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***
La puerta está custodiada por dos soldados.
—Pueden marcharse. Yo me haré cargo de la custodia.
—Pero nos dijeron que no  nos moviéramos de aquí.
—No voy a repetirlo.
Huyen con falsa dignidad. 
Abro la puerta.
Matt lee un libro. Está acostado en su cama. Se sobresalta al verme.
Es una habitación muy pequeña. Toda una celda.
Apagó la cámara que está en una esquina del techo.
Y tranco  una silla a la puerta. Nadie nos interrumpirá.
Abro la boca.
—Te necesito dentro de mí.
Se bloquea por un momento. 
—Pues viniste con el hombre equivocado.
Vuelve a su libro.
—Matt, no me acosté  con McGill. 
—¿Y por qué  pusiste cara de culpable?
—Porque si pasó  algo. Yo estaba borracha. Y él  me besó. Pero yo lo aparté.
—¿Te gustó el beso?
—¿Qué?
—¿Tu cuerpo reaccionó? ¿deseabas a McGill?
—Estaba borracha. 
Me brotan las lágrimas. 
—Eso no es lo que pregunté. 
—No sé qué decirte. Hasta hace un mes el mundo del deseo era un misterio para mí. Y ahora mi cuerpo ha despertado y siente cosas que no puedo controlar. Pero yo jamás  me acostaría con otro hombre. Yo te quiero a ti.
—Pero yo no te quiero.
Silencio.
¿Qué?
—Yo te amo.
Lo dijo. Él… Lo dijo.
—Le dijiste.  ¿Estás seguro? 
Matt asiente.
—Yo también  te amo.
Me lanzo sobre él. Y busco lo que quiero. Lo que es mío. Sus besos. Su caricias. Su miembro. Sus palabras en mi oído. Sus gemidos. Sus espasmos. 
Hacemos el amor con más desesperación  que nunca. 
Hasta que mi corazón  tiene un orgasmo. Y descanso en su pecho. Cubierta por un mar de sábanas. 

Y en ese momento la puerta vuela en mil pedazos, es McGill y Geena.
—Esta vez te pasaste, Diana, estás destituida para siempre. De cualquier agencia gubernamental.
La miro con odio.
—No. Ella va a continuar, a cambio yo me entregaré al Cirujano.
—¿Qué? No. ¿Estás, loco?
—Hay que detenerlo de una vez. Geena, El Cirujano  debe llamarte periódicamente  para presionarte. La próxima vez que lo haga, dile que me vas a entregar.
—No voy a permitir  eso.
—A veces para ganar la partida hay que sacrificar a la dama… 
***
La noche es lluviosa.
En la entrada principal  de la AIE.
El agua nos empapa.
Matt mira al cielo.
—No puede ser. Tú, el que está  escribiendo esto, ¿lluvia? ¿en serio? ¿no se te ocurrió  algo más  cliché?
Descanso mi ofuscada cabeza en su pecho. Mis lágrimas se confunden con el agua que chorrea por nuestros cuerpos.
—Matt, no hagas esto, por favor. Te lo suplico.
—Mi amor, esta es la parte de la película dónde el héroe se dirige a la caverna más oscura, dónde habita la sombra, dónde habita el Villano.
—¿Tienes idea de dónde puede ser esa caverna más oscura?
Sonríe. Lo sabe.

Miénteme A Ver Qué  Te PasaWhere stories live. Discover now