#60 Una traidora

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Mentira, definitivamente no había nacido lista para esto, no estaba lista para ser perseguida por chicos dementes que querían encerrarme en mi cuarto por meses.

—¡Malditos animales! —chilló O'Brien, corriendo tan rápido que incluso nos rebasaba a nosotras dos.

—¡Fuiste tú el que pidió venir! —gritó irritada Alizze, acelerando el paso y jaloneandome del brazo para que yo también lo hiciera. —¡Cállate y aguanta!

Yo por mi parte, me concentraba en correr y no tropezarme con alguna inoportuna y típica piedra en el camino, mientras de a veces volteaba a ver a la manada de simios que nos perseguía como si no hubiera un jodido mañana.

—¡Vamos a Kappa, Lia puede ayudarnos! —grité, y me extrañó ver el ceño de Alizze fruncirse más de lo normal.
Pero no tenía tiempo para indagar en eso ahora.

—Por Dios, no —suplicó Nick negando continuamente. —Esa hermandar da miedo —rodé los ojos y corrí a toda velocidad a ese sitio infernal al que llamaban "Hermandad Kappa".
Si no mal recordaba, las habitaciones se encontraban en el segundo piso, y la de Lia era la última en el pasillo de la derecha.
"Mi ventana tiene unas cortinas amarillo pollito".

Vaya elección de colores.

—Es ahí —susurré, ya que habíamos logrado perder a los chicos, pero sabíamos que no tardarían en empezar a buscarnos en los alrededores. —Nick, ayudame a subir a mi y a Alizze, luego tr ayudaremos a subir a ti si es posible

—¿Cómo que "si es posible"? Como me dejen aquí y esos tipos me vean, me matan —se quejó, pegandose a mí para que no lo mandara a hacer tal tarea suicida.

—Tú quisiste venir, así que cierra la boca y coopera —el se quejó un poco más, pero acató mis órdenes al escuchar la voz de Cameron diciendo que revisaran en Kappa.

Con algo de suerte, Lia estaría despierta a esta hora, ya que apenas eran las 9.
Sí, con todo lo que había sucedido, apenas eran las 9 de la noche.

Toqué la ventana de la chica con desesperación, escuchando quejidos adormilados del otro lado de la misma.

—Lia, soy yo, Megan, ábreme por favor —murmuré con histeria, tocando desenfrenadas veces.
No tardó en abrirse la ventana, y darme un fuerte jalón haciendome entrar a su habitación. —¿Alizze puede subir? —ni siquiera la dejé responder, cuando había arrastrado a la rubia por la ventana hacia adentro.

Fue ahí cuando noté la tensión que había entre las dos, una de la cual al parecer no me había dado cuenta hasta ahora.
Aunque Lia trataba de disimularlo mientras ayudaba a subir a Nick.

—Ah, joder —se quejó el chico. —Meg, no quiero cuestionar tu increíble liderazgo, ¿pero qué se supone que hacemos aquí? —silencié a Nick con la mirada, notando como aquellas dos se dirigían miradas de pura tensión.

—¿Hay algo que deba saber, chicas? —pregunté lentamente, notando como Lia se erizaba y Alizze apretaba los puños. —¿Alizze?
Se quedó en silencio por algunos minutos, pero finalmente, habló.

—Quizás Lia es una espía enviada por mi familia para saber todo lo que hacemos

Silencio.
Un profundo, incómodo y tenso silencio.

—¿Qué...? —miré a Lia con lentitud, esperando que por alguna razón, la suposición de Alizze fuera una vil mentira.
Pero supe que no lo era en cuanto Lia miró a otro lado, tratando de evadir el tema. —Tomaré eso como un sí —susurré, apretando los puños con lentitud.

—Megan... lo siento, yo... No tenía más opción —murmuró, esta vez mirándome con un rostro de súplica en todo su esplendor.

—Ahora entiendo todo... —gruñí, mirando la pulsera que Lia me dio alguna vez. —Ahora entiendo como es que sabías tanto de mí, perra mal nacida —arranqué dicha pulsera sin piedad, lanzandola por la habitación. —Ahorra entiendo por qué estabas tan desesperada cuando no supiste de mí en Francia —añadí, alejandome de ella.

—Espera, por favor, déjame explicartelo —se acercó hacia mi suplicante, mientras yo cada vez me alejaba aún más. —Lo hice por mi familia, mi padre corría peligro —sus ojos empezaron a cristalizarse. —Fue el que pilotó tu avión cuando fuiste a Francia...

Me quedé en silencio mientras la observaba, entendiendo y a la vez no ese sentimiento pues, jamás había tenido que elegir entre mis parientes y otra persona.
Pero, aún así, quería enojarme con ella, quería gritarle miles de cosas de las cuales me arrepentiría seguramente.

—Vámonos —caminé hacia la ventana, revisando que no hubieran moros en la costa. Salté sin siquiera pensarlo, empezando a caminar hacia la carretera en silencio.
Sabía que Alizze me seguía, y Nick lo hacía por que no le quedaba más remedio.

—Pediré un Uber para ir al aeropuerto —anunció Alizze, recibiendo solo un simple asentimiento de mi parte, mientras yo sacaba de mi mochila unas pastillas para el asqueroso dolor de cabeza que tenía en ese momento.
Gracias al cielo, al parecer los chicos se habían rendido en su búsqueda desesperada.

—Y puedo preguntar... ¿A dónde iremos? —inquirió el chico, acercandose a Alizze para ver lo que tecleaba en su teléfono.

—¿A dónde quieres ir? —preguntó Alizze, haciendo que me detuviera y volteara a verla.

—A otro país si es posible —espeté, soltando un largo suspiro. —Cualquier lugar que no sea frío —añadí, sentandome en la acera a esperar nuestro Uber.

—¿Qué te parece... Australia? —comentó mientras tecleaba en su teléfono con rapidez. —añadió. —Una airbnb me parecería increíble —sonrió, mientras yo pensaba en las posibilidades. —¿Qué te parece Iluka Blue? Es una de las primeras casas en ser reconstruidas después de los incendios forestales de Navidad 2015. Ubicada en lo alto de la avenida Iluka, la casa disfruta de vistas espectaculares de la playa de Separation Creek, el océano del estrecho de Bass y la Great Ocean Road, así como vistas hacia Wye River y Sturt Point.

Estaba a punto de decírle que sí, a punto.

—Pero... ¿No es demasiado lejos? ¿Y tu familia? —suspiré. —Creo que lo mejor sería algo cerca de Francia...

—No, a la mierda mi familia —bufó. —Esta fue tú idea, ahora te aguantas y vienes conmigo —me levantó a rastras del suelo, y caminó hacia el Uber que sorpresivamente ya había llegado. —Te detesto, pero tristemente no puedo dejarte aquí —gruñó hacia O'Brien, que tenía los ojos brillantes debido a la noticia.

Para mi sorpresa, Alizze y Nick tenían una charla mezclada con discusión que me mantuvo entretenida de camino al aeropuerto.

—Oye Alizze, ¿cuándo empezaste a sospechar que Lia era una espía? —pregutó Nick, haciendo que lo mirara con el ceño fruncido. —No me malinterpreten —añadió con rapidez mientras agitaba sus manos avergonzado.

—Huh... —la rubia soltó un suspiro de pesar. —Según todo lo que Megan me había contado sobre ella, era raro que supiera tanto de la susodicha cuando apenas se "conocían", entonces empecé a investigar, y descubrí que su padre había sido el piloto en su vuelo a Francia —asintió. —Ese hombre ha trabajado para la familia algunos años, y casi siempre esos tipos de puestos se heredan, así que fue relativamente sencillo darse cuenta —añadió.

—Realmente jamás lo hubiera imaginado... —suspiré, recostandome de la ventanilla.

—Y menos mal, fue entrenada para eso —la rubia puso su mano sobre mi hombro, y me extendió una sonrisa gratificante. —Eso ya no es importante, lo importante es que nos dirigimos a un lugar paradisíaco a disfrutar algunos días de paz —asentí, sonriendo levemente y cerrando los ojos para tratar de verle el lado positivo a mi situación.

Estaba huyendo de mis problemas, fingiendo que eran "vacaciones".
Habíamos involucrado a Nick en todo este asunto de la familia C.
Lia había resultado ser una espía enviada para vigilarme.
Ah, y para colmo mañana no tendría la satisfacción de ver mis calificaciones en persona.

Tremenda mierda.

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