#17 Sí, "suertuda"

12.1K 735 21
                                    

Mi parada para "tomar aire fresco con urgencia", fue el centro comercial.
No me malinterpreten, odiaba realmente las compras cuando estaba acompañada.
Pero, no estaba acompañada ahora, ¿No?

Caminé vagamente frente a las tiendas con ropa tan pegada que sin duda parecería un paquete de pañales, tan prensada y apretujada.
Claro está, no tengo nada en contra de las personas que utilizan ese tipo de ropa, pero mis gustos personales varían más en la ropa cinco veces más grande que mi talla.

Así que sin duda alguna me dirigí a la sección que me apetecía, urgando entre el mar de prendas.

Poco después de derrochar el dinero, duda alguna, el camino a la puerta fue extremadamente tedioso pues, las bolsas apenas me dejaban paso para caminar, y debía arrastrarlas por todo el centro comercial.

No diría que fue "mala suerte".
Chocarme con dos chicos salidos de una novela erótica no era "mala suerte", según mis criterios.
Aunque, las bolsas y la ropa regada por todo el suelo si que fue un grano en el escroto.

—Lo lamento, no veo por donde voy...

—No te preocupes, amor, no pasa nada —ciertamente su vocabulario hacia un desconocido era intrigante.

—De acuerdo... —procedí a acomodar toda la ropa en su respectiva bolsa, dispuesta a irme rápidamente de aquella situación ahora algo incómoda.
Aunque quería tomar cierta iniciativa. —Megan —sonreí en su dirección, queriendo verme un poco más amigable.

—Chris, y él es Charlie —extendió su mano al otro chico, que no dudó ni un segundo en tomarla y posicionarse a su lado. —Es un placer, Megan.

—Igualmente, Chris, Charlie —respondí, tomando la última bolsa y acomodándola en mi brazo.

Tenía el leve presentimiento de que había algo más que querían decir, y que yo ya sabía.
Aunque no costaba mucho darse cuenta de eso.

—Creo que no hace falta que te lo digamos, ¿No?

—En lo absoluto.

—¿Y eso... Te molesta?

—¿Porqué lo haría?

—Mucha gente nos desprecia gracias a eso —su silencio luego de esa frase me dejó saber que no era una broma.

—¿Aún existe gente así? Eso es ser ignorante —admití suspirando. —Bueno es algo... Fuera de lugar que me digan esto recién me conocen, ¿puedo preguntar si es por alguna razón en específico?.

—Hemos tenido malas experiencias —contestó con rapidez. —En las cuales se han enterado luego y... Bueno —bufó. —No tenemos que decir que los insultos no faltaron.

Escuché con atención, dándome cuenta de que el mundo seguía siendo bastante ambiguo respecto a esos temas.

—En fin —habló por fin Charlie. —Entonces... ¿Gustas... Eh, pasar un rato por aquí? Son raras las veces en las que nos encontramos con personas como tú.

—De acuerdo —acepté su cumplido con una sonrisa ladeada, mientras era guiada a las tiendas que anteriormente ya había visitado, esta vez siendo jurado mientras ellos me preguntaban qué ropa les quedaba mejor.

Ciertamente, el tiempo pasó volando.
Lo que había parecido una media hora se convirtieron en dos en un abrir y cerrar de ojos.

Ah, pero no veas en el instituto, joder.

—Hablando aquí entre nosotros, y si no te molesta, ¿En que instinto estudias? —la voz curiosa de Chris me dijo al oído que no pararía hasta que le dijera lo que quería.

—Es una pregunta un... Tanto repentina.

—Bueno, amor, es que no veo que lleves ningún vestido de fiesta.

—¿Porque lo llevaría? —voltee a verlo con notable confusión, esperando ansiosa una respuesta.

—Mira, solo hay puros adolescentes aquí —señaló los alrededores con disimulo. —Y es porque pronto, el instituto Rivey Valley, más específicamente, la fraternidad A. P. O —soltó un suspiro de notable emoción. —Hará una fiesta este sábado, todo el mundo está emocionado por ello.

Los miraba como si eso fuera un chiste.
Porque, ¿Como es que yo, una A. P. O, no tenía ni la puta idea de que habría una fiesta en mí propia casa este sábado?

—¿El... El sábado? No jodas.

—No es jodiendo, amor, ¡Esas son las mejores fiestas del año! Más aún si es hecha por esos malditos dioses griegos —añadió Charlie con una sonrisa ladeada.

—Uff, sí, dioses griegos por sobre su egocentrismo —corté soltando un bufido, caminando rápidamente a la salida con ellos detrás.

—Algo me dice que tienes algo más que decirnos, amor —los hombres se quejan mucho de que las mujeres tenemos un instinto para el chisme muy bueno, pero ellos aveces son peor. —Creo que disimular no se te da muy bien —añadió soltando risas burlonas ante mi inexperiencia.

—Nada fuera de lo común, eso te lo puedo asegurar.

—Aun así queremos saber —insistió.
Nuevamente, sabía que no pararía hasta que se lo dijera.
Es algo que cualquier persona puede notar de Chris aunque apenas lo conozcas, como en mi caso.

—Aunque creo que ya lo sé —Charlie intervino en la conservación. —Chris, ¿no te había dicho hace unos días que A. P. O había acogido a una chica en su fraternidad? La habían descrito como una chica de cabello rojizo, carácter de mierda y bastante sarcástica.

Chris dirigió su mirada a mí, entrecerrando los ojos como si me analizara.

—Esas descripciones encajan muy bien contigo —respondió con lentitud.

—Sorpresa, no soy la única con esas cualidades —rodé los ojos con algo de molestia. —Apenas me conocen.

—Bien, ponme a mí de ejemplo —se señaló. —Sin pena me dijiste que era impaciente, algo irritante y luego soltaste un "No dije nada que no fuera cierto" —levantó su ceja. —Y tú tampoco me conoces, amor.

Entonces ahí entendí que era la misma situación, a la inversa.
Chasquee la lengua con irritación y miré a otro lado.

—¿Y para que les digo que no, si sí? —solté, dándome por vencida en esta eterna discusión.

—¿Y porque lo dices así? ¡Si yo fuera tu se lo gritaría al mundo con todas las ganas! —chilló. —Eres realmente suertuda.

—Lástima que el mundo es una mierda y mis ganas también —suspiré dramáticamente, abriendo la puerta de la salida con un Charlie riendo entredientes. —Sí, "suertuda"...

—Si para ti no es suerte vivir rodeada de chicos super guapos, aventura, cerveza y fiesta, entonces no sabes el verdadero significado de la vida.

—Para mí, una buena vida es vivir hasta los 60, leer una biblioteca y ver Twitter —respondí con simpleza.

—En fin, cambiando de tema drásticamente, por favor dime que irás a esa fiesta —su pregunta sonó más a una súplica que una interrogante, lo que me causó cierta ternura.

—Supongo que sí, después de todo, es mi casa, ¿No? —ni siquiera pude terminar bien la frase, cuando ya estaba siendo arrastrada a comprar un pegadizo vestido para esa jodida fiesta.

A la cual tristemente no tenía más remedio que presentarme.

¡Una Pelirroja, 8 Chicos! ✓ Where stories live. Discover now