#55 Mí Serendipia

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Efectivamente, no tardé demasiado en arrepentirme por lo que acababa de hacer, así que me alejé del chico con una rapidez inimaginable.
Ambos nos quedamos procesando lo que acababa de pasar, dándonos cuenta de que no había sido un simple beso.

—Yo... —murmuré, pero solo recibí un tierno sonrojo de su parte que me dejó más idiota que antes.

Para después, irse corriendo a toda velocidad de esa sala de entrenamiento.

Keegan Pov's

Justo como lo sospechaba, Jake había aprovechado el momento de debilidad para acercarse a la pelirroja.
Realmente, que se hubieran besado era lo menos que me había molestado.
Al fin y al cabo, yo había sido el primero.
¿Y esas frases tan cursis de dónde salieron? O sea, ¿enserio?.

—Tsk, maldito ridículo —susurré, alejándome de la sala de entrenamiento con rapidez y yéndome a mi habitación para pensar que diablos haría para superar eso.

No, no iba a rendirme.

Porque Megan había sido mí serendipia, era aquella cosa buena que descubrí sin siquiera buscarla, era la que causaba estos sentimientos tan inefables en mi cuerpo, la que me había hecho poco a poco superar mi pisantrofobia, la que me envolvía en una limerencia ridículamente satisfactoria.

Entre otros términos que prefería no mencionar pues me daba algo de pena, y porque no sería tan cursi, por Dios.

Sí, no negaré que al principio solo quería tener un buen rato con ella de una forma bastante impura, pero, como alguna vez le dije al mismísimo Jake.
Cada día puedo descubrir una nueva faceta de ella, así fuera dolorosa, así fuera tierna, agradable, irritante, amable o triste, era algo que ella me dejaba conocer.

Volviendo al punto en cuestión, ¿cómo se supone que superaría todas las frases cursis que sacó Jake de pinterest?. Sí, veía Pinterest, ¿algún problema? Los mejores outfits son de ahí.
Entonces pensé, ¿quién podría conocer tanto a Megan para que me diera consejos?.

¿Su madre? Lo pensé, pero viendo como quedaron la última vez, no sería tan idiota de cagarla a ese extremo.
¿Alizze? Podría intentarlo, pero seguramente me mandaría a la mierda sin pensarlo dos veces.
¿Lia? Era totalmente inútil, la chica apenas la conocía, aunque de acuerdo con lo que había investigado, el padre de Lia era el que había pilotado nuestro vuelo a Francia, así que desconfiaba bastante de ella.
¿Nick? Ni siquiera merece estar en la lista?.

Fue ahí cuando un melodioso nombre resonó en mi cabeza.
Steven.

Sí, Steven, aunque no lo pareciera, pasaba más tiempo con Megan que la mayoría de nosotros, o al menos yo pensaba eso.
Así que no tardé en salir corriendo hacia la habitación del susodicho para suplicar su ayuda.

—¡Steven! ¡Buen día! —chillé, abriendo la puerta de un empujón, notando que se estaba tratando el rostro con su rutina diaria de skin-care. —Lamento interrumpir tu momento sagrado, pero lo que te voy a pedir es de vida o muerte —sonreí internamente cuando logré captar su curiosidad, pues me pidió que entrara y cerrara la puerta.

—¿Qué necesitas? —preguntó, pasándose la mascarilla facial por el rostro con la máxima concentración.

—Bueno, es un poco... complicado —suspiré, sentandome a su lado para recogerme el cabello con una bandana de conejo.
Era lo que había, tampoco podía exigirle mucho.

No digan nada, me estaba rebajando demasiado por esta información.

—¿Es sobre Megan? —inquirió, recibiendo un asentimiento de mi parte. —Mmm, supongo que vienes a pedirme valiosa información —se acercó a mí, empezando a pasar la mascarilla facial por mi rostro.
Vaya precio a pagar.

—Así es —bufé. —Necesito que me digas qué es lo que le gusta, para poder... empezar a conquistarla —miré a otro lado, ganandome un apretón en mis cachetes para que me quedara quieto.

—Solo quiero que me digas una cosa —lo miré, viendo que sus ojos denotaban esa seriedad tan poco usual viniendo de él. —Megan es una persona realmente maravillosa, que no merece que patanes como tú le jodan la existencia. Así que se totalmente sincero conmigo, ¿realmente ella te gusta?

Lo observé por algunos minutos, y luego sonreí, sabiendo que el lo entendería de inmediato.

"Contigo siempre lo que con nadie nunca" —respondí.

Supe que el lo comprendió, cuando me sonrió con ternura y pellizco una de mis mejillas como una ancianita.

—Me enorgulleces, Keegan —se levantó rápidamente, buscando una libreta y lápiz para empezar a apuntar cosas que trataba de adivinar viendo como movía el lápiz. —Bien, nada de cursilerías extremas, nada que tenga que ver con reggaetón, tampoco películas de terror —comenzó, haciendo que me confundiera.

—No quiero las cosas que no le gustan, al contrario

—Apunto lo qu no le gusta porque eres un idiota olvidadizo —bufó. —Ahora, le fascinan los libros, el anime, también le gusta mucho la ropa holgada, los video juegos...

—Steven, más profundo

El me miró.
Yo lo miré.

—No la cagues

Y nuevamente, yo lo miré.
El me miró.

Ambos sonreímos ampliamente.

Este tipo de casos, eran los que hacían que todos amaramos a Steven, era ridículamente agradable y perspicaz, por lo que pasar tiempo con el era animador, incluso en los peores momentos.
Era justo por eso que él, era una de las pocas personas que habían visto estas facetas de mí que tanto trataba de ocultar. Ya que siempre mantenía mi aura de playboy incontrolable.
No entendía como es que no tenía un novio, él era una persona realmente especial.

—Bro, ¿como es que siempre tienes algo para decir? —pregunté con curiosidad, el me miró desde el baño, mientras se quitaba la mascarilla facial con cuidado.
Se acercó a mí con un paño húmedo, empezando a imitar el mismo proceso.

—Mis padres pusieron mucho empeño en educarme, en que me preocupara por los demás incluso más que por mí mismo, lo cual es un problema, lo sé, pero a la vez, me satisface y me hace feliz —me sonrió, alejandose de mi para empezar a recoger todo.

—Vaya, no tenía idea —suspiré. —¿Es por eso que eres la madre del grupo? —volví a preguntar.

—Técnicamente —rió, abriendo una gaveta llena de mascarillas faciales, y otras cosas de las cuales desconocía.
Y una que otra un tanto indecente.

Me quedé un rato más charlando con el, practicando que podría hacer para ganarme el corazón de la pelirroja.

—Aunque debes tener en cuenta que la competencia es... intensa —admitió, haciendo unas muecas torcidas mientras sacaba un esmalte transparente.

—¿Competencia? ¡Ja! ¿Qué competencia? —pregunté con burla, tratando de convencerme a mí mismo de que no existía tal cosa.

—¿Jake? ¿Cameron? ¿Nick? Incluso Alizze, que siendo sincero, es la que más oportunidades tiene —admitió, mencionando a todos mis posibles rivales.

—¿Jake? Tsk, seguramente saca frases de Pinterest para poder rebasarme. Cameron es lo suficientemente ignorante para rendirse porque le dará mucho trabajo. Nick es tan idiota que va a tardar en darse cuenta de lo que siente, lo cual me da ventaja. Y Alizze... —pausé, dandome cuenta de que Alizze era mi verdadero rival. —Alizze es mi única amenaza.

—Exacto, ah, y no te olvides de su supuesto hermano —añadió, pasandose el esmalte con total tranquilidad. —Y, perdona que te pregunte pero... ¿Qué es Pinterest? —inquirió, dejándome con la garganta totalmente seca.

—¿¡No sabes lo que es Pinterest!?

¡Una Pelirroja, 8 Chicos! ✓ Where stories live. Discover now