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—La caverna más oscura es donde el villano se siente más cómodo, en su casa.
—Dime dónde es. No es necesario que te arriesgues. Me dices el lugar y le caemos con todas nuestras fuerzas. Lo acabamos de una vez por todas.
Sonríe. Niega con la cabeza.
—¿Por qué? ¿por qué no me dejas ayudarte? —digo sin poder controlar el llanto.
—Lo peor que puedes ver en una película es un héroe pasivo. Tarde o temprano el héroe debe ir y enfrentarse a su enemigo, no huir de él.
—¡Por última vez, esto no es una maldita película! ¡tu vida está en juego!
—El rey le teme a la dama, desea eliminarla cuanto antes para poder gobernar en paz. La dama se ofrece como carnada, pero el caballo la cubre.
—¿Qué?
Matt me entrega un collar y el dije es una dama negra.
—Para que me recuerdes.
Tiene otro collar para él. Y el dije es un caballo blanco.
—Son hermosos. 
—Te llevaré conmigo hasta el último momento.
—No digas eso. No te va pasar nada. No lo voy a permitir.
Me arrojo sobre  él.  Y lo abrazo. Somos uno. No puedo vivir sin mi otra mitad.
Escucho el sonido de una camioneta que se estaciona a unos metros de mi espalda.
Llegan por él.
—Debo irme.
—No.
Intenta zafarse de mi abrazo, pero no se la pongo fácil.
—Suéltame.
—No.
—No te preocupes. Nada malo va a pasarme. Esta noche regresaremos a casa juntos y voy a consentir tu clitoris. Lo prometo.
Me hace reír.
—Lo prometes. No vas dejar que nada malo te pase —lo señalo con el dedo.
Me besa.
—Te lo prometo.
Lentamente sus dedos se separan de los míos que con desespero tratan de  aferrarlo con fuerza.
Camina hasta la camioneta. Lo golpean para subirlo. 
—¡Matt!
Quiero ir a defenderlo pero  unos brazos me rodean, McGill me detiene.
Se lo llevan. 
—Matt…
***
Subimos a la sala de control, desde ahí monitoreamos la camioneta por las cámaras viales.
Geena me ve con odio.
—¿Quieres dejar de verme así? ¿no tuviste suficiente con mandar a la muerte al hombre que quiero? Ahora encima me fastidias.
—¡Si vas a estar insolente ya puedes largarte!
Tomo mi placa y la estrello contra un monitor. Vuelan cristales por todas partes, quebrados, rotos, fracturados, como mi relación con Geena.
Silencio.
Las bocas de los agentes ahogan suspiros de asombro.
A continuación desenfundo mi arma, la dejo sin balas y la desarmo al segundo siguiente.
La dejo caer al piso.
—Esposenla.
—Inténtelo. 
Nadie se atreve. Nadie tiene el valor.
—¡Que las esposen!
—Directora Shelly, —dice McGill—. No quiero que parezca insubordinación. Pero quizá  debería  reconsiderar su  orden. Hicimos  un trato con Matt… 
—Qué se largue de mi vista entonces 
Sonrío. 
—Con mucho gusto.
Abandono la sala.
Salgo a la lluvia.
Estoy fuera del seguimiento.
¿Qué voy a hacer ahora? ¿cómo voy a ayudar a Matt?
¿Adónde lo llevaron?
"Te voy amar y hacerte sentir, que cada…".
Suena mi móvil.
Es McGill. Cuelgo.
Al instante recibo un WhatsApp de él.
>>Perdimos a Matt en el subterráneo. Las cámaras están dañadas. Pudieron cambiarlo de auto.
Tomo un taxi que me lleva al subterráneo.
Una vez ahí cierro los ojos, respiro profundo y espero una señal.
Pero no hay nada. No puedo sentir nada.
¡Vamos palpiten o lo que sea!
No palpitan.
Me falta el aire. Mi sangre arde de rabia, de impotencia.
Si no hago algo pronto, van a matarlo.
"La caverna más oscura es donde el villano se siente más cómodo, en su casa".
Esas fueron sus palabras. El lugar donde el villano se siente en casa. ¿Dónde puede ser?
Bueno el tipo es un cirujano, un doctor. Su hogar es, ¿un hospital?
No, no creo.
Además ni siquiera es un doctor real.
Tengo una idea, una sospecha. Mis pechos palpitan.

Miénteme A Ver Qué  Te PasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora