#71 Jugaremos sucio

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Llegué a la casa en total silencio, sin querer toparme con Alizze debido al arranque de ira que tuve en ese momento.
Tampoco me culpen.
Joder, había ido a hablar con una persona que me traía pésimos recuerdos, todo por conseguir información que ella no quería darme.

—Bien, hasta que al fin llegas —susurró Andrew, haciendo que entrara de un jalón hacia la habitación de Alizze.
Me percaté de que la rubia hablaba por teléfono con un semblante de seriedad que me dejó saber al instante de quien se trataba.

—Bien, hasta luego —espetó, colgando el teléfono de mala gana y sentándose soltando suspiros de pesar.

—¿Qué te dijo? —preguntó Drew, sentándose junto a la susodicha para consolarla.

—Hay una gala importante, y se requieren a todos los miembros de la familia —anunció. —Incluyéndote a ti, Megan —volteó a verme. —Quizás allí podamos encontrar las respuestas...

Respiré hondo, sin querer irme de allí, no tan pronto.

—Bien, es lo menos que me merezco —alcé a Sunny, acariciando sus bigotes con suavidad. —¿Cuánto tiempo tenemos? —pregunté.

—Probablemente hasta mañana, así que sugiero que nos vayamos hoy —anunció. —La gala tendrá motivo de antifaces, y será formal —añadió la rubia, poniéndose de pie dispuesta a empacar.

—Joder, acabamos de llegar y ya tenemos que irnos de nuevo —bufó el hermano, levantándose para ir a empacar.

El silencio que se formó entre Alizze y yo fue realmente incómodo.
Y se mantuvo así, ya que tenía la suposición de que ninguna de las dos quería cagarla aún más.

—Lo lamento —admití. —Estaba molesta por hablar con mi madre... —me senté frente a ella cabizbaja. —Ella tampoco quiso decirme algo sobre mi pasado —ella rió, arrodillándose frente a mi y tomando mis manos con suavidad.

—Megan, no es que no quiera decirte eso que tanto quieres saber, es que yo no estoy segura de ello, y no quiero darte falsas esperanzas para arruinar más las cosas —respondió, apretando un poco más mis manos. —¿Por qué crees que acepté ir a esta estúpida gala?

—¿Porque ya no podemos escapar más? —reí levemente cuando ella lo pensó, y por consiguiente, asintió. —Muy bien, solo... debo decirle a los chicos esta vez —hice una mueca.

—Está bien, pero tenemos que irnos cuanto antes —soltó mis manos con lentitud, caminando rápidamente de un lado a otro empacando.
Solté un suspiro pesado, y caminé hacia la sala, convocando una reunión urgente con la fraternidad.

Esperé a que todos estuvieran presentes para pensar qué mierda se supone que diría.
"Ah, sí, ya se que acabo de llegar pero tengo que irme otra vez para buscar respuestas y saber quién soy".
Definitivamente no.

—¿Qué sucede ahora? —bufó Steven, con una mascarilla facial cubriendo su terso rostro. —Interrumpiste mi exfoliación, ¡mi exfoliación! —chilló.

—Lo lamento, no hubiera llamado si no fuera importante —suspiré. —Muy bien... Siento decirles que tendré que irme nuevamente por algunos días —asentí con lentitud.

—¿Qué? ¿¡Irte!? ¡Pero si acabas de llegar! —chilló Keegan con histeria. —¡No, no puedes irte así de nuevo!

—Créanme que yo tampoco quiero irme, pero tengo algunos... asuntos pendientes.

—¿Entonces te irás otra vez? —bufó Jake, notando de reojo como apretaba los puños con todas sus fuerzas. —No es justo...

—Supongo que no estoy invitado a esta aventura —suspiró Nick, sonriéndome tristemente por tener que dejarme ir nuevamente.

—Van a sobrevivir sin mi —sonreí. —Necesito que cuiden de mi pequeña Sunny mientras no estoy —dejé a la felina sobre Steven con suavidad, sentándome frente a ellos sin decir nada más. —No serán más de 10 días, lo prometo.

Una sonrisa se dibujó en mi rostro cuando todos se lanzaron a abrazarme con una calidez que no podría expresarse en palabras.
Era una calidez familiar.

Una hermosa calidez.

Luego de esto, me dediqué a terminar de empacar junto a mis otros dos acompañantes para esta nueva aventura.
En la cual nos embarcaríamos en unos minutos, pues ya estábamos listos para abordar.

Me detuve cuando Alizze paró de repente justo antes de subir, contestando una llamada telefónica con una cara de confusión épica.

—¿Tía Alma? —preguntó. —¿Que sucedió? —volvió a preguntar, abordando rápidamente, teniendo la intención de que Drew y yo no escucháramos la conversación. —¿¡Qué cosa!? —chilló. —¿Qué hace allí? ¡Sáquenla rápido! —ordenó. —Por favor tía Alma —y con eso colgó, dirigiendo su mirada hacia mí.

Yo me mantuve en silencio, sin saber porque de repente parecía tan alarmada, y preguntándome quien era esa tal Tía Alma.

—¿Era la tía Alma? ¿Qué quería? —preguntó Drew sin descaro, entrando entre empujones conmigo.

—Huh... Bueno... —comentó, sentándose con lentitud en el avión enviado por su familia, y custodiado por múltiples guarda espaldas que daban miedo.

—Alizze... —bufé. —Dilo ya, me estás poniendo nerviosa —rodé los ojos con ansiedad de verla tan tensa.

—La tía Alma me avisó que la gala sería en su residencia... —comentó. —Y también me dijo que teníamos que ir muy formales.

Miré a Drew de reojo, que se encontraba igual de ansioso que yo al no saber que diablos era lo que le pasaba a la rubia.

—Enserio —el chico se acercó, tomando las mejillas de la rubia para que hablara por fin.

—¡Lizzy está en casa de la Tía Alma! —chilló, haciéndonos callar a los dos. —Me dijo que simplemente llegó, y que extrañamente presentaba una invitación...

Me quedé en total silencio mientras procesaba la información, frunciendo el ceño cada vez más por la idea de tener que soportar a mi madre allí.

—Trataré de hacer todo lo posible para que se vaya... —añadió asintiendo continuamente.
Levanté mi mano haciendo que se callara, y la miré.

—No —negué. —Si quiere jugar, jugaremos. Si quiere jugar sucio, entonces jugaremos sucio —espeté con neutralidad.

Los hermanos se quedaron viéndome, y se alzó una mirada de orgullo que me hizo flaquear.

—Así si habla —murmuraron, sabiendo que ese era el sonido de mi victoria ya que los tenía de aliados.

¡Ja! Mamá, quisiste atrapar al puma, y pusiste tu pie en su cuello...
Ahora jamás podrás sacarlo.

¡Una Pelirroja, 8 Chicos! ✓ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora