#19 "Un asunto trivial"

11K 686 52
                                    

¿Cómo es que las cosas pueden tomar giros tan inesperados en tan poco tiempo?
Esos labios rosaceos, ásperos, carnosos y con sabor a cerveza.
No podía negar algo tan obvio como su perfección, y aún mejor, no podía negar que no estaba rendida a sus pies por lo idiota que era.

No creía en ese dicho de: "El amor no se puede controlar".
Me niego a ello, yo no caeré en ese dicho estúpido y sin sentido.
Aunque se que va a costar, lograré domar mi corazón.

No me voy a enamorar de Jake.
Aunque lo que estaba haciendo me contradecía brutalmente.

—Esto no está bien, mejor aléjate antes de que te de una patada en los huevos —susurré, levemente jadeante por el calor del momento.

—En esta vida, Megan; nada es correcto, tienes que dejarte llevar. Eso es lo que yo hago —respondió, sus palabras eran en parte cierta.

Pero no aplicaba a la forma en la que yo hacía las cosas.

—Sí, que buena charla, ahora quítate —de un empujón caminé con rapidez a mi habitación.

Aunque por razones que no entiendo la puerta estaba cerrada, y no recuerdo dónde dejé la maldita llave.
En un intento desesperado por ocultarme de Jake (que venía como alma que lleva el diablo buscándome probablemente) entré a la habitación de Cameron, donde fui sensualmente recibida por un chico sin camiseta despreocupado por la vida.

—¿Porque estás aquí? Lárgate.

—¿Puedo quedarme?

—¿Porqué debería?

Mordí mi labio con cierta frustración, pensando en que podría decir para que aceptara mi repentina petición.
Y por supuesto que encontré una respuesta.

—Estoy cansada y no sé dónde metí la llave de mi habitación —contesté con sinceridad.

—Jake tiene copia de todas las llaves, ve y pídele la tuya —la peor parte, era que tenía razón.

—No sé dónde puede estar, ¿Puedo quedarme si o no? —respondí soltando un bufido.

—Se que hay una parte de la historia que no me has dicho, no me gustan los mentirosos —se sentó, recostando sus codos de sus rodillas centrando toda su atención en mí. —Y sé que eso que me ocultas está relacionado con Jake.

Miré a otro lado, buscando la vergüenza que me había faltado para cometer tal estupidez con Jake.
Aún así, Cameron tenía esa... Cosa, que te hacía hablar.
No me pregunten que era esa cosa, porque realmente no lo sabía.

—Me besé con Jake, ¿Feliz?

Cameron y yo no éramos de tener una relación muy cercana, nos hablábamos solo si era estrictamente necesario, por lo que es nuestra primera vez hablando de un asunto trivial.
Si es que a eso se le puede decir "Un asunto trivial".

—¿Estaban borrachos? —esperó con notable impaciencia mi respuesta, que solo fue un simple y seco asentimiento con mi cabeza. —Entonces no fue su culpa, fue del alcohol —terminó.

Lo miré con incredulidad.

—Enserio, Cameron, dime que no acabas de decir eso —respondí. Sentandome en el pequeño espacio que había dejado para mí en su enorme cama.

—¿Eso es un sí? —pregunté lentamente, temiendo a que cambiara su opinión de un momento a otro.

—No hagas que me arrepienta.

El silencio en la habitación era interrumpido por la fuerte música del piso de abajo, aunque nosotros tampoco éramos de mucha aportación.

—No tengo pijama.

Un bufido de su parte me invitó a callarme.
No tenía muchas más opciones, mi habitación estaba sospechosamente cerrada.
Ni de coña iba a hablar con Jake sobre algo.

Y Cameron fue la puerta destinada a mi encuentro repentino.

De un momento a otro, me extendía su brazo con una camiseta que reconocía como suya por el estampado tan neutro que tenía.
Lo miré con cierta duda, esperando algún comentario de su parte.

—¿Prefieres quedarte con eso? —preguntó, alzando su ceja con ironía.

Era una buena pregunta.
Y la respuesta era un claro no.

—No, gracias —le arrebaté la camiseta de un tirón mientras me levantaba —Solo porque no quiero que me veas el trasero al dormir —murmuré.

—¿Que voy a mirar? No hay nada que ver ahí —volteé a verlo con el ceño fruncido, y sin siquiera pensarlo bien le estampe la almohada contra toda la cara, haciendo que se callara.

Menos mal.

—Mejor cállate y date vuelta —ordené mientras tomaba la camiseta y la ponía al derecho, dispuesto a cambiarme ahí mismo ya que no había un baño en la habitación.

—¿Me estás ordenando en mi habitación?

—Querido si tengo que repetirte las cosas dos veces esto no funcionará —corté, dándole un jalón y haciendo que se diera la vuelta.

Procedí a quitarme el vestido, atenta a cada movimiento del hombre del cual tampoco confiaba (que novedad).
Bajaba las tiras con rapidez, queriendo acabar ese momento que me causaba tanto nerviosismo.

—No está nada mal —escuché, más bien, admitió, mirándome de arriba a abajo sin una chispa de descaro.

—¿Qué parte de "volteate" no entendiste? —pregunté, poniéndome la camiseta a toda velocidad.

Un poco de consuelo era saber que al menos llevaba unas bragas decentes.
Aún así, no me agradaba en lo absoluto que me hubiera visto sin mi permiso.

Antes de poder decir algo, fui alzada de mis muslos y estampada contra unos labios que me negaba a conocer.
Me aparte de un empujón, mirándolo con mi ceño aún más fruncido en una uniceja.

—¿Que diablos crees que haces? —lo siguiente fue ciertamente placentero.
Ver su cara voltearse gracias a una bofetada, más aún una bofetada dada por mí.

—Si Jake lo hizo, ¿Porque yo no? ¿Que diferencia hay? —su pregunta era buena, tan buena que me hacía ver como una zorra.

Aunque eso ya lo sabía.

—Eres un imbécil —murmuré entredientes, bajandome con rapidez y caminando aún más rápido a la puerta.

El sonido chocó contra mi como una ráfaga de viento, haciendo que me tambaleara levemente por el alcohol que había en mi sistema.
Pero eso no fue suficiente para detener el camino a mi habitación.

Lo que sí fue suficiente fue el recordar que estaba cerrada, o eso había visto cuando subí la primera vez, pues ahora la puerta estaba abierta de par en par y no entendía que carajos había pasado.

¿Habrá sido una ilusión mía?
¿El alcohol?
No, no pudo ser...

Di por hecho que alguien me había jugado una broma, y no estaba dispuesta a hacerme la detective a esa hora.
Solo podía recordar que cerré fuertemente la puerta y simplemente me lancé a la cama sin fuerzas para mantenerme despierta.

_________
Hola hola pelirrojos descarados!
Les tengo un nuevo romance! (No apto para mentes cerradas)

Baikā Vagary un romance BL entre un líder motociclista y el hijo de su peor y más grande enemigo.
Acción, amor, sentimientos encontrados y palabras descaradas abundan por aquí.

¡Una Pelirroja, 8 Chicos! ✓ Where stories live. Discover now