Twenty Four

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HERMIONE

Lo primero que hago al despertarme, es estirarme en el sillón. Aunque me arrepiento al sentir mi cuerpo reaccionando por mi movimiento tan brusco, había olvidado el brazo que tengo enyesado, más todos los golpes que lucho por no ver. Lo más bonito es saber que hoy no desperté en un lugar de esos y lo agradezco bastante, me siento cómoda, con una cobija decente que me cubre, además de lo caliente que es la casa y lo cómodo que es el sofá grande en el que estoy.

El sol apenas y se asoma, ya que las cortinas están cerradas, cuando me incorporo, se escucha silencio en la casa, no veo a nadie. Siento que la cabeza me va a explotar, cualquiera piensa que tengo una resaca y no sé por qué.

Con mi mano acaricio mi brazo, no creo que pueda caminar de aquí al baño. Es como una debilidad que me tiene atontada. No quiero ni siquiera verme en un espejo.

No es mucho lo que duro sola, porque la puerta principal se abre y entra Aydan quitándose los lentes de sol. Anda un llaqué negro, pantalón blanco con una camiseta del mismo color y unas letras doradas en inglés que decoran la camisa. Tiene unas botas cafés que le dan un estilo tipo aesthetic, sin olvidar que anda el cabello hasta más cuidado que el mío. Dirige su mirada hasta mi persona y me ve con una ceja enarcada.

—Te ves horrible.

—Gracias—susurro con un kilo de anemia. Halo un pedacito de hilo que tiene el cojín, quiero levantarme, pero no tengo energía. Aydan deja cosas en la mesa mientras yo solo lo escucho haciendo algo, pero no tengo ni idea de que, ya que estoy acostada en el sillón. Me abrigo más porque siento que el frío me va a matar.

Paso un rato así, no sé cuánto tiempo, solo sé que las siguientes horas trascurren relajadas, paso dormida y cuando despierto solo me siento terrible por lo que busco otra manera de volver a dormirme. Soy consciente que tengo que irme a casa, pero la verdad solo me acurruco disfrutando del silencio.

Cuando despierto, veo que el sol todavía se hace presente, por lo que, puede que no allá dormido tanto, pero sienta que, si lo hice durante horas, que asco.

Mi intención es acomodarme hacia el otro lado para seguir durmiendo, pero una voz conocida me interrumpe.

—¿Todavía tiene sueño?—se aparece Aydan observándome con extrañeza. No le contesto solo hago lo que mi cuerpo pide y cierro los ojos. Escucho silencio por unos segundos y después su mano tocando mi frente.

—Estoy bien—empiezo a tartamudear por el mismo frío, pero eso ahorita no me importa, solo quiero dormir como una osa perezosa.

—Lo dudo—su loción entra por mis fosas nasales, me encanta como huele, pero con el dolor de cabeza que ando, solo logro marearme. Aydan pone la mano en mi cuello y presiona sacándome un quejido de dolor, no sé por qué hace eso—¿Por qué no va al hospital?—me interroga con la mirada—Tienes fiebre y el maquillaje no la tapa más de 48 horas—sé que con eso se refiere a los golpes y moretes que tengo en la cara.

—No quiero ir a un hospital—niego lentamente—Ahorita se me pasa.

—Y yo no quiero a nadie muriéndose en mi casa, ya es suficiente todo lo que veo en un hospital—pongo los ojos en blanco, que insoportable por Dios.

—Cállate ¿Si?—me topo con los ojos verdes que me observan con detenimiento—¿Mi hermana sabe qué estoy aquí?—niega.

—¿Quieres llamarla?—me acurruco más en las sábanas, tratando de que sepa que no quiero que lo haga, pero como no queda satisfecho y literalmente me dedica una mirada mortífera, decido responder.

Wabi Sabi [FI2]✔️Where stories live. Discover now