#49 Bella durmiente

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Alizze Pov's

—¿¡En qué diablos estabas pensando!? —grité con histeria, mirando como Marion se quedaba estática en su lugar, nisiquiera pestañeaba.

—Yo... —la sala rápidamente se puso en acción. —Lo lamento... No pensé que...

—¡Llamen a una ambulancia! —grité, aferrándome a la idea de que ella estaría bien, de que ella era lo suficientemente fuerte para superar algo como este.

—Ya la llamé, pero se va a desangrar antes de que llegue—habló la culpable, viendo como se acercaba apresuradamente hacia la chica, obteniendo un empujón de mi parte.

—¡Aléjate de ella! —grité furiosa. —¡Es por tu puta culpa que está así!.

—¡Alizze! —unos brazos que reconocí como los de Hunter me apartaron de un jalón, apartandome de la pelirroja que no paraba de sangrar. —Marion está estudiando enfermería, ahora mismo, es la única que puede ayudarla —añadió.
Lo miré de reojo sin saber si realmente debía confiar en algo de lo que una persona como el me dijera.

—No tengo tiempo para esto —gruñó Marion, acercándose a Megan rápidamente. —Mantener la cabeza en línea recta con la columna y evitar el movimiento, detener el sangrado presionando firmemente la herida con tela limpia —sacó un pañuelo de su bolsillo y empezó a presionar la herida, manteniendo la cabeza de la chica en una posición estable.

Tenía miedo, miedo de perder a alguien más, porque sabía que por más que fingiera ser fuerte no podría soportarlo.
Ni siquiera me había fijado en que la ambulancia ya había llegado, y los paramédicos ya habían empezado a tomar acción.

En un intento desesperado por ir con ella, traté de subir a la ambulancia, pero los chicos al igual que uno de los paramédicos me frenaron.

—Lo lamento señorita, debe quedarse —declaró, subiendo con rapidez a la ambulancia, mientras yo veía como se alejaba a punto de echarme a llorar allí mismo.
Voltee a ver a los demás, que se dirigían a sus autos con rapidez, pero yo solo mantenía mi vista fija en Marion, cabizbaja y silenciosa.

—Tú... —murmuré entre dientes, acercandome a ella con ganas de arrancarle los brazos. —¿¡En qué diablos estabas pensando!? —añadí, tomándola de los hombros y sacudiendola con toda la brusquedad que tenía. —¡Pudiste matarla!.

—¡Ya lo sé! —me apartó de un empujón, y se alejó de mí. —¿¡Qué es lo que quieres escuchar!? ¡Dime! —gritó, mirandome esperando a que dijera alguna cosa.

—Quiero que pagues por lo que le hiciste —murmuré. —Porque si ella muere... —sollté una risa amarga y me di media vuelta. —Me aseguraré de que sufras algo mil veces peor —espeté, caminando hacia el auto de Keegan y subiendo a el. —Arranca de una maldita vez.

El camino hacia ese frío lugar que tanto detestaba fue mucho peor que la última vez que tuve que ir, si era totalmente sincera.
Y realmente, ni siquiera sabía porqué ella me importaba tanto.

Mentira, sí que lo sabía, pero no quería admitirlo bajo ningún concepto.
¿Qué pensaría mi familia si supiera que siento atracción por alguien del mismo sexo? Me tendrían asco, odio y repúdio.
Eran mi familia, después de todo, y no podía permitirme perderlos, porque eran lo único que me quedaba.

¿Qué pensaría mi padre?...

Sacudí mi cabeza alejando esos pensamientos de mi mente, queriendo solo concentrarme en lo que estaba pasando, obligándome a creer que me preocupaba de esta forma ya que Megan era como una hermana para mí, y si dejaba que mis sentimientos salieran a flote, arruinaría todo.

—Llegamos —anunció mi acompañante, bajando del auto rápidamente junto a los demás y corriendo a la entrada del hospital.
Lo imité, llegando primero que todos los demás y yendo directamente a la recepción

—Buenos días, estamos buscando a Megan Smith, ella se cayó y se golpeó la cabeza, los paramédicos la trajeron hace algunos minutos —hablaba rápido debido a los nervios, por lo que la recepcionista tuvo que preguntarme varias veces el nombre de la paciente.
O yo soy muy mala, o ella es pésima.

