#22 Baño de burbujas

10.9K 695 47
                                    

¿Que es todo esto?
¿Estaba entrando al palacio de la reina de Inglaterra o algo por el estilo?

—Vaya vaya vaya, ¿pero qué tenemos aquí? —la voz de Alizze hizo que diera un respingo, mirando hacia arriba.

Si imponente figura se alzaba por la escalera, dejando claro que era la dueña de todo ese magnífico y lujoso lugar.

—En este momento tengo muchas preguntas —admití.

—Pues no eres la única, mi cielo —bajó con tranquilidad las escaleras y se dirigió hacia mi. —¿Que tal si resolvemos nuestras dudas en una relajante ducha de espuma? —abrí la boca para responder, pero no pude. —¡Fantástico! Verás que te encantará.

Cerré la boca nuevamente, levantando una ceja pero al final restándole importancia.
Me tomé el lujo de dar otra miradita por el lugar, y, es que, joder, era realmente lujoso.

¿En esto gastaban su dinero las personas ricas? Que envidia.

—¡Bianca, Sabrina, Melody! —gritó.

Voltee a ver a un lado, dónde tres misteriosas señoras aparecieron de golpe haciéndome sobresaltar nuevamente, llevaban el típico vestido de mucama de las telenovelas.

—Que tendrás en esa conciencia que te asustas tanto —se mofó Alizze. —Por favor preparen una ducha de espuma para ambas —ordenó, pero a pesar de que claramente fue una orden, no sonó como una. —¿La cena ya está lista?

—En breve lo estará señorita —respondió con calidez una de las señoras.

Por consiguiente, fui arrastrada escaleras arriba nuevamente, recordando inevitablemente la escena que tuve que soportar con Keegan.

—¿Eres la dueña de todo esto? —pregunté con sorpresa al entrar a lo que ella llamaba "habitación", y a lo que yo llamaba "casa".

—Una de ellas —respondió con la tranquilidad que ahora la caracterizaba para mí. —No seas tímida, compañera —soltó una risilla y caminó a su armario.

Esperaba algo realmente maravilloso.
Y vaya que no me decepcionó.

Un gran armario me recibió, repleto de prendas caras, zapatos, bolsos...
He de admitir que solo usaría menos de la mitad de todo lo que estaba ahí.

—Necesitas ropa para cuando termines tu ducha —empezó a rebuscar entre las apretujadas prendas.

—Esta ropa está limpia, puedo usarla de nuevo.

—Apestas a corrida de toros, no te dejaré pasearte por mi casa con esa peste —cortó, sacando una prenda diminuta de entre las tanta. —¿Qué tal esta? Me parece perfecta para ti —se acercó a mí, poniéndome frente al espejo para luego usarme de maniquí.

—¿Eso para ti es ropa de casa? —la mire por el espejo con la ceja alzada.

—Se que es diminuta a tu parecer, pero, créeme, es más cómoda de lo que parece —reí ante su comentario, negando continuamente.

—Volviendo a los temas de importancia —voltee a verla, quitando el gancho con la diminuta prenda de mi cuerpo. —¿Como es que vives en un lugar así?

—Vengo de una prestigiosa familia de modistas, no creo que necesites saber más, ¿O si? —su andar fue a una puerta blanca.

—Creo que sí —respondí mientras la seguía como un perro, esperando con impaciencia mi premio por ser... Un buen perro.

—Te diré más, si tú me dices porque me llamaste pidiendo que fuera a recogerte.

Había olvidado que Alizze era una persona muy perspicaz.
Y era algo que sin duda alguna no debía olvidar bajo ninguna circunstancia.

—Trato —concluí.

—¡Perfecto! —sonrió con emoción, tomándome de la mano y corriendo a toda velocidad hacia la puerta que anteriormente había mencionado.

Entramos al cuarto de baño, y era más grande que la cocina de la fraternidad, o, bueno, no tanto.

—Demonios... Esto es inmenso —susurré mientras miraba los alrededores con lentitud, como si quisiera que ese momento durara para siempre.

En medio del lugar, había una ducha que se dividía como un yin y yang, con un lado rosáceo y otro rojizo.

—¿Esto es real? Creo que esa pastilla para el dolor de cabeza que me tome en la mañana tenía efectos secundarios —deslicé mis dedos por el borde de la bañera disfrutando de la suavidad.

—Este pedazo es mío —vi como se deshacía de sus últimas prendas, dejando ver ese cuerpo escultural que ella poseía, por algo de respeto, aparte la mirada y empecé a desnudarme por mi parte.

He de admitir que sentí algo de vergüenza, pero igualmente continué bajando las prendas de ropa, sumergiendome en la ducha cuando estuve como fui traída al mundo.

Fue relajante, sentir como el agua tibia envolvió cada parte de mi piel.
Cuando levante las manos, pequeños pétalos estaban pegados a ellas como si fuera una película de romance.

—Creo que será la primera y última vez que me daré una ducha como esta —admití, cerrando los ojos y recostando mi cabeza del filo.

Mi acompañante soltó una risa, mientras estiraba sus largos brazos y se acomodaba en la tina.

—Entonces, vayamos al grano —comentó, abriendo sus ojos y volteando a verme con una sonrisa ladina. —Llámame chismosa, pero realmente despertaste mi curiosidad —se recostó del borde conectado a ambas duchas, observándome impaciente.

Como una niña esperando un caramelo.

—Es una larga historia, ¿Me harás hablar tanto? —me callé al ver su ceja alzada, directo hacia mí. —En resumidas cuentas...

Empecé a contarle lo ocurrido, sabiendo que diría alguna cosa que me haría querer patearla lejos.

—Entonces... Perdiste —cortó con ironía.

—No, no perdí, lo dejé ganar —solté un bufido de molestia mientras me levantaba, secándome en el proceso.

—No creo que el piense de esa manera Meg —respondió, mientras se ponía la ropa y yo imitaba su acción.

—Me da igual lo que el piense, lo que es válido es lo que pienso yo —me crucé de brazos, dándome cuenta de que Alizze no había mentido al decir que era cómoda esa diminuta prenda.

—Aunque hay algo que debes considerar si quieres continuar esta batalla —la señorita me jaló hacia ella, quedando ambas bastante cerca. —Nuestra contrincante tiene un fuerte aliado —se alejó unos metros y se posicionó frente a la ventana, dándole un toque de vida o muerte a la escena. —Kitty es la hermana menor de Jake.

Me quedé ahí, procesando la información que fue lanzada como una bomba.
Aunque tampoco sabía porque me sorprendió, ahora que me había dado cuenta, ambos tenían un carácter de mierda.

Eran bastante parecidos.

¡Una Pelirroja, 8 Chicos! ✓ Where stories live. Discover now