#53 Visita indeseada

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—Yo abro —contesté, caminando a la puerta un poco curiosa y tensa sobre quien podría ser a esta hora.
Y hubiera preferido una y mil veces quedarme con esa duda.

Ambas nos quedamos en total silencio, suponía que esperando a que dijéramos una sola palabra con alguna cursilería en ella.
Lo cual no iba a pasar bajo ningún concepto.

—Madre —comencé. —Me sorprende que estés aquí, ¿Qué necesitas?.

—Me ofendes, ¿No puedo venir a visitar a mi hija y felicitarla porque pasará de curso? —su voz era extrañamente melosa, tratando de acercarse a mí lo más lenta y cuidadosamente posible.

—No, no tú —corté, apretando la puerta con tanta fuerza que mis uñas quedaron clavadas en la misma. —Solo dime que quieres.

Se detuvo, quedando a centímetros de mi rostro.

—Me gustaría ver el lugar donde vives —admitió, echándome a un lado y pasando silenciosamente. —Vaya mansión, y yo viviendo en una pocilga —murmuró, mientras yo cerraba la puerta con todas las ganas de arrancarla de su sitio.

—Vaya, que mal —espeté fríamente, caminando hacia la sala para avisarles a todos que teníamos una visita indeseada.

—¿Visita indeseada? ¿Quién podría ser de las tantas personas que se me vienen a la mente? —preguntó la rubia con burla, saliendo al recibidor y encontrándose con mi progenitora.

Alizze Pov's

Me detuve en seco al ver una copia de Megan, pero más anciana.
Era una mujer esbelta, de largos cabellos rojizos oscuros y su intensa mirada azul.
Sin duda alguna era su madre, pero me alarme cuando me di cuenta de que ella la consideraba una visita indeseada.

—Oh, tú debes ser la tal Alizze C, esperaba un poco más —la señora me miró de arriba a abajo, como si estuviera analizando mi cuerpo.

—Mamá, ya basta —murmuró la contraria, alejándome de la mujer de un tirón. —Ya te lo dije, dime que quieres y lárgate.

En sus ojos se veía lo enojada que estaba, y en su agarre se veía la tensión que estaban acumulando sus músculos en ese momento.
Ninguna de las dos era buena, pues aún con la herida reciente, lo menos que necesitaba ahora eran las emociones desbordantes.

—Señora, creo que será mejor que se vaya —sostuve a la chica, diciéndole con la mirada que debía tranquilizarse. —Ella no se encuentra en condiciones para estresarse.

—Mira, realmente aprecio que te preocupes por ella, pero, esta es una situación familiar —me detuve y la observé de reojo, con el ceño levemente fruncido.

—Haré esto rápido, no te preocupes —la pelirroja procedió a sonreírme, y llevarse a su madre a una pequeña sala de estar para un poco más de privacidad.

Me gustaría decir que sabía porque la notable tensión entre ambas, pero no podía, ya que Megan no hablaba demasiado de su familia.
Realmente, no hablaba en lo absoluto de ella, por lo que era difícil adivinar porque tanto rencor acumulado.

—Chicos, chicos —susurré con algo de histeria. —La madre de Megan está aquí, y no parece que se lleven muy bien.

—¿La madre de Megan? ¿Enserio? —inquirió Keegan con notable interés.

—Por favor, estén listos para llamar a una ambulancia si hace falta...

Megan Pov's

—Ya estamos solas, ahora puedes decirme el verdadero motivo tras tu desesperante visita —gruñí, pero respiré profundo tratando de calmarme.

¡Una Pelirroja, 8 Chicos! ✓ Where stories live. Discover now