—Oh, sí, los doctores la están tratando en este momento, pero está estable —me dió una cálida sonrisa, y fue entonces cuando pude tranquilizarme, pero no tanto como quisiera. —En cuanto permitan las visitas les avisaré, mientras tanto, pueden estar en sala de espera o irse a casa.

—Yo me quedo, esperar es lo menos que puedo hacer —contestó Keegan, caminando a la gran sala repleta de sillas, ansiedad y temor.

—También yo —no negaré que me sorprendió la voz de Cameron alzarse después de la de Keegan, pero lo que me sorprendió aún más fue ver como Jake caminaba silenciosamente y se sentaba en la sala, alejado de todos los demás.

—¿Puede darme su nombre para anotarlos? —la señorita me miró, sacando una libreta esperando a que dijera mi nombre.
Era mal momento para no ser creativa e inventarme algún nombre falso.

—Apuntenos a nombre de Keegan Moore —respondió el susodicho, y lo miré, sin saber porque ahora y de repente me ayudó de esa manera.
Suponía que era por Megan.

Procedí a imitarlos silenciosamente, y me senté en una esquina cerca de una ventana para tener un poco de oxigenación, y paz mental.
Defintivamente, esperar era una de las cosas que más detestaba, y no porque fuera impaciente, si no porque me daba tanta ansiedad que hasta llegaba a ser ridículo. Y aún más las esperas en los hospitales o cualquier cosa que tuviera que ver.

Tuvimos que aguantar un buen rato allí sentados, hasta que la melodiosa voz de la recepcionista nos llamó para informarnos de la situación.

—Keegan Moore y compañía, pueden pasar a cuidados intensivos.

La recepcionista nisiquieraa había terminado de hablar bien, cuando salimos corriendo salvajemente por todo el hospital hasta llegar a intensivos, donde una enfermera nos especificó donde estaba la pelirroja.

—Ustedes deben ser los familiares de Megan Smith, ¿no? —una voz rasposa nos hizo sobresaltar a todos, encontrandonos con un doctor viejo, como los de las películas. —Soy el Dr. McGregory, quien atendió a la señorita cuando llegó —miró su portafolio, empezando a paasar las páginas con rapidez.

—Así es —respondí, viendo que la pelirroja tenía algunas vendas rodeando su cabeza mientras descansaba plácidamente. —¿Cómo está ella?..

—Estable, aunque el golpe fue fuerte, contando la presión intracraneal, entre otras cosas que escuincles como ustedes no entenderían, estará bien —contestó frívolo. —¿Pueden decirme cómo ocurrió la lesión?.

—La empujaron y se chocó con el filo de una mesa —el doctor continuó haciendonos varias preguntas de rutina suponía, mientras nosotros respondíamos con sinceridad y nerviosismo.

—La catalogué como una lesión de urgencia inmediata, y nos centramos en garantizar que contara con un suministro suficiente de oxígeno y sangre, mantener su presión arterial y evitar cualquier lesión adicional —añadió el doctor. —Tendrá que quedarse algunos días, tal vez semanas en cuidados intensivos, para garantizar que el daño secundario causado por la inflamación, el suministro de oxígeno o de sangre sea regular.

—No se preocupe, avisaremos al instituto —respondió Steven con rapidez. —¿Algo más que debamos saber, doctor?.

—Las personas que han sufrido una lesión cerebral traumática de moderada a grave corren el riesgo de tener convulsiones durante la primera semana luego de la lesión, es posible que se le administre un medicamento anticonvulsivo durante la primera semana a fin de evitar cualquier daño cerebral adicional que pueda ser causado por una convulsión —contestó. —Los tratamientos anticonvulsivos continuos se usan solo si se producen convulsiones. Por otro lado, cuando hayan pasado algunos días, veremos si será necesaria la rehabilitación.

—De acuerdo —asentimos todos. —¿Podemos quedarnos un rato?.

El doctor solo asintió, y salió dejándonos solos con la chica, que parecía una bella durmiente.

Futuros doctores u enfermeros, lamento si les hice sangrar los ojos :(
Si sabes de medicina y me puedes ayudar, te lo agradecería.

¡Una Pelirroja, 8 Chicos! ✓ Where stories live. Discover now