12

292 13 2
                                    

Llego a mi apartamento. Y rompo en llanto sobre los brazos de Linda.

Le cuento que Matt solo estaba conmigo porque  le recordaba a su primer amor.

Y yo lo mandé a sus brazos. En este momento  ellos deben estar…

—¿Diana, por qué hiciste eso?

—Porqué no quiero que mientras me haga el amor piense en ella. Eso me haría mucho más daño.

—Tranquila, Diana. Estaremos bien. Un corazón  roto es una parada obligatoria en la vida y tú  llevabas muchos años evitando esa parada.

"Yo no quiero estar con una mujer que no tiene sentimientos  reales por mí". 

Eso le dijo a la Fiscal. Y eso había  tratado de decirme a mí,  más  temprano.

Pero, Matt, lo que yo siento por ti es real.

—Tranquila, Diana, estamos aquí  imaginando lo peor. Quizás él  ya no siente amor sexual por ella.

—Él jamás  podrá  olvidarla. Fue la primera mujer con la que hizo el amor.

—Tú no sabes si él no podrá  olvidarla.

—Lo sé. Claro que lo sé.  Porque  él fue el primer hombre con el que hice el amor y yo nunca podré  olvidarlo.

Tocan la puerta.

Linda abre.

Es Matt.

—¿Qué  haces aquí? —pregunto—. Deberías  estar con ella.

—La dejé  con su mamá.

—Pero… Ella te quiere y tú…

—Y yo te quiero a ti. Se lo dije. Y lo aceptó. 

Me emociono. Sus palabras son como la brisa después  de un infierno.

—Pero me pidió  que siguiéramos en contacto. ¿Eso no te molesta?

Niego con la cabeza.

—¿No pasó nada entre ustedes?

—Bueno, me besó  pero eso fue antes de que le dijera de lo nuestro.

—¿Y ella qué dijo cuando le hablaste de mí?

—Me hizo prometer que te entregaría  esto y que yo no lo leería. 

Me pasa un papelito con muchos dobleces.

Lo desenvuelvo.

《Diana, te escogió  a ti. Por favor hazlo feliz por las dos.》.

—¿Qué dice?

Me seco las lágrimas.  Y sonrío. 

—Se conduele de mí  por tener que aguantarte el resto de mi vida.

Sonreímos. 

Lo beso.

—No quiere que sigas fumando.

—De acuerdo.

Soy muy feliz.

Es noche de amores y amantes.

En el Despacho Presidencial  Geena está  sentada a horcajadas sobre El Presidente. 

Se besan con pasión. El Presidente  ya no lleva camisa y Geena  tiene desabotonada la suya.

Y se abre una puerta que supuestamente  debería  estar cerrada por dentro.

Es El Cirujano.

Sienten pavor. Geena se cae a los pies de su amante.

—Deben tener más  cuidado. Esta vez  fui  yo… En otra puede ser uno de sus cónyuges. Tranquilos, no voy a matarlos. Por el momento. 

—¿Entonces qué  haces aquí?

—He venido a ofrecerles un trato, Señor Presidente. 

—¿Qué clase de trato?

—Voy a dejarlos en paz. No más masacres. No más  bombas. Pero con una condición. 

—¿Cuál? 

—Entreguenme a Matthew  Gillen o llenaré las calles de sangre.



























Miénteme A Ver Qué  Te PasaWhere stories live. Discover now