#51 Jamás te gustaré

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Las semanas habían pasado con rapidez desde que me internaron en el hospital, y todo había ido tan extrañamente bien que empezaba a creer que era un sueño.

Exceptuando las veces donde tenía que recibir la rehabilitación, los primeros días fueron horribles, pues a pesar de que me salvé bastante comparada a otras personas, no pude librarme de la rehabilitación.

—¿Es totalmente necesario que tenga que ir en silla de ruedas? Estoy bien, enserio —bufé, ya que el doctor había insistido de sobremanera llevarme hasta eel auto en silla de ruedas. —Mis amigos no dejarán de joder.

—Esto es por tu propio bien, tus amigos son irrelevantes en este momento —cortó, llevandome hacia la puerta de la sala de espera.

Instantáneamente todos voltearon a verme, e hicieron algunas muecas de las cuales sentí horror. —Muy bien, se la pueden llevar, ya saben lo que deben hacer y no hacer —añadió a modo de advertencia, ya que sabía mejor que tú y yo que unos adolescentes de fraternidad no eran la mejor opción para cuidar a alguien que no debe estresarse.

—No se preocupe doc, la cuidaremos bien —respondió un alegre Steven, tomando la silla de ruedas con cuidado y sacándome del hospital a toda velocidad.

—¡Esa es una de las cosas que no deben hacer! —chilló el doctor, levantando los brazos con desesperación.

Una cabellera rubia trenzada salió en mi rescate, dandole un fuerte empujón al chico y tomando la silla para hacer que me detuviera antes de salir volando por las escaleras hacia la calle.

Mientras yo, la pobre víctima, trataba de calmar mi respiración acelerada debido al susto.

Alizze se separó de mí, dejandome encargada a Jake, que todas estas semanas ni siquiera se había dignado en cruzar palabras conmigo a menos que fuera más que necesario.

No estaba segura de si estaba enojado conmigo por lo que sea que haya tenido que pagar Marion por hacerme esto, o por alguna otra cosa que desconocía.

—No es necesario que me cuides, se que estás enojado —mascullé, acomodandome con lentitud en la silla.

—No sabes nada —cortó, haciendo que mis ojos se dirigieran a los suyos con seriedad.

—Entonces dime, ¿qué te hice para que no me dirigieras la palabra por estas semanas? Porque realmente me gustaría saberlo —contesté fríamente.

Su silencio me dejó a la imaginación muchas cosas, y ninguna positiva si era sincera.

Solté un largo suspiro, negando continuamente sin saber que hacer para que me contara la mierda que se estaba guardando dentro.

Con algo de esfuerzo, empecé a mover las ruedas para dirigirme a otro lugar donde no estuvieran él y sus malas vibras.

Me exalté cuando me detuve de repente, notando los dedos de Jake tomar los mangos de la silla tan fuerte que hasta asustaba.

—Tenía miedo, ¿okay? —empezó. —Miedo de perderte, de no volver a verte otra vez, por que tú... Te pareces tanto a ella, tu sonrisa, tu sarcasmo, tu ironía, toda tú es como ella... —soltó un largo y tembloroso suspiro, mientras yo lo observaba.

Por un lado, entendía lo que el sentía.

Me había sucedio con Liam en nuestra supuesta "relación", ni siquiera sabía porqué me había enamorado tan profundamente de una persona podrida como él, pues en ese tiempo los detestaba aún más que en el presente.

Pero, pasado un tiempo del incidente y de mi corazón lastimado, empecé a atar los cabos sueltos de mi vida y me dí cuenta de que yo estaba buscando a Mateo en alguien.

¡Una Pelirroja, 8 Chicos! ✓ Where stories live. Discover now