#62 Aguas turbias

5.5K 349 28
                                    

Tenía que admitir que el lugar era hermoso, realmente era un oasis, el aroma a playa y las lindas vistas que teníamos desde la casa lo hacían aún más agradable.
Aunque el viaje desde el aeropuerto en transporte público fue algo agobiante.

—Vaya, ese sitio se ve realmente caro —comentó O'Brien, caminando detrás de la rubia que nos tenía de mulas de carga.

—Lo mejor para la mejor —no sabía si se refería a mí o a ella misma en ese momento, pero no me interesó demasiado. —Muy bien, según lo que estoy leyendo hay tres recamaras, no se admiten fiestas o eventos, prohibídas las mascotas, etc, etc... Favor de mantener el ruido al mínimo después de las 23:00 horas ya que es una zona residencial —sonrió ampliamente mientras miraba el lugar.

—Joder, tienen hasta una barbacoa —susurré con sorpresa, dejando nuestras maletas en uno de los sofás.

—¡Hay una caja de seguridad! —chilló Nick, apresiando la caja platinada que había en una de las paredes. —Este sitio es una locura —añadió con emoción.

—Menos mal que hay wifi —suspiré con alivio. —Estoy leyendo una novela y el próximo capítulo sale hoy —sonreí con entusiasmo pues, leer era algo que me distraía de los problemas por algunas horas.

—Tienes una hermosa playa frente a ti, ¿y prefieres leer? —preguntó Alizze, arrebatandome el teléfono de un jalón para caminar rápidamente. —Te lo quitaré mientras estemos aquí.

—No seas cruel —gruñí, caminando detrás de ella para tratar de recuperar mi pertenencia y mi mayor medio de entretenimiento. —Al menos dejame llamar a Keegan para saber mis calificaciones —bufé, tomando el teléfono nuevamente.

—Ten —me extendió un vejestorio de teléfono, mientras yo le dirigía una mirada incrédula. —Podrían rastrearnos, soy precavida —bufó.

Solté un largo suspiro.
Maldita familia C.

Sabía que sería difícil, pero mis calificaciones eran ridículamente importantes para mí.
Recuerdo que mi... hermano, siempre se quejaba de que me preocupaba en exceso pues, yo siempre sacaba las mejores notas de todo mi grupo.

Y aún así, estos momentos siempre me ponían ansiosa.

—Hola cariño —musitó el idiota desde el otro lado de la línea, y hasta podía imaginarlo con una sonrisa ladina. —No pensé que ya me extrañabas —me sorprendió escucharlo pues, era un jodido teléfono diferente. ¿Cómo mierdas lo sabía?.

—¿Cómo sabes que soy yo? —pregunté con el ceño fruncido. —No me digas que vas diciendo: "Hola cariño" en todas las llamadas entrantes —inquirí incrédula.
Pero me sorprendio escuchar su risa, traducción de que sí lo hacía. —¿Revisaste mis calificaciones? .

—Sep, ¿quieres verlas por cámara? —antes de que pudiera responde algo, empezó a llamarme por cámara.
Y lamentaba la hora en la que tuviera que verme con esa maravillosa calidad. —Vaya mierda de celular, ¿Alizze no tiene algo mejor? —bufó.

—Es lo que hay, mejor cállate y muestrame lo que quiero ver —soltó una risa de irritación, volteando la cámara y mostrando el dichoso papel que hoy en día definía si eras una buena persona o un mediocre.

Era un sistema muy ortodoxo según yo.
¿Por qué nuestras calificaciones definían quienes eramos en la sociedad de hoy en día? Si alguien tuviera una mala nota en matemáticas, pero tuviera una buena en inglés, ¿sería malo? ¿Bueno? ¿Termino medio?
Si un niño saca una mala calificación, sus padres lo regañan.
¿Por qué?

—Ni siquiera sé por qué te preocupas tanto, siempre has sacado buenas calificaciones —comentó el susodicho, aun mostrando el pedazo de papel.

—Hasta yo quisiera saberlo —suspiré. —Gracias, odaxelagnia, pero ya me tengo que ir —informé, colgando antes de que me dijera algo más.
Me sentí un poco mal, pero el punto de estas supuestas vacaciones era alejarme de las cosas que me producían sentimientos intensos.

