#45 Casquivano idiota

6.4K 455 60
                                    

Consideré un logro llegar caminando a la sima de una colina intacta, pues mi rendimiento físico no es que fuera de lo mejor.
No me juzguen, soy una persona sana, pero no hago ejercicio.

Volviendo al tema principal, me encontraba en una odisea justo en este momento.
Dos personas que apreciaba se estaban peleando justo ahora por mi culpa, y en si, el problema no es que peleen; si pr mí fuera, que se maten entre ellos.
El punto es que uno de ellos estuvo en mi infancia, ayudandome a crecer.
Y el otro, o más bien, los otros me ayudaron a crecer ahora, en el presente, me ayudaron a descubrirme y a descubrir mi verdadera personalidad.

Es por eso que estaba en esa colina, apartada de la sociedad, apartada de las luces segadoras, apartada del humentín asfixiante de los autos que constantemente te hacía tocer, del ruido ensondecedor que teníamos que oír el día a día.
De todo.

Aunque lo que más me gustaba de ese lugar, era que siempre estaba solitario.
O casi siempre.

—Es hermoso este lugar, ¿no crees? —di un salto cuando la voz de un hombre me apareció por detrás.
¿Por qué siempre eran hombres, joder? ¿Era mucho pedir encontrarme con una hermosa morena?.

Volteé, preparándome para soltar mi patada mortal.
Y vaya que lo hice, justo en sus pelotas.

Y fue tan malditamente satisfactorio cuando ví su cara.
Nick O'Brien.

—¿¡Qué diablos te pasa!? —gritó adolorido, tomándose sus partes y encogiendose en su lugar por el indiscutible dolor que debían sentir los hombres cuando los golpeabas ahí.

—¿Qué diablos te pasa a ti, acosador de mierda? —bufé, tomando asiento en el césped tratando de ignorar sus quejas de niñita. —Soy una mujer que está sola en este mundo, ¿que crees que voy a hacer si una voz gruesa y viril se me acerca por detrás y me pregunta semejante estupidez?.

—Eso... es mentira —susurró, sentandose lentamente a mi lado velando que no le diera otra patada. Lo cual sinceramente me estaba tentando mucho. —Nadie está solo jamás.

Lo miré con incredulidad, queriendo estamparle ahora el puño en toda la cara de pendejo que tenía.

—En serio, ¿sacaste esa frase de alguna película de superhéroes o algo así? —espeté. —Sí, sí estamos solos, nacimos solos y moriremos solos.

—Vaya, al parecer alguien te hizo enojar mucho —respondió, recibiendo una mirada amenazante de mi parte. —He de admitir... Que me lo merecía. —me di cuenta de que tenía razón, por esa vez que fuimos a la oficina del director.

Hice el esfuerzo en tratar de relajarme, aunque se me complicaba en exceso ya que mi lugar de paz había sido invadido por un acosador idiota.
Me enorgullecí de mí misma cuando después de un rato dejó de importarme su presencia, en primer lugar, nisiquiera debería importarme su existencia.

—¿De verdad crees que mi voz es gruesa y viril? —preguntó, haciendo que cerrara los ojos con fuerza para tratar de contenerme. —Lo lamento, es solo ques raro que me hagan cumplidos, no a alguien "más feo que una patada en viernes santo" como yo.

Abrí mis ojos al escucharlo decir eso, y lo miré de reojo.

—Eres realmente lindo, no seas ridículo —sus mejillas se tornaron de rojo, aunque fue efímero.

—Lo dices para consolarme —sonrió ampliamente. —No te preocupes, estoy acostumbrado.

—¿Yo? ¿Consolarte? —reí con fuerza, volteandome a verlo por primera vez. —Bájate de ese pedestal —sonreí negando, tirándome al suelo y acomodándome. —Escucha, solo quiero silencio. Acabo de ver como dos personas que son importantes para mí se pelean por mi culpa, uno es mi mejor amigo de la infancia, que estuvo conmigo como un hermano, y el otro es un maldito casquivano idiota, o eso creo.

—¿Casquivano idiota, en serio? —comentó riendo a carcajadas, cayendo a mi lado gracias a lo mismo. Algo que me pareció realmente tierno.

—¿Sabes lo que significa "casquivano"? —pregunté con cierta curiosidad.

—Bueno, soy casi un ratón de biblioteca, así que sí —sonrió. —Una persona "casquivana", es una persona coqueta y que establece relaciones de forma pasajera, sin ningún compromiso. —lo miré con cierta sorpresa, ya que normalmente la gente no suele entender las palabras rimbombantes como esa.

—Me acabas de sorprender, siéntete afortunado —admití con una sonrisa amplia.
Un silencio se formó entre los dos, viendo como su rostro se tornaba de un bermejo suave que lo hacía ver tierno.

—Tienes una sonrisa realmente linda —comenzó. —¿Por qué nunca sonríes? —preguntó como si fuera un pecado.

—No tengo razones para hacerlo —respondí con simpleza. —Por favor no salgas con un término de película —añadí, soltando una pequeña risa junto a el.

Empecé a darme cuenta de la hora cuando el cielo se tornó en los colores del ocaso, y el frío empezó a aumentar notablemente.

—Diablos, ¿cuándo se se hizo tan tarde? —me levanté rápidamente, teniendo algo de tensión acumulada ya que incluso a esta hora era peligroso caminar sola.

—Vaya, la verdad es que sí —el chico se levantó junto a mí y me observó, supongo que notando mi tensión. —Puedo acompañartee si gustas —ofreció con una sonrisa sincera.
Aunque sincera y creíble o confiable no son la misma cosa, cabe alcarar.

—No sé si sea buena idea...

—Por favor —suplicó.
Lo miré por algunos segundos, para soltar un largo suspiro y empezar a caminar.

—¿Vas a venir o no? —bufé, caminando hacia la residencia que gracias al cielo no se encontraba demasiado lejos.

Luego de varios minutos de charla, nos encontrábamos frente a la puerta de la extraña y sospechosamente silenciosa fraternidad.

—Cuanto silencio... ¿Segura que están ahí? —lo miré y miré la puerta, pensando los peores escenarios, pero teniendo esperanzas de que luego de la pelea todos y cada uno se largaran a sus habitaciones.
Y que los invitados no deseados se hubieran ido.

—Segura, vete a casa —abrí la puerta, dándome media vuelta para verlo. —Fue relajante charlar contigo —sonreí, y finalmente, entré.

Entré para encontrarme el rostro curioso de mi compañera, sabiendo que tendría miles de preguntas para mí en ese momento por haber llegado con un chico.

—¿Quién era él? —preguntó, lanzándome una sonrisa ladina. —"Fue relajante charlar contigo" —añadió, haciendo un pésimo intento por imitar mi voz.

—Solo era un chico —respondí con simpleza, caminando hacia la habitación de la susodicha para más tranquilidad.

—No me digas —se mofó, ganándose un zape de mi parte. —Anda, se que hay más detrás de esas palabras —a pesar de que sabía que estaba bromeando, su tono de voz me parecía un poco receloso.

La miré de reojo, sin saber que responder exactamente a lo último que había dicho.
Siendo totalmente sincera, ni siquiera yo sabía que era lo que esas melosas palabras que habían salido de mi boca significaban.

________
¡Hola hola pelirrojos descarados!
Les tengo un nuevo romance! (No apto para mentes cerradas)

Baikā Vagary, un romance BL entre un líder motociclista y el hijo de su peor y más grande enemigo.
Acción, amor, sentimientos encontrados y palabras descaradas abundan por aquí.

¡Una Pelirroja, 8 Chicos! ✓ Where stories live. Discover now