#61 Semi-desnudos

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Hubiera querido decir que el vuelo no era de 17 horas aproximadamente, pero sí, sí que lo era, y era un verdadero fastidio.

—Bueno, al menos los asientos son cómodos —admitió Nick, rompiendo el incómodo silencio que había entre los tres.

De mi parte, era tratando de pensar en otra cosa que no fuera todo lo sucedido en las últimas horas.
De parte de Alizze seguramennte era alguna situación, la cual sinceramente no iba a ponerme a adivinar.
Y Nick, bueno, es Nick.

—Diablos... ¿Por qué no me estoy emborrachando? —murmuró Alizze, poniendose de pie y caminando hacia una estantería llena de licor. —Hicimos este descabellado viaje para pasarla bien, y eso es justo lo que haré —rompió el cristal con uno de sus zapatos, y sacó una botella.

—Vaya genia —bufó Nick, sosteniendo una llave que colgaba de un hilo pegado a la estantería, señalando que no había ninguna necesidad de que hubiera roto el cristal.

—Alizze, dime que este avión no es de tu famila —supliqué, acercandome a la estantería notando la sorprendente cantidad de licores que allí había.

—Nah, es de un amigo íntimo, su padre es piloto y se ofreció a llevarnos hasta allí —se enogió de hombros con simpleza, sentandose en una de las butacas mientras bebía.

—Casual —rió Nick, tomando otra y sentandose al lado de la rubia. —¿No vas a beber? —preguntó dirigiendose a mi persona.

—No sé si sea una buena idea —respondí lentamente, mirando las botellas de reojo. —¿Y como que "amigo íntimo"? —inquirí mirando a la rubia, que se sonrojó con levedad y volteo la cabeza a otro lado.

Oh, ese amigo íntimo.

—No me jodas —añadió Nick con sorpresa, mirando a la rubia con los ojos bien abiertos. —¿Ese tipo de amigo íntimo? —preguntó con curiosidad, acercandose más de lo que la chica le permitía.

—No voy a hablar de eso —bufó, lanzandose otro largo trago.

—Eso es algo... turbio —admití, tomando la botella de un jalón y sentandome frente a ellos, sintiendo celos de aquel misterioso chico. —¿Es tan bueno como imagino para que te sonrojes de esa manera?

La chica me lanzó una mirada de reproche, con su rostro aun más rojo y su ceño aun más fruncido.

—¡Ya dejen de preguntarme sobre eso! —chilló con molestia, cubriendose el rostro con un cojín para ocultar su sonrojo. —Además, es raro...

—Es curiosidad —se disculpó O'Brien, dándose otro sorbo de la misma. —Además, ¿como es posible que tu supuesta y tan estricta familia te permita algo como eso? —inquirió con dudas.

—Quizás por que es con una persona que ellos jamás imaginarían —presumió, ya notandose algo ebria, ya que Alizze era algo floja con la bebida puesto que en su familia nunca la dejaron salir a embriagarse.

Varios tragos demás después, habíamos estado casi desnudos bailando por todo el avión, gritando la canción que Alizze había puesto en su teléfono a todo pulmón.
Quisiera decir nuevamente que casi habíamos tenido un trío entre los tres, pero la chispa de cordura que nos quedaba nos había detenido en el momento justo.

Y por eso estabamos semi-desnudos.
Y por eso habían pasado casi las 17 horas de viaje hacia Australia, porque nos embriagamos demás y dormimos la mayoría del viaje.
Vaya mierda.

—Demonios... —susurré, poniendome de pie con lentitud aún sintiendo que el mundo me daba vueltas. —Me duele la cabeza... —añadí, sosteniendome de una pared, bajando la cabeza para así poder amortiguar el dolor. —¿Por qué carajos estoy casi desnuda? —pregunté con el ceño fruncido.

—Digamos que la noche de ayer fue agitada —suspiró la rubia, acercandose a mí con mi ropa, una taza de café y una advil. —Ten, no es lo mejor pero ayudará —me extendió el café junto a la pastilla, y la miré con incredulidad. —¿Prefieres quedarte con ese dolor?

Bufé, tomando ambas cosas y bebiendolas, sintiendo un ardor increíble en la garganta cuando el café me bajó.

—Carajo —jadee, sacudiendo la cabeza como si de un trago de tequila se hubiera tratado. —¿Dónde está Nick? —pregunté mientras me vestía con lentitud.

—Bah, vaciando todo lo que se tomó anoche —rodó los ojos con irritación, caminando hacia uno de los asientos. —Llegaremos en unos minutos —añadió, echandose el líquido marrón en un vaso de plástico.

Procedí a caminar lentamente hacia el baño, notando el asqueroso olor a vómito que inundaba el mismo, y cagándome en Nick una y mil veces por haberlo provocado.

—Que puto asco —bufé, notando como el chico se estaba dando una ducha.
Me senté en el inodoro cerrando los ojos, queriendo dormir aunque sea unas cuatro horas más para ver si así desaparecía mágicamente la resaca.

—¿No podías esperar a que saliera? —bufó el susodicho, mientras escuchaba sus bufidos sobre el sonido de la ducha.

—La puerta estaba abierta, y me estaba meando —espeté con sequedad. —El baño tampoco tiene tu nombre, idiota —terminé de hacer mis necesidades con rapidez, lavandome los dientes de paso y saliendo con rapidez de allí.

Me relajó un poco poder ver el ya pasado amanecer, las nubes teñidas de amarillo podía relajar a cualquiera.
Pero me entusiasmó el ver a Australia desde las alturas, un destino paradisíaco y casi lascivo para mí, una lectora empedernida que se dedicaba a criticar las escenas +18 (aunque las disfrutaba en exceso).

—¡Australia por fin! —chilló la rubia con entusiasmo, poniendose unos lentes de sol que se veía costaban más que mis dos riñones juntos. —Necesito aire fresco —se sentó muy relajadamente, mientras yo me preguntaba como podía ser tan relajada.

—Pensé que dirías "broncearme" —comenté, poniendome una pamela para no derretirme con el sol salvaje de esta hora.
Tenía que decirlo, Alizze a veces daba unas vibes muy Estela de las Winx.

—¿Broncearme? ¿Y dañar mi maravillosa y tersa piel? ¿Estás loca? —atacó. —La gente es tan idiota para pensar que broncearse les otorga un brillo saludable, pero solo se exponen a los dañinos rayos y aumentando su riesgo de problemas de salud como la melanona y otros tipos de cáncer de la piel —me sorprendió su detallada explicación. —Se nace con el brillo.

—Vaya engreída —susurró Nick tallandose los ojos. —¿Falta mucho? —bostezó, aunque se quedó callado cuando cayó de cara debido a las turbulencias.

—Karma instantáneo —bufó Alizze. —Ahora llegamos —sonrió ampliamente, caminando hacia la puerta de salida. —¡Aire australiano! —caminó rápidamente, dejandonos a mí y a Nick atrás.

—En serio... ¿Cómo puede ser tan positiva? —bostecé, caminando a la salida detrás de Nick con lentitud.

—También quisiera saberlo —susurró el chico.

¡Una Pelirroja, 8 Chicos! ✓ Where stories live. Discover now