Aunque para eso tendría que irme a un búnquer a 500 metros bajo tierra, para ser sincera, ni siquiera podría llevarme el teléfono.

—Muy bien, primero haré alguna cosa de comer y me lanzaré a dormir, mañana como tal empezaré a disfrutar de este maravilloso lugar —anunció la rubia, caminando a la cocina para revisar qué tan equipada estaba. —Nevera, estufa, microondas, lavavajillas, horno, jarra eléctrica para el agua caliente, tostadora, artículos básicos de cocina...

Dejé de escucharla para empezar a escuchar a Nick, que se había escabullido hasta la terraza para hablar con alguien por teléfono.

—Sí, trataré de hablar con ella, tu tranquila —susurró mientras caminaba de un lado a otro. —¿Que si creo que te perdonará? Pues no lo sé, se ve que le dolió bastante tu traición...

Y ahí caí en cuenta de quien era la persona al otro lado de la línea.

—¿Qué diablos crees que estás haciendo? —pregunté con lentitud, haciendo que diera un respingo y volteara a verme.

—Te llamo más tarde, cuidate —murmuró el susodicho colgando la llamada. —Hablando con una persona, ¿qué crees que hacías tú? Espiar a la gente es asqueroso.

—Hablar con la persona que me traicionó lo es.

—Ella te "traicionó" a ti, no a mi —espetó con seriedad. —¿Crees que el mundo gira alrededor tuyo? —añadió, acercandose a mí. —Eso es ser una persona egocéntrica y muy mierda —pasó a mi lado con molestia, y se fue a su habitación cerrando de un portazo.

Me quedé mirando por donde se había ido, mientras sus palabras resonaban una y otra vez en mi cabeza sin dejarme pensar en otra cosa.
¿Por qué me había enojado?

La noche no tardó en caer, y todos comíamos lo que Alizze se había esmerado (y tardado) tanto en preparar en completo silencio.

—Cuanta tensión, ¿hay algo de lo que no me enteré? —preguntó la rubia, pasando sus miradas de mí hacia el chico, que soltó un bufido de irritación. —Creí que se llevaban bien —añadió, alzando su perfecta ceja.
La miré de reojo, viendo que había una chispa de satisfacción tras esas palabras.

—Nos llevamos bien, pero eso no significa que debamos coincidir en todo —espetó O'Brien. —En la tarde hablé con Lia, me dijo que realmente sentía lo que te había hecho y que quería disculparse en persona cuando tuviera la oportunidad —todo esto lo mencionó mientras me miraba fijamente. —Pero al parecer a Megan no le importa nadie que no sea ella misma

—Oye oye, detente ahí —contesté de golpe, señalandolo con mi tenedor. —¿Cómo mierdas esperabas que reaccionara? ¿Mandandole saludos y una postal?

—Sin duda hubiera estado mejor que estar espiandome.

—Pasaba por ahí y te escuché, no te creas tan importante.

—Que coincidencia que pasabas por ahí justo después de yo entrara —gruñó.

—¡Okay, okay! ¡Tiempo fuera! —gritó Alizze, poniendo sus manos de tal forma de que ninguno de los dos nos vieramos las caras. —Escuchen, me encanta el chisme, pero ahora mismo solo quiero tranquilidad —suspiró, poniendose de pie mientras recogía los platos. —¿Qué les parece si vemos una película para calmar las aguas turbias?

—No gracias, tengo sueño —espetó el chico, poniendose de pie al tiempo y caminando hacia su habitación.

—No quiere porque sabe que tengo razón —vi como se detuvo de golpe, volteando la cabeza hacia Alizze como si del mismísimo exorcista se tratara.

—¿Qué película vamos a ver?


_________
¡Hola hola pelirrojos descarados!
Les tengo un nuevo romance (No apto para mentes cerradas)

Baikā Vagary, un romance BL entre un líder motociclista y el hijo de su peor y más grande enemigo.
Acción, amor, sentimientos encontrados y palabras descaradas abundan por aquí.

¡Una Pelirroja, 8 Chicos! ✓ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora