#68 Solo curiosidad

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Megan Pov's

Terminaba de empacar mis últimas cosas, acariciando al minino, a la cual llamé Sunny, pues me vine a enterar de que era una linda hembra.

—Extrañaré este lugar —suspiré, caminando hacia el balcón y admirando las vistas una última vez, esa hermosa playa de la cual solo podría recordar en fotografías cuando nos vayamos. —¿Qué diablos se supone que les diga a los chicos cuando regrese?

Era una interrogante bastante interesante, pues, no sabía si debía ignorarlos por querer encerrarme por quién sabe cuanto tiempo.
Esa era mi parte cerebral, pero mi corazón me decía que debía perdonarlos y aprovechar el tiempo que tenía junto a ellos.

—Mmm, vaya odisea —la voz de Nick se asomó por mi habitación, haciendo que volteara a verla. —¿Al final que vas a hacer? —añadió, recostándose de la barandilla a mi lado.

—Sinceramente no lo sé —alcé a Sunny, que estaba frotándose contra mis piernas.
Me sorprendió ver que le caía bien con tan poco tiempo para conocernos. —¿No se supone que estés empacando?

—Ya empaqué todo —contestó. —¿Sabes que eres pésima para disimular?

—Sí, ya lo sé —bufé, dejando a Sunny irse por ahí. —Joder... —susurré, frotando mi cien con mis pulgares.

—¿Es Andrew, no? —preguntó con lentitud. —¿Por qué te pones tan nerviosa cuando el está presente?

—La verdad es... que no lo sé, pero quiero creer que es porque lo veo como un hermano mayor —respondí, tratando de responderme a mí misma. —O eso espero —añadí lentamente.
Di un salto cuando escuché mi teléfono sonar.
Sí, finalmente Alizze me lo había de vuelto.

Respiré profundamente cuando vi quien era el remitente, y me senté cómodamente, preparándome mentalmente para lo siguiente.

Jake Pov's

—Realmente fueron unos idiotas —comentó Keegan nuevamente, haciendo que apretara los puños para no lanzarselos en toda su cara.
Traté de ignorarlo, empezando a marcar el número de la pelirroja con rapidez.

—¿Podrías dejar de repetir cuán idiota fuimos? Créeme que ya lo sabemos —espetó Matt soltando bufidos de molestia. Le lancé una mirada de agradecimiento por callar al tipo, que no había dejado de repetirnos lo mal que habíamos hecho las cosas.

—Silencio —corté, al ver que la chica sorprendentemente me había respondido y la llamada estaba en curso. —¿Megan?... ¿Nos escuchas?

La misma —respondió. —Solo llamé para decirles que llegaré mañana si no morimos en el camino —añadió, con ese tono de voz suyo que reflejaba serenidad, pero por dentro quería mandar a todos al carajo.

—Mmm... No sé si te escuchas feliz o triste por eso, cariño —comentó Keegan, haciéndome fruncir el ceño por ese apodo tan cursi que le había dicho.
Y porque se lo había dicho en general.

Meh, detestaría admitir que me hacen falta —soltó un sonoro suspiro, mientras por el otro lado de la línea se escuchó un largo maullido. —Ah, y, iré con una pequeña amiga —añadió.
Instantáneamente en todas nuestras estúpidas caras se dibujó una sonrisa de suficiencia, pues en el fondo todos sabíamos que nos hacíamos falta mutuamente. —Bueno, me tengo que ir, hasta luego.

Todos nos miramos, y empezamos a correr a preparar la casa, sabiendo que Megan estaría bastante enojada si llegaba a ver el desastre que teníamos aquí.

Megan Pov's

Todos nos encontrábamos en el avión, cada uno haciendo sus cosas para matar el tiempo.
Alizze estaba revisando sus redes sociales y Nick estaba jugando algún juego de matanza extrema.

—Así que... ¿Ya está todo arreglado? —preguntó, lanzándome una mirada expectante.

—Decir "arreglado" creo que es demasiado, pero es un progreso —respondí, acariciando las páginas del libro que estaba leyendo con suavidad.

—¿Por qué?

—Por que los extraño —admití, recostándome en el asiento sin una chispa de suavidad.

—¿Nada más? —volvió a preguntar.

—¿Por qué tanta curiosidad de repente?

—Solo... curiosidad —respondió mirando el libro. —No respondiste a mi pregunta.

—Tú no respondiste a la mía.

—Ese no es el punto —bufó, rodando los ojos.

—¿Entonces cuál es?

—¿Me dejarás leer en paz? —de un momento a otro le arrebaté el libro, empezando a leer su contenido con curiosidad. —Supongo que eso fue un no.

—Vaya, que listo eres, Drew —reí burlona.

—Deja de leer ese tonto libro y préstame atención —el libro terminó volando por todo el avión, haciendo que levantara mi ceja con incredulidad.

—¿Celos de un libro? Increíble —susurré. —A ver, dime ahora que tienes toda mi atención —cerré los ojos esperando a que dijera algo, pero los abrí al no escuchar nada.

—¿Segura que no es nada más?

—Y si así fuera, ¿qué?

—Nada, solo curiosidad, ya te lo dije —soltó un bufido de molestia, yendo a buscar su libro. —Chismosa...

—El burro hablando de orejas —ataqué. —Mejor cállate —reí al ver como hacía muecas de disgusto.

Las horas pasaron, y me relajó ver que todos dormían plácidamente, incluida Sunny, la cual pude traerme gracias a que Alizze se había encargado de todo.
Aunque me sonaban las tripas debido al hambre...

Me adentré lentamente a la despensa del avión, el mismo en el que llegamos a Australia en primer lugar.

—Sopa, sopa y más sopa —susurré, volteando la cabeza hacia la rubia que seguramente buscaba lo mismo que yo. —No busques mucho, solo hay sopa para calentar —bufé.
Amaba la sopa, pero realmente no tenía antojo de eso ahora.

—¿Es enserio? —gruñó. —Vaya mierda —susurró.
Ambas nos quedamos en silencio al escuchar a alguien hipando en la cabina.

—No puede ser —susurré caminando rápidamente hacia el lugar. —¿Qué mierdas están haciendo aquí? —los tomé de las orejas gruñendo con fuerza. —Pulsan un mal botón y nos vamos todos a la mierda —los arrastré con todas las ganas fuera de ese sagrado lugar.

Efectivamente, Nick y Drew eran los que habían vaciado la cabina de los licores esta vez.

—Joder, ay joder mi estómago —chilló la rubia, tratando de contener las risas que salían desde lo profundo de su garganta. —Una foto por Dios —sacó su teléfono rápidamente, haciéndome preguntar por qué lo tenía encima todo el tiempo.

—¿Y.... mi beso de... buenas noshes? —susurró Nick, lanzándose sobre mí buscando su preciado beso de buenas noches.

—Que beso ni que ocho cuartos pendejo, acuéstate de una vez —bufé con las mejillas levemente coloradas. Aunque gracias a la oscuridad de la noche no podía notarse. —Yo ya hice mi parte, ahora haz la tuya —dejé a Drew frente a Alizze, yéndome a mi asiento para descansar.

¡Una Pelirroja, 8 Chicos! ✓ Where stories live. Discover now