SEÑORITA AGENTE, DESNÚDESE

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A la mañana siguiente.

Matt fuma su cigarrillo. Confiado de sí mismo.

—¿Jugamos una partida de ajedrez? —dice a Geena.

—No me gusta el ajedrez.

—¿La directora de inteligencia no juega ajedrez? ¿por qué?

—No comparto la filosofía de sacrificar peones. Mis agentes son valiosos.

Matt se atraganta de la risa.

—A pesar de todo tienes razón, porque esas piernas y caderas de ahí son valiosas y miren que yo sé mucho de físicos femeninos.

Imbécil. Se refiere a  mí.

¿Cómo  pude haber soltado lágrimas por este idiota, anoche?

Todo era un artilugio. Quería  que lo dejara escapar. Usó su mejor arsenal. Pero resistí. 

"Fuiste salvada por la campana, mejor dicho por las sirenas", dice una voz en mi cabeza.

No. Fuí  firme, resistí.  Y no. No lloré  por él.  Solo estaba emocional por la situación  de Geena. Ella es como mi madre.

—La prensa no para de difundir la noticia —dice McGill.

Los cuatro estamos en la sala de interrogación. Matt está esposado en el banquillo de acusados.

—"Matthew Gillen posee una habilidad que nadie conocía" —McGill cita a la prensa—. "La habilidad de manipular mentes a su voluntad. Y en venganza contra el gobierno que trata de impedir su candidatura al Senado, ha orquestado un acto siniestro". 

Silencio.

McGill y Geena están en los banquillos acusadores. Yo prefiero estar de pie.

Me duele la cara por el golpe de McGill. Debo tenerla amoratada. 

Matt tiene una tirita en la nariz, por la caricia que le dí.

La risa de Matt rompe el silencio.

—¿Qué es tan gracioso? —pregunto.

—Se les olvida que la televisión es mi hábitat. La conozco mejor que ustedes. Un galán hipnotista vende, pero vende más la Directora de la AIE que perforó el corazón del Ministro De Defensa con un bisturí.

Hijo de puta.

Geena baja la cabeza.

No voy a dejar que hable así  de ella.

—Estás lleno de mierda hasta la cabeza —le digo—. Tú escribiste, produjiste, dirijiste y  protagonizaste "El Cirujano", cuyo protagonista salió de la pantalla y provocó un asesinato en la inaguración de tu museito. 

—Minutos antes de la tragedia hiciste un último intento por persuadir al Presidente, para que no promoviera una reforma contra tus intereses.

—No lograste persuadirlo. Y pasaste al "Plan B". Incriminar a la Directora Geena Shelley del asesinato de un ministro y "salvar" al Presidente. Y según tú, serías visto como un héroe nacional. Quizá el Presidente en agradecimiento te permitiría ser candidato a Senador. Pero no tenemos seis años.

—Tenemos el móvil del crimen —dice McGill satisfecho.

Matt da una calada a su cigarrillo.

—Pero no tienen pruebas contundentes ni testigos.

—Huías de la escena del crimen. 

—Sabía que iban a inculparme. Así que debía buscar por mi cuenta al responsable.

Apoyo mis puños en la mesa. Llena de furia.

—Te vas a pudrir en prisión.

Exhala el humo en mi cara.

—Tal vez. O tal vez lo haga tu jefa. Apuñaló a un hombre con quién tenía desacuerdos. Y además, ella es la directora de Los Ángeles De La Muerte.

Miénteme A Ver Qué  Te PasaWhere stories live. Discover now