#48 Idiota insufrible

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Mi tarde definitivamente se había arruinado gracias a Kitty y ahora, a Marion, aunque trataba de que eso no me molestara de sobremanera.

—Buenos días chicos, bienvenidos —no negaré que me sorprendí al oír a Marion hablar con un tono de voz tan... amigable. —¿Lo mismo de siempre? —añadió, empezando a anotar rápidamente en la libreta.

—Vaya, estoy sorprendida —murmuró Alizze hacia mí, mientras yo asentía lentamente dudando si lo que veía era real. —Dame uno de vainilla, por favor —pidió la rubia, haciendo que el rostro de la chica se tornara sombrío.

—¿Algo más? —respondió secamente, escribiendo con lentitud.

—Un napolitano, por favor —añadí, sentándome junto a los chicos sin querer arruinar mi tarde aún mas. Y menos con Marion, que solo era una chica de las muchas que me detestaba sin razón aparente.
Me sentí un poco mejor viendo que los chicos la estaban pasando bien, o eso quería creer.

—Las cosas se ven tensas entre tú y Marion, ¿discutieron? —preguntó con lentitud Cameron, que miraba por donde se había ido. —Se nota que te detesta.

—Lo dices como si fueramos tan cercanas para discutir —levanté mi ceja con incredulidad. —Aunque, sí, hemos tenido nuestros... encuentros, por así decirle —suspiré.

—Sí, es normal, te la pasas la mayoría del tiempo en la casa donde vive su novio —fruncí levemente mi ceño al escucharlo, y me voltee para verlo mejor.
No me digas.

—¿Novio? —pregunté. —No soy adivina, Cameron —bufé moviendo mis dedos con notable impaciencia, teniendo una idea clara de quién era el elegido.
El chico solo me miró de reojo, sacó su teléfono y empezó a ignorarme brutalmente, algo que era más normal de lo que se puede imaginar en él.

Esperamos unos minutos por los helados, mientras oía las típicas conversaciones de adolescentes hormonales que tenían los varones, donde el 60% participaba.
A excepción de Jake, Cameron y sorprendentemente, Matthew.
Fue ahí cuando noté que realmente no los conocía una mierda, lo cual me dejaba en muchísisma desventaja en caso de que necesitara una mano con la familia C, o con cualquier cosa en general.

Decidida, me dispuse a empezar a analizarlos uno por uno, mientras masticaba la cuchara aún sin helado.

Jake era el alfa, sin duda alguna, con un aura imponente y autoritaria.
Keegan era el omega, el segundo al mando cuando el alfa no estaba.
Cameron podría decirse que era el misterioso y callado, solo aparecía cuando algo realmente le interesaba.
Hunter era el dark, el otaku y el obsesionado con los video-juegos, el emo moderno que mojaba las bragas de las chicas más puras.
Matthew era el calmado, siempre estaba sereno por sobre las bromas y comentarios pendejos de todos los demás, el conductor encargado de llevarlos a todos a casa.
Steven era el que nos hacía sentir a todos como en casa, el que se encargaba de regañarnos y hacernos comer, lavar la ropa, limpiar las habitaciones y mantener todo en órden.
Y por último, pero no menos importantes, estaban Dylan y Jayden, los gemelos, los bufones del grupo, los que hacían comentarios idiotas que hacían reír a todo el mundo.

—Aquí tienen —los helados fueron puestos frente a nosotros, que no tardamos en arrasar con ellos.

—Tan servicial como siempre —se mofó Keegan de la castaña de largos y perfectos rulos.

—Vete al infierno —rodó los ojos con molestia y se sentó al lado de Jake, lo que hizo que mis sospechas solo se concretaran. —Jake, dile algo por Dios —sonrió tomando el brazo del chico con suavidad, haciendo que instintivamente apretara la cuchara.

—Ya déjala en paz —bufó el susodicho, comiendo de su helado con tranquilidad.
Lo que me molestó realmente no fue que tuvieran una relación, por mi bien (aunque también me molestó un poco), lo que me sorprendió fue lo bien que se llevaban.

—Que amargado —añadió Jayden riendo suavemente, recibiendo un zape de parte del otro.

Miré a Alizze por el rabillo del ojo, que se mantenía distante observando la ventana totalmente distraída.
Me di cuenta de que ella podría sentirse realmente sola aunque estuviera en un lugar repleto de personas.

—Hey —murmuré tomando su mano, apretándola levemente. —¿Estás bien? —volteó a verme por algunos segundos, y sonrió con algo tristeza haciendo que me preocupara.

—Solo... Me gustaría que Andrew estuviera aquí —soltó un sonoro suspiro y se recostó del asiento. —Lo extraño.

—También yo, pero el volverá Alizze, estoy segura —le sonreí cálidamente, queriendo recrear la escena que tuve con Andrew la última vez que lo vi. —La última vez que lo vi me dijo eso —añadí.

—¿Puedo preguntar quién es Andrew? —la voz de Hunter se alzó sobre las nuestras, mirando a Alizze de reojo.
Vaya vaya vaya, parece que el chico emo se enamoró.

—Mi hermano —contestó lentamente, sabía que le causaba curiosidad el porqué alguien como Hunter, que jamás le ha dirigido la palabra, le preguntó algo como eso.

—¿Cómo era el? Se ve que es igual de irritante que tú —la voz de Marion hizo que Alizze volteara la cabeza lentamente hacia ella, buscando una buena razón para no estamparle el puño en toda la nariz.

—No más que tú —murmuró.

—¿Eso crees? —su sonrisa ladina solo hizo que la rubia se exaltara el doble, sabiendo que no podría aguantar sus comentarios feroces.

—Tú te lo ganaste —de un momento a otro se había lanzado sobre la chica, que soltó un chillido de horror y cayó de espaldas al suelo, recibiendo puños y jalones de cabello de parte de la rubia.

—¡Alizze! —grité, tratando de apartarla aunque se me dificultaba.
Jake no tardó en ponerse de pié y alejar a la rubia rápidamente, sosteniéndola con sus antebrazos por la cintura para ayudar a Marion a levantarse.

—¡¿Qué diablos te pasa, maldita loca?! —gritó con furia, con el labio morado y pequeños hilos de sangre saliendo de ellos.

—No debiste hablar así de su familia, te lo ganaste Marion —cortó Jake, dejando a Alizze libre y alejándose nuevamente.

—Decide de que lado estás —gruñó con amenaza la susodicha, secándose la sangre con su muñeca.

—Estoy de lado de que si llegases a insultar a mi familia de esa forma, no me importaría que seas mujer o mi pareja, te partiría la cara por la mitad.

El silencio se hizo presente en toda la sala, manteniéndonos todos alejados de la situación para no arder en el infierno.

—Alizze, ¿Estás bien? —ayudé a la rubia rápidamente, y la alejé de todos allí, ayudándola a acomodar su ropa y su cabello.

—Idiota insufrible —murmuró con recelo, viendo de reojo a Marion, que se veía realmente amenazante.

—Vamos a casa —suspiré.

Alizze Pov's

—¡Ustedes son unas malditas! —vi en cámara lenta como Marion corrió a toda velocidad hacia la pelirroja, y se lanzaba sobre ella.

No fue eso lo que me preocupó, realmente fue el filo de una mesa que estaba justo detrás.
Filo con el cual Megan se estampó justo en la nuca.

—¡¡¡Megan!!! —grité horrorizada, corriendo rápidamente y lanzando a Marion lejos, notando como se empezaba a formar un charco de líquido escarlata que no quería reconocer.

Me alarme.
Sentí pánico.
Miedo.

No quería perder a alguien.
No permitiría que eso volviera a suceder.

¡Una Pelirroja, 8 Chicos! ✓ Where stories live. Discover now