#69 Pieza faltante

4.7K 335 8
                                    

Dentro de lo que podía decirse, el viaje había sido tranquilo, a excepción de esos dos idiotas que eran peor que los niños pequeños.
En cambio, Alizze y yo nos encargábamos de que todo fuera según lo planeado.

Y yo de apachurrar a Sunny.

—¿Crees... que actúen al fin? —pregunté a la rubia, que escribía algunas cosas en su perfecta agenda. —Es decir... desde antes de Australia no hemos sabido nada de ellos, ni siquiera tu hermano —añadí, tomando asiento a su lado.

—También lo he pensado —comentó, sin dejar de escribir. —Seguramente están esperando a que lleguemos a Los Ángeles para hacerse notar —volteó a verme. —Me temo que esta vez no podremos escapar.

—Menos mal —bufé. —Sea como sea, tarde o temprano tenía que pasar —me recosté en el asiento, mirando el reloj de mi celular queriendo solo bajarme de ese asfixiante avión.
Miré a la rubia de reojo, notando que su semblante estaba más serio de lo normal. —¿Pasa algo?

Su silencio me hizo preocupar, pues, Alizze casi nunca se quedaba callada.

—¿Alizze? ¿Qué pasa?

—Siento... que hay algo que no cuadra —dejó la agenda en su mochila con lentitud. —Hay algo de toda esta historia que no me encaja —me miró. —¿Por qué? ¿Por qué no han actuado? ¿Por qué la abuela Colette se ha esmerado tanto en tratar de ocultarte? —se puso de pié. —En mi familia se toman muy enserio respetar las últimas palabras de los difuntos, en este caso, mi padre, y por lo que tenía entendido, el dejó algunas cosas para ti

—¿Para mí? —inquirí con confusión. —¿Dejó cosas para mí?

—Sí, extrañamente sí, y no entiendo el por que —contestó. —No quiero ofenderte, por supuesto, pero no entiendo por que dejaría algo para ti siendo tú una completa extraña... bueno, fuiste una de las primeras personas que invité a mi casa, pero no creo que ese sea motivo suficiente.

—Yo tampoco entendí por que depositó tanta confianza en mí en primer lugar... —respondí lentamente, empezando a tomar en cuenta todo lo que Alizze estaba diciendo.

—Exacto, y, ahora que lo pienso bien —se sentó a mi lado y me miró. —La primera vez que te vi, que dejaste un chicle pegado a mi cabello, estaba hablando con mi padre, el mismo que me dijo que fuera por ese camino —la miré con sorpresa, recordando que ciertamente, el día que conocí a Alizze, ella estaba hablando por teléfono con su padre.

—No puede haber tanta casualidad —susurré, observando mis dedos mientras trataba de encontrar una solución lógica para toda esta retorcida situación.

—¿Y... qué tal si...? —murmuró la rubia. —No, es imposible —sacudió su cabeza, mientras yo la miraba expectante.

—¿Qué? ¿Qué cosa? —le tomé el brazo frunciendo levemente el ceño, esperando a que me dijera lo que estaba pensando. —Alizze...

—No es nada —me sonrió ampliamente, tratando de cambiar el tema para que no me metiera más a fondo. —Ya vamos a llegar —tomó sus cosas, acomodándose en el asiento con los ojos cerrados.

Preferí no preguntar más sobre el asunto, aunque teniendo ahora muchas más de interrogantes.
Entonces recordé la nota que el señor Dominic había dejado para mí, recordé el apodo que me había dicho.

Maggi.

Y también llegó a mi mente lo que alguna vez había dicho la abuela Colette.
"Una mancha en esta familia desde hace tanto".

¿Cuál era la maldita pieza que faltaba en todo este jodido asunto?
Esa era la pregunta premiada.
Pregunta que solo una persona podía responder.

Y cuanto me jodía que solo esa persona podría darme las respuestas que necesito.
Pero, si Alizze no quería cooperar, entonces no me dejaba más opción.

Poco después, nos encontrábamos bajando del avión con rapidez, todos necesitando el aire no tan fresco de los Ángeles.

