Thrity Two

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HERMIONE

JUEVES 3:00 P.M

Ya ha pasado una semana completa. Ni un día más ni menos. Día siete. Estábamos todos caminando en un incómodo silencio, donde sabes que nada está bien, que en cualquier momento todo puede empeorar o mejorar. Yo iba de primera, los demás atrás, de hecho, creo que muy atrás. Iba en silencio. Siempre hay algo o más bien, alguien en tu vida en el que piensas más de la cuenta, no sabes si de verdad se toma un maldito minuto de su tiempo para pensar en ti también y era en él.

Iba pensando también en la niña que traje al mundo, en medio de tanto dolor, cuando yo misma cagué todo y regresé trayéndome todo lo que le hice, que por cierto no me lo deja de recordar mi conciencia. ¿Qué hubiera pasado si me hubiera quedado con él? Tal vez ahora estuviéramos los tres felices, no nos sentiríamos tan incómodos cuando estamos solos o cerca. Madison habría sido una niña muy feliz. Me he callado mucho esa voz interior que te lo menciona a diario, pero que ignoras hasta en tu propia mente para no pensar en eso, simplemente lo tienes muy cavado para que no atormente.

Todavía siento algo extraño cuando pienso en lo que teníamos Aydan y yo, no sé cómo describirlo, ahora lo veo, y sé que lo nuestro se rompió hace muchos años. Hasta las palabras de Laura se me vienen a la cabeza y me convenzo de que fue un error haberme topado con él, porque, no me refiero a Madison, es por lo mucho que lo he marcado hasta el día de hoy.

Yo por mi parte, no puedo olvidar cada cosa que hice, sé que Aydan tal vez tampoco, menos cuando me ve todos los días en su casa, debe de ser horrible, un asqueroso tormento. Todos van atrás, yo ando medio perdida en mi propio mundo mientras pateo piedras con la punta de mi zapato.

Pienso miles de cosas, todas tienen que ver con las mismas personas, Aydan y Madison. Levanto la mirada porque siento dolor en mi cuello por estar viendo hacia el suelo. Cuando observo lo que tengo en frente me paralizo. Mi visión se borra un poco y vuelve aclararse, mis zapatos se quedaron pegados en el piso como si este tuviera goma o una cinta pegajosa. Mis ojos se humedecen y las esperanzas me alcanzan cuando veo a una niña que no conozco jugando con una cubeta pequeña llena de tierra.

Deseo gritar para llamarlos a todos, pero no quiero que la niña de aproximadamente unos 7 o 8 años se asuste por mi culpa. Retrocedo lentamente y me devuelvo rápidamente cuando la niña se distrae.

—Aydan—las lágrimas me llenan los ojos en cuestión de segundos. Él me ve alarmado y empieza a ver hacia todos lados—Vi una casita de madera por allá y una niña que no conocemos jugando con tierra—él pela los ojos como platos, todos empiezan a seguirme cuando me apresuro a caminar hasta allí.

—Tu quédate, quédate Mariposita...—ella está de espalda y parece que canta una canción mientras con una cuchara vieja de plástico empieza a echar nuevamente la tierra en el suelo. Tiene una bata que apenas la cubre con miles de huecos y algo mugrosa, además de unos shorts que le quedan algo grandes, por cierto, una cola se encarga de sostener su ropita, ya que ella es muy flaca. Tiene el pelo sucio y es de cabello pelirrojo.

—Hola—susurro. Siento la presencia de los demás donde se van acercando. La niña ahoga un grito y empieza alejarse de mí. Aydan se posiciona a mi lado y la observa con curiosidad, luego me ve a mí y le hago un ademan con la mirada para que me ayude.

—Hola pequeña—interrumpe un policía mientras indica algo por los intercomunicadores.

—Mami ¿Quién es ella?—Gael la señala con el dedo y ella se echa a llorar. Me pongo de cuclillas y le indico con un leve gesto al bebé de Ulises que se aleje un poquito.

—Hola pequeña, no vamos a hacerte daño—hablo suavemente, ella detiene un poco su llanto, pero sigue sollozando—Vinimos a buscar a una niña, no somos personas malas, ¿Entiendes?

Wabi Sabi [FI2]✔️Where stories live. Discover now