9

1.2K 55 20
                                    

Escucho sus pasos alejarse. Levanto la cabeza. Ha retrocedido. Y se dirige hacia el portón.

Ese bastardo. Pagará por lo que nos hizo.

—Sabía que funcionaría.

—Lo siento por esto.

—¿Por qué? ¡Aaaaahhh!

Desprendo el cuchillo de su brazo. 

—Mantén presionada la herida —le digo.

No puedo atacar a un hombre que está de espaldas. Doy una patada al suelo. Fuerte. Que él pueda sentir la vibración.

Su cabeza se gira. Perfecto. Lanzo mi cuchillo. Directo a su cara. Pero es rápido. No puede ser. Lo coje al vuelo.

Prorrumpe un lamento. 

¡Sí! Lo ha agarrado al vuelo, sin embargo gran parte de la hoja ha entrado en su ojo izquierdo.

Se saca el cuchillo y lo avienta a un lado.

¡No! Ese gorila tuerto viene hacia mí. ¿Qué te pasa, Diana? Tú no puedes tener miedo.

—¡Esquívalo! —grita Matt.

No me da tiempo. Me embiste. Una tacleada de fútbol americano. Choco contra el suelo. Todo se pone borroso. Me quedo sin aire. Siento la espalda destrozada.

Me estrangula con sus manos. Siento que mi cuello va a crujir en cualquier momento. 

Mis manos hacen un intento inútil de abrir esas garras que acaban con mi vida.

Y justo cuando ya no tengo esperanzas, el cuchillo corta la garganta de Golly.

Una cascada de sangre cae sobre mi cara.

El gigante me suelta. Y toma su propio cuello, pero la vida se le escapa entre los dedos. Con mis últimas fuerzas lo hago a un lado. Antes que me caiga encima y me aplaste.

Entonces veo a mi salvador. Matt ostenta mi cuchillo. Y sus rodillas se doblan. Choca contra el piso. Moribundo. Su ropa está empapada de sangre.

Me arrodilló junto a él.

—Matthew, resiste. Voy a sacarte de aquí.

—Acabo de salvarte la vida. Esta es la parte de la historia donde me besas.

Sonrío.

—Sigue así. Bromeando. No te vayas a dormir.

Lo ayuda a ponerse de pie. Andamos hasta la moto. La enciendo. Se apoya en mí para subir. Arranco. Me sujeta con una mano. Con la otra presiona la herida de su bíceps.

Su cabeza descansa sobre mi hombro, mientras la motocicleta avanza sobre los senderos de tierra, rumbo a la costa.

—Idiota, te ordeno que no te duermas.

Si acelero más se puede caer.

—¡Mathew! ¡Mathew! ¡Mathew! ¡responde!

Mierda.

Miénteme A Ver Qué  Te PasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora