5

1K 41 2
                                    

Estoy anonadada. No tengo palabras.

Gritan: ¡Gol!

Las fáciles saltan emocionadas.

—¡Voy a ganar mucho dinero con este partido!

—¿Apuestas? Debí imaginarlo. Sexo, drogas, alcohol y apuestas. Si llegas al Senado, Dios nos ampare. 

Se acerca a mí como para hacer una confidencia.

—Y amaño de partidos.

Me sobresalto.

—¿Me estás confesando un crimen?

—Bueno. No estoy apostando a quien gana. Solo a que hay más de tres goles. Y ya solo falta uno.

¡Gooooooool!

—Bueno, faltaba —concluye.

—Eres detestable.

—Oye, hago muchas donaciones y apoyo muchas ONGs. Mi carrera me da bastantes millones, pero no puedo quedarme en la calle. Amaño un partido aquí, manipulo la bolsa allá. Le quito a los ricos y doy a los pobres.

—Oh. Qué bien. Espero que esas dos Robins Hoods femeninas de allá así como te ayudarán a gastar el dinero que ganaste, también te acompañen a prisión.

—Ya te dije. Este dinero es para una buena causa. Es para Susanne una madre soltera cuyo ex marido la golpeaba a ella y a sus hijos. No tiene techo ni trabajo, pero es una gran sastre. Será una gran modista. Te lo prometo.

—Ah, entiendo. Pagas favores sexuales.

—Por favor, mírame. Aunque fuera un vagabundo, no pagaría por sexo. Es más. Me pagarían a mí.

—Sí, claro. No me engañas. A esa tal Susanne te la tiraste.

 —No. No lo hago con mujeres como ella.

—¿Pobres o feas?

—Tristes. Aprovecharse de una mujer triste es lo mismo que violarla porque, en ambas situaciones, una mujer no puede defenderse o resistirse. 

Me quedo en silencio. Arrepentida de mis palabras.

—Bueno. Nos vemos pronto.

Hace ademán de volver a su asiento.

—Sí, claro. Gracias por ayudarme. A tener mi segunda misión.

—Complacer mujeres es mi vocación —Bebe de su vaso.

Pongo los ojos en blanco y me doy la vuelta. Entonces y solo entonces, cuando no me ve, sonrío. Fanfarrón.

"Confrontalo, Diana".

—Matt…

—Sí.

Me giro hacia él.

—La primera vez que le dí muerte a alguien, casi me vuelvo loca. Tenía pesadillas. Aún las tengo. ¿Tú cómo lo llevas?

Se pone serio.

—No andes con rodeos, pregunta lo que quieres saber.

—No pareces afectado por haber matado a una persona, lo habías hecho antes.

—Sí. En la escuela.

Me sobresalto. Abro los ojos de par en par.

Desenfundo el arma.

Miénteme A Ver Qué  Te PasaWhere stories live. Discover now