro de vacunas de Gabriel?

—Si, aunque no se mucho...¿Cómo funciona esto?—lo saca del bolso donde parece traer todo lo del niño.

—Es un cuaderno donde llevas el control de las inyecciones de tu pequeño, también de los datos personales y algunos avances que va teniendo en sus primeros meses de crecimiento.

—¿Eso dice todo lo de Gabriel?—ve la pequeña libreta con extrañeza.

—Si, mira—le muestro lo que estoy leyendo—Nació el 22 de enero a las 9:20 de la mañana, con un peso de 2555 kilogramos y midió 40 cm, lo tuviste parto normal, ¿Cierto?—ella asiente prestando atención a lo que le digo—¿Cómo te ha ido en estás primeras semanas con tu bebé, todo normal?

—Creo que sí, aunque todavía no se le cae esa cosa que tiene en el ombligo

—En cualquier momento no te preocupes por eso—la observo cuando duda en hablar.

—...Y lo veo muy incómodo, tiene mucho hipo, casi no quiere comer y llora demasiado.

—Siempre que terminas de amamantar a tu pequeño, ¿Lo pones en tu pecho y le das leves golpecitos en la espalda?

—Eh...—hace una mueca.

—Bueno eso que tiene son cólicos y tienes que ayudarlo a votarlos, de otra manera no puedes darle más leche hasta que él vote eso—ella me ve como si fuera la novedad menos conocida que existe—Son eructos que vota por la boca o a veces se vomitan, es algo normal, solo intente estar cómoda para que él también lo este, ¿Ok?

—Si.

—¿Puedes acompañarme?—ella me sigue—Necesito que lo acuestes aquí—lo deja reposando en la camilla y Gabriel no tarda en llorar. No puedo evitar sonreír, típicos llantos tiernos de recién nacidos, hace unos pucheros mientras abre con dificultad los ojos. Es una miniatura, pelirrojo igual que la Mamá y ojos cafés. Tomo el estetoscopio para escuchar los latidos del bebé, después lo pongo de lado para oír los pulmones—Es un bebé muy sano—después reviso los oídos y aprovechando que abre para bostezar, le doy una chequeada en la diminuta boquita.

—¿Puedo escuchar yo también?

—Claro—le entrego el estetoscopio y ella se lo pone en el pecho—Interesante.

—Va a hacer un bebé imperactivo—le digo por la manera en la que me sigue con la mirada.

—Yo creo que es por los ojos—arrugo el ceño—Tus ojos—se explica—Le llama la atención el verde, le he estado poniendo atención—sonrió algo impresionado.

—Cuídalo mucho, los bebés requieren de mucha atención.

—¿Puedo preguntarte algo?—asiento mientras mido a Gabriel—¿Cuántos años tienes?

—Veintiuno, ¿Por qué?

—Es que te vez muy joven—me ve con curiosidad y después pasa la mirada en el pequeño.

Wabi Sabi [FI2]✔️Where stories live. Discover now