—Tengo miedo de terminar como mi padre. Muerta en una balacera, sola y sin que nadie me tome de la mano.—Ya no estás sola. Me tienes a mí.
Asiento. Me besa.
Me abre mis piernas que nunca han sido tan débiles y me penetra.
Gimo de dolor, pero resisto.
Vuelve a empujar dentro de mí y se siente "rico con dolor", así describe Linda su primera vez.
Amarro mis piernas a sus nalgas, quiero que esté todo dentro de mí.
Voy a volverme loco, piensa Matt.
Me cuesta mucho reprimirme, la penetro despacio cuando en realidad deseo abandonarme a un frenesí de demoníacas embestidas.
Me penetra no solo el cuerpo si no también el alma, piensa Diana. Y lo abraza, lo abraza tan fuerte como si se lo fueran a quitar.
Las lágrimas resbalan por sus mejillas pero no es por dolor, es porque por primera vez en siete años, se siente acompañada.
Podría morir en este momento. Cierro los ojos, como en una ensoñación. Sonrío. Sería una gran muerte, piensa ella.
—Matt, por favor no te aburras de mí tan pronto.
Él detiene sus embestidas. La mira a la cara. Ella abre los ojos. Él le seca sus lágrimas.
—¿Por qué dices eso?
—Bueno, para ti esta debe ser otra noche más… Pero para mí… Es la mejor noche de mi vida. Por favor regálame unas cuantas noches más así, antes de cambiarme por otra.
—No es otra noche más para mí.
—¿Por qué lo dices?
—Porqué tú no eres como las demás mujeres. Las mujeres vienen a mí por vanidad. Quieren dinero, fama, un momento de placer. Si yo fuera un chico tímido, sin dinero, ni fama, ellas no me buscarían. Pero quiero creer que tú sí, al menos me saludarías porque a ti no te importa el oro ni el estatus. Tú no pides nada de mí, pero me estás dando todo lo que tienes. Tu tiempo. Tu cariño. Tus besos. Tu cuerpo. Tu virginidad. Tu alma. Tus lágrimas.
Diana no puede resistirlo. Llora como una magdalena.
Matt siente que está a punto de llorar él también. Debe hacer algo. No puede permitir que aquello se salga de control.
—Y por supuesto también me das tus puños.
Ella suelta una carcajada. Y busca sus labios. Y le da uno de esos besos sostenidos que a ella tanto le gustan.
Y él reanuda sus embestidas.
Quiero llegar más lejos a cada empujón. Quiero llegar a su corazón, piensa Matt.
Ella aferra sus uñas a su espalda.
—¡Matt! —dice ella, como una niña asustada por una nueva sensación que desconoce.
Y él se mueve más rápido porque está sintiendo lo mismo.
El clima es frío pero ellos están empapados en sudor.
A Diana se le escapa lo que parece un aullido y un segundo después Matt prorrumpe algo que semeja un rugido.
Matt se deja caer rendido sobre ella.
Diana le besa, como picoteo de pollo, el cabello, el cuello, el hombro, es su manera de agradecerle que la guiara a este nuevo mundo.
Se hace el silencio, interrumpido únicamente por los jadeos de dos cuerpos felices.
De repente Matt se mueve encima de ella. Ha recuperado el aliento. Su boca busca sus pechos. Luego sus labios.
Diana está aterrada. Puede sentir la hombría restablecida de Matt contra su pelvis.
Ella está dolorida ahí abajo. Pero después de unos besos, unas caricias y un "Diana, nunca me había sentido tan feliz como en este momento", se le olvida el ardor y él vuelve a montarla.
Esta vez dura más, parece no terminar mientras ella tiene un orgasmo tras otro. Dos. Tres. Cuatro. Quiere que esta noche nunca acabe.
Finalmente cuando ella alcanza su quinto orgasmo, él pone los ojos en blanco, tiene una cara muy graciosa. Diana se ríe.
Matt cae sobre ella y luego se lanza a un lado.
Matt tiene los ojos cerrados. Diana lo observa. Pasan treinta segundos y él no reacciona.
—¿Matt? ¿estás vivo?
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Miénteme A Ver Qué Te Pasa
ActionSi te gustó la serie Lucifer, esta historia te va encantar. Romance. Risas. Morbo. Acción. Y mucho más. Diana es una joven agente de inteligencia, es fuerte, independiente y temeraria. Nunca ha necesitado de un hombre, aunque por eso ha pasado...