LA CAÍDA DEL OLIMPO

834 32 1
                                    

NOTA: el actual capítulo  (y sus partes) se encuentra en revisión  y corrección  por lo cual está  sujeto a cambios.

Linda pega el grito al cielo.

—¡Siiiiiiiiiií!

—¡Sshhh! Guarda silencio.

Algún vecino que no había escuchado su despertador, podrá llegar a tiempo a su trabajo.

Linda se echa sobre el sofá a cuatro patas. Como siempre en ropa interior.

—Matt y tú iban a… "¡Sí, así! ¡no pares! ¡ah! ¡Dios mío! ¡qué grande la tienes!".

Galopa como una pervertida encima de un hombre imaginario. 

Niña obscena. 

—¡Deja de hacer eso! —grito, molesta.

Se acuesta en el sofá. Y se mata de risa.

—Voy a dejar de contarte mis cosas. Soy una idiota.

—No puedes.

Frunzo el ceño.

—¿Cómo que no puedo?

—Mi maestra de psicología dice que las mujeres tenemos la necesidad de contarle nuestras aventuras amorosas a otras mujeres. Dice que nos da estatus dentro de "la tribu".

—Tus maestros están más locos que tú.

—Nadie está más loco que yo.

Silencio.

Nos da un ataque de risa.

¿Cómo puedo ser severa con ella cuando me hace reír todo el tiempo?

—Ay, —suspira— quisiera gritarle a todo el mundo que las manos de mi mejor amiga estuvieron en el torso esculpido de un actor de cine.

Le apuntó con el dedo, uso mi índice como si fuera una amenazante espada.

—No te atrevas a decirle eso a nadie.

—Tienes razón —dice pensativa—. Sería mejor historia decir que tus pezones estuvieron en la boca de un futuro senador.

Me pongo colorada. Y ella estalla en carcajadas. 

Me arrojo sobre ella y le hago una llave al cuello.

—Si abres la boca te mato.

Y ella se parte de la risa.

Pero de pronto se detiene.

—Oye, hay una cosa que no entiendo —dice.

¿Qué podrá ser?

—Cuando Matt te dió el crédito por algo que no hiciste, dijo que eras teniente. Yo creía que eras subteniente.

—Y lo soy. Él dijo que era Teniente para forzar a mis superiores a ascenderme. Dice que quiere hacer despegar mi carrera.

Linda suspira, ilusionada.

—Los hombres son unos granujas, pero a veces con tal de comérsela a una, son capaces de hacer cosas muy románticas.

"Con tal de comérsela a una".

¿Acaso el trata de comprar mi virginidad?

Suena mi móvil. Es un texto de McGill. Solo dice: pon el noticiero.

Miénteme A Ver Qué  Te PasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora