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Por un segundo trato de detenerlo. Pero me rindo. Besa bien, o quizá sea el alcohol.

Mi cuerpo se enciende de inmediato, como no lo hubiera hecho hace un mes.

-Diana, -es la voz de Linda en mi cabeza-. Voy a darte otra clase.

Desde que empecé mi relación con Matt no para de darme "clases" sobre las relaciones.

-Como ya te dije ahora que te la metieron has entrado en un mundo nuevo. Hay cosas que desconoces.

》Por ejemplo el despecho, las mujeres somos idiotas, creemos que un problema se resuelve con otro problema. Matt está rodeado de mujeres y tú eres celosa e impulsiva. Y en una pelea con él quedarás vulnerable para que otro venga y te sople el oído.

-Yo no soy así -le dije ofendida.

Pero no contaba con el vodka en mi sangre.

Me separó de McGill de golpe.

-Esto nunca debió pasar -digo y salgo del carro dando un portazo.

Estoy molesta pero no tanto con McGill como conmigo misma.

McGill me llama una y otra vez. Pero no volteo.

Me pierdo en el interior del edificio.

***

Ha pasado un día.

Matt ha sido encarcelado en una prisión dónde se ha asegurado que cada guardia lo odie.

No podrá influenciarlos para escapar.

Algunos perdieron a sus esposas por él.

Pero como toda precaución es poca, le pusieron un bozal para que no hable.

Me duele su condición, a pesar de ser aliado del asesino de mi padre.

En cuanto a la prensa, como es de esperar, están a favor de Matt.

Y Evans recuerda a un monje bélico del Renacimiento que pregona en contra de la tiranía de la iglesia, por supuesto que la iglesia es el gobierno en este caso.

Mientras tanto McGill está a punto de ser sacrificado como una pieza de ajedrez.

Especulan que Matt liberará la foto de McGill ejecutando a un mafioso.

Por ello estamos reunidos El Presidente, Geena, McGill y yo en la sala de conferencias del Palacio Presidencial.

-Tendrás que ir a prisión, al menos por un tiempo -dice Geena-. Pero descuida. Saldrás. Lo prometo. Y volverás a tu puesto.

-No lo harán -digo-. La opinión pública los devoraría. Tú beberás el agua sucia, McGill.

Geena me ha traído con la intención de que El Presidente me persuada de que los LAMs surgieron como un último recurso necesario.

-Diana, comprendo tu malestar con nosotros -dice El Presidente-. Pero te aseguro que somos los buenos. Diana, esto es una guerra. Y hasta en las guerras bíblicas hay actos deplorables. Los LAMs fueron la respuesta al asesinato de tu padre.

-Osea que usted aún era senador cuando se crearon los LAMs. Por Dios, ni siquiera existía la AIE todavía.

-Así es, Diana, cuando tu padre murió Geena era fiscal, McGill trabaja en la ASI. Y yo era Senador. No podíamos permitir que la muerte de tu padre fuera en vano. Le declaramos la guerra a la Mafia. Y como todo guerrero, cometimos pecados.

Silencio.

Creen que me tienen.

-Mi padre no hubiera aceptado esto.

Me miran con enojo, yo los veo con asco.

Tocan la puerta.

-Dije que no quería interrupciones -dice el Presidente.

La puerta se abre.

¡MAAAATT!

Miénteme A Ver Qué  Te PasaWhere stories live. Discover now