—¡Joder, por fin! —chilló Nick, corriendo a toda velocidad a la salida del aeropuerto.
Aunque se detuvo en seco cuando vio a todos los chicos esperando allí. —De repente me dieron ganas de regresar —susurró con una inocente sonrisa.

—Vaya, que malotes —comentó Drew, usando un tono de voz con el cual Jake sin duda alguna le daría una paliza. —Por favor —bufó.

Empecé a caminar con rapidez, tomando la jaula de Sunny y mi mochila, queriendo solo estar en casa y hacer todo lo que debía hacer.

—¿Por qué tanta prisa? —preguntó la rubia, caminando detrás de mí. —Pensé que no querías verlos —añadió soltando leves risas.

—Tengo algunas cosas que hacer —respondí con simpleza.
Me detuve cuando quedé frente a ellos, y los observé fijamente esperando a que alguien hablara. —¿Hola?

Sonreí ampliamente cuando se le tiraron encima y empezaron a aplastarme en un supuesto abrazo, que sin dudar correspondí.

—¡Oh, es tan linda! —chilló Steven tomando la jaula de Sunny. —Alizze se tomó en serio buscarte un compañero fiel —añadió, haciéndome soltar algunas risas.

—Nos alegra que regresaras en una pieza, cariño —susurró Odaxelagnia justo en mi oído, haciendo que una corriente eléctrica subiera por toda mi espalda. —¿Disfrutaste tu viaje?

—Más de lo que crees —caminé a la salida, dejándolo con la incertidumbre de no saber que diablos había hecho para que le dijera tal cosa. —Vamos, muero de cansancio —llamé, caminando junto a los demás, escuchando sus anécdotas y dejando que me dijeran todo lo que tenían que decirme.

El camino a casa fue realmente lindo, ya que pude enterarme de todo lo que había pasado allí, en el instituto, etc.
Y Steven me puso al tanto de otros temas de mi interés, por supuesto.

—Entonces... —susurró Steven, mientras acariciaba a Sunny y yo me dedicaba a conducir. —¿Pasó algo entre tú y Nick? —preguntó pícaro.

Me sonrojé levemente, apretando el volante.

—Bueno... admitió sus sentimientos hacia mí, y yo también lo hice —sonreí. —Pero es tan... ahg, me gustan tantos —admití bufando. —Y yo odio tener que elegir...

—Ah, te envidio —suspiró largamente. —Ojalá Nick me prestara atención —bufó, haciéndome pensar que serían una pareja realmente tierna. —Pero ya veo que es muy hetero —me miró entrecerrando los ojos. —Ladrona

—Lo siento, lo siento, no puedo evitar que todos se enamoren de mi increíble belleza —suspiré dramáticamente. —Bueno, llegamos —tomé mi mochila, bajando del auto junto a todos los demás.

Lo primero que hice al llegar fue darme una refrescante ducha, por supuesto.
Pasé un rato con los chicos en la sala, simplemente hablando mierdas y sobre el viaje.
Me despedí de Nick cuando se fue, y Alizze se fue a dormir apenas llegó a la casa.

—Bien, me voy, estoy agotada —sonreí con cansancio, tomando a Sunny, que soltó un maullido receloso al sacarla de los muslos de Jake. —No seas dramática —bufé, pensando que era una exagerada. —Hasta mañana —me despedí, caminando hacia mi cuarto rápidamente.

Aproveché que Keegan estaba encerrado en el baño para mandarle un mensaje a esa persona que necesitaba ver cuanto antes.

Mi madre.

Sea como sea, encontraría la pieza faltante de este rompecabezas.

—Hey —guardé el teléfono debajo de la almohada con lentitud cuando lo escuché. —No vas a desaparecer, ¿verdad? —preguntó, sentándose detrás de mí, envolviéndome con sus brazos en un cálido abrazo.

—No —acaricié sus dedos cerrando los ojos, y antes de que pudiera darme cuenta, caí profundamente en los brazos de Morfeo.

¡Una Pelirroja, 8 Chicos! ✓ Where stories live. Discover now