8

699 28 3
                                    

Experimento un placer que nunca había imaginado.

Por un momento siento que voy a desmayarme.

No puedo controlar mis gemidos. 

Son los minutos más maravillosos de mi vida.

No quiero que termine. Pero termino y me siento vaciar.

Ahora sí, creo que estoy perdiendo el conocimiento…

Me desvanezco poco a poco. Uno…Dos… Tres… Me estoy desmayando, cuando siento una punzada de dolor tremendo.

—¡Aaaaaaahhhhh! Te mataré.

Le doy un gancho al hígado. Y Matt cae de la cama.

—¡Aaaaaaaahhhhh! Me cago en… Mierda.

—Eres un animal —le digo.

Y espero que haga uno de sus chistes morbosos.

—¿Matt?

No contesta.

Lo busco en el piso. Se está retorciendo de dolor.

—Lo siento —digo—. Tú me atacaste primero.

Lo ayudo a regresar a la cama.

Silencio incómodo.

—¿Cómo una mujer puede disfrutar algo tan doloroso?

—Duele porque es la primera vez. Después es más fácil.

—Ok.

Respiro hondo.

Me tiro en la cama boca arriba.

—Intentemoslo de nuevo.

—No puedo.

—No volveré a golpearte, lo prometo.

—Ya es muy tarde… Tu golpe… Descompuso mi arma.

Ohhhh.

Me deshago en disculpas. 

—¿Qué puedo hacer para "componerlo"?

—Bueno, pues quizá podrías… Besarlo.

Me quedo atónita.

—¿Qué? No voy a meter "eso" en mi boca —suspira—. Al menos no todavía, tal vez más adelante.

—Ok.

—Tú tienes experiencia. ¿Alguna vez has estado con una mujer con un problema similar?

—La última vez que revisé la enciclopedia médica, las mujeres no tenían pene.

—No seas tonto. Sabes a lo que me refiero. ¿Alguna vez has estado con una mujer que tuviera poco deseo?

—Me estás insultando, no hay mujer que pueda evitar excitarse a mi lado.

Pongo los ojos en blanco.

—Idiota… Ponte en mi lugar, ¿qué harías tú en mi lugar?

—Dejar de golpear al hombre de mi vida.

Sonrío.

—Pero si ya lo hubieras golpeado, ¿qué harías para regresarle "su poder"? —digo estas últimas palabras con aire morboso.

—Pues alabaría su hombría, su masculinidad. Le diría como hace que mi corazón se me salga del pecho. O algo así.

—¿Eso quieres?

Lo beso.

—Tal vez.

—Pues recuerdo la primera vez que te vi. En una foto en un expediente de clase A sobre riesgo para la seguridad nacional.

—Los chicos malos son irresistibles.

Le acaricio el cabello.

—No. No fue eso lo que me gustó.

—¿Entonces qué?

—Tu sonrisa. Era tan llena de confianza. Tan fuerte. Parecía que no le tenías miedo a nada. El mundo entero podría dirigir sus armas contra ti y tú  dirías: ¿es lo mejor que tienen?

Las lágrimas comienzan a salir de mis ojos.

—Y por un segundo yo deseaba tener tu sonrisa fuerte, segura y despreocupada. Deseaba poder sonreír así y dejar de tener miedo. Porque siempre tengo miedo.

Se coloca encima de mí y me da besitos en la cara.

—¿De qué tienes miedo?

—¿No lo sabes?

—Sí, lo sé. Pero aunque lo has pensado nunca lo has dicho y debes liberarte de ese sentimiento.

Miénteme A Ver Qué  Te PasaWhere stories live. Discover now