#54 Simplemente pasó

5.7K 412 17
                                    

(...)

—Mi cielo, despierta —susurró mamá con una voz fañoza que me hizo despertar.

—Mami... ¿Qué sucede? ¿Por qué lloras? —pregunté con simpleza, sueño y curiosidad, sentandome lentamente en la cama mientras tallaba mis ojos. —¿Dónde está papá? —añadí, bostezando largo y pesado.

¿Por qué mami lloraba tan desconsolada?.

—Mi niña, tu padre... —murmuró, con la voz temblorosa. —Se fue a un viaje de negocios por algunos años —puso su mano en mis mejillas llenas de saliva seca, acariciando con suavidad.

—¿Años? ¿Qué es eso mami? —pregunté nuevamente, aun más curiosa.

—Los años son un periodo de tiempo muy largo... —volvió a responder, derramando más lágrimas por sus coloradas mejillas.

Empecé a sacar cuentas con los dedos, sin saber cuantos días formaban un año, o tal vez sí pero no lo recordaba.

—¿Papá regresará en unos años? —ella asintió lentamente en respuesta. —¿Entonces por qué lloras? —inquirí, mientras tomaba su rostro con mis pequeñas manos.

—Por nada, mi niña, por nada —murmuró, abrazandome con suavidad, repitiendome una y otra vez lo mucho que me amaba.

(...)

Abrí los ojos de golpe, sentandome con brusquedad mientras sostenía mi cabeza.
¿Qué rayos había sido eso? Obviamente, un sueño, pero, ¿por qué había soñado tal cosa?.
Me negaba a pensar en mi padre, ese ser que me dejó existir en la faz del universo.

Aunque realmente no recordaba mucho sobre el, todo eran lagunas en lo más profundo de mi mente, oscuras y aterrorizantes.
Y no pensaba indagar en ellas, tenía una fuerte talasofobia.

—Joder... —susurré floja, mareada por el cambio de estar acostada a estar sentada en tan poco tiempo. —Malditos sueños —bufé, poniendome de pié y asomandome por la ventana levemente, notando que hacía un sol infernal, alegrandome por ello pues los últimos días habían sido sombríos.
Literalmente.

Lo peor de todo, es que casi no pude dormir, lo cual es una mierda monumental, pues ya de por sí es difícil existir cuando duermo bien.
Sumando todas las preguntas sin respuestas que en las que mi cerebro me hizo pensar toda la puta noche, y ahora tenía más.

Ese sueño era más bien un recuerdo que alguien en general no debería poder recordar, puesto que era una niña en ese entonces de no mas de siete u ocho años.
Dudé sobre si era una persona hipertimesia, esas personas que cargan con la maldición de recordar toda su vida a lujo y detalle.

Dios reprenda.

—¿Qué sucede, cariño? —cerré los ojos al escuchar la voz ronca y gutural de Keegan, sin querer lidiar con el a esta hora.

—Un sueño —murmuré. —Solo eso, un maldito sueño —apreté mis puños, tratando de despejar mi mente de esos horribles recuerdos.
Me di cuenta de que se había vuelto a dormir, y rodé mis ojos con irritación.

Mi día iba a ser todo una mierda, ya verán.

Tratando de alejar mis malas vibras, entré al baño para darme una refrescante ducha y olvidar todas las penas, y todo iba bien hasta ahí.
Quitando el hecho de que casi me estampo contra la ducha por un condón suelto que había en el suelo.

—No puede... ¿Es en serio? —gruñí, lanzando el condón lo más lejos posible de mi persona, y entrando a la ducha a regañadientes.

El baño no fue un cien por ciento efectivo, pero logró relajar mis músculos.
Mi cabeza dolía, y sabía que era por la herida que tenía en la nuca, la cual aún no se había sanado por completo.

Aunque también en parte era mi propia culpa, pues había experimentado demasiados sentimientos negativos en estos días, lo de la familia C, el estrés de no saber cuándo actuarían, la preparatoria y los últimos días de clase, mis sueños sin razón aparente, y también mi madre.
Para variar.

Gracias al cielo que hoy por fin era viernes, y el lunes oficialmente se acabarían las clases temporalmente.

—Bien, un poco de música me hará sentir mejor —tomé mis audífonos, poniendome ropa para hacer ejercicio ya que me hacía falta estirar un poco las piernas.
Ejercicio en casa, por supuesto.

¿Por qué saldría afuera con un sol matador, que si te quedas cinco minutos te da cáncer, cuando tengo todo un gimnasio improvisado en mi propia casa?.
Exacto, usa la poca lógica que tienes.

In this world, it's just us, you know it's not the same as it was, in this world, it's just us... —me detuve por algunos segundos. —You know it's not the same as it was, as it was, as it was... —continué, sonriendo ya que esta maldita canción tenía algo, no sabía que era ese algo, pero era magnífico.

—Vaya, al parecer alguien se levantó con buenos ánimos —rió. —¿Es alguna indirecta para alguien? —preguntó.
Me quité los audífonos bufando, y tomé un termo para empezar a llenarlo de agua.

—No sabes lo mucho que jode que te hablen cuando tienes los audífonos puestos —bufé hacia Matthew. —¿Acaso ya no se puede cantar en voz alta sin que piensen que es una indirecta? —levanté mi ceja con irritación.

—A veces las mujeres lanzan indirectas directas demasiado obvias —soltó un sonoro suspiro y me dió la tapa del termo cuando terminé.

—Tan obvias que ustedes no las entienden —le arrebaté la tapa de entre los dedos y caminé a la sala de entrenamiento, yendome hacia un espacio amplio para hacer estiramientos.
Luego de eso, me dispuse a seguir escuchando música mientras trotaba tranquilamente, disfrutando la soledad del momento.

Acabé después de un rato, empapada de sudor, acalorada y cansada.
Ciertamente, mas que por saber que necesitaba ejercitarme físicamente, hacía ejercicio para cansar mi mente, para no tener que darme cuenta de los miles de problemas que había en mi vida.

—Mierda... —suspiré, sentandome frente a una ventana para robarle al mundo un poco de aire fresco.

Me recorrió un escalofrío cuando noté a través del reflejo de la ventana.
Ambos nos quedamos en total silencio, esperando que el otro tomara la palabra.

—Jake

—¿Si?

—¿Qué es lo que quieres?

Su silencio me dejó expectante, mientras lo miraba por el reflejo de la ventana, apretando el termo entre mis dedos.

—Quiero que me cuentes sobre tu vida más allá de lo obvio, porque necesito que sepas que puedes contarme cualquier cosa. Así creas que es algo que me aburrirá, o algo que te hará avergonzar, algo que te haya hecho enojar mucho o incluso eso que sabes que te hará llorar. Porque yo estaré siempre para ti, sin importar qué —voltee la cabeza con lentitud, mirandolo de frente por primera vez.

—Existe una diminuta voz en mi cabeza que me dice que no debo hacerlo, que me suplica que me detenga y me recuerda que a las personas no les importan nuestros problemas —murmuré, sin dejar de observarlo. —Y por esa voz sigo con este sentimiento de mierda, sin poder sacarlo.

El se acercó con lentitud hacia mi cuerpo, perlado por las gotas de sudor, tenso por su presencia y ansioso por su cercanía.

—Dicen... que se necesita mucho valor para amar a las mujeres marcadas por el pasado, aquellas de carácter fuerte, pero corazón bueno —acercó sus manos a mis brazos, empezando a subirlas lentamente. —Dicen que se necesita mucho amor para curar sus heridas, y, por sobre todo, se necesita ser inteligente, porque son tan maduras respecto al amor, tan experimentadas, que ya no creen en lo que sienten, si no, en lo que estés dispuesto a hacer por ellas —sus manos llegaron hasta mi clavícula, donde se detuvo a acariciar con una suavidad inexplicable. —Y yo estoy dispuesto a olvidar todo, a hacer todo, por ti...

Me quedé mirándolo por algunos minutos, procesando lo que me estaba diciendo mientras el tenía sus manos en mis mejillas, acariciando con suavidad.

Y simplemente... Pasó.
Simplemente junté mis labios con los suyos, sabiendo que probablemente me arrepentiría en unos momentos.
Pero simplemente, dejándome llevar.

¡Una Pelirroja, 8 Chicos! ✓ Where stories live. Discover now