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Pero abre la puerta y no es Karl. Es una mujer afroamericana de uno setenta. Lleva un traje sobrio de ejecutiva.

Mira con reprobación a Linda. Mi amiga se cubre con las manos, lo que puede. Tiembla. Geena debe parecerle aterradora.

—Voy a mi cuarto.

Geena entra sin ser invitada. 

Me mira y sonríe con incomodidad.

—¿Qué tal? Quería hablar contigo. Pero cómo no has ido a la agencia en estos días. ¿Podríamos hablar en privado?

—Tranquilas, me visto y me marcho —grita Linda desde su cuarto.

Me siento en un sofá.

—¿Puedo sentarme?

—Preferiría que no. Pero usted está acostumbrada a hacer lo que mejor le parece.

Linda regresa a la sala. Con lejeans y una blusa deportiva. Se ve provocativa con lo que sea. Camina en silencio hasta la puerta.

Se despide con una sonrisa incómoda. Geena y yo nos quedamos a solas.

—¿Cuándo regresarás? Haces mucha falta.

—Volveré mañana. Pondré todo mi empeño para atrapar al Cirujano.

—Excelente —dice exultante.

—Y una vez que lo atrapemos, voy a renunciar.

—¿Qué? No puedes hacer eso. Tienes un brillante futuro.

—No planeo ser parte de una agencia ni de un gobierno que ejecuta a presuntos criminales.

Geena sonríe, incómoda. Mirá en derredor. Sus ojos quisieran atravesar las paredes. Está nerviosa. Teme que alguien pueda escuchar lo que he dicho.

—Es por el bien de la nación. En estos días tú has matado a tres hombres. Pero lo has hecho por el bien del país.

—No. Lo he hecho porque uno te ordenaba matar al Presidente y los otros iban a matar a Matt.

—Semántica.

—No hay diferencia entre lo que hacen ustedes y lo que hace El Cirujano.

—¡No nos compares! —dice molesta—. Ese tipo es un genocida.

—Tal vez. Pero solo ha matado a "tumores de la sociedad". Como el que McGill puso de rodillas y ejecutó.

—No somos diferentes, Diana, dime, ¿qué harás  cuando tengas frente a ti a Russo, el asesino de tu padre? ¿lo arrestarás? 

Me ataca en mi punto débil. 

—No. No vas a arrestarlo. Vas a ejecutarlo.

Silencio. Tiene razón. Voy a matarlo, pero… Si lo hago acabaré  con mi vida… ¿Acaso debo  olvidarme de mi venganza?

Decido mejor no pensar en ello hasta que llegue el momento. 

—Se suponía que Matt era el malo —continúo—. Pero sólo querían eliminarlo porque él tenía pruebas de sus actos.

—Matthew Gillen no es una inocente paloma.

Sonrío con amargura.

—Eso de que estaba aliado con el asesino de mi padre, eran puras patrañas. Solo me usaste.

Geena sonríe. 

—Quizá deberías ir a un pequeño pueblo al sur, a la primaria dónde Matt estudió.

Abre la puerta. Lista para marcharse.

—¿Para qué?

—Ahí te dirán que el verdadero Matthew Gillen está muerto. Y que este es un impostor. Sospechan que asesinó al original.

Sale. Cierra la puerta.

Y la bomba estalla en mi cabeza.

Miénteme A Ver Qué  Te PasaUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum