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Baños. AIE.

Matt puede salvar a Geena de la ruina. Pero a cambio de salvarla, me pide que me quite la ropa.

—Por favor, no puedo hacerlo —digo, llorando.

Él permanece serio, demandante.

—Bien. No moveré un dedo para salvar a tu mentora.

Pasa a mi lado. Rumbo a la puerta. Dispuesto a salir de los baños, retirando su oferta.

—Espera, ¿cómo sé que cumplirás tu palabra? ¿cómo sé si quiera que esa "salvación" existe?

—Tendrás que confiar en mí.

—Todos saben que eres un mentiroso. 

—Debes correr el riesgo.

Él continúa detrás de mí.

Me quito el primer botón de la camisa. Me gira hacia él para poder ver. Me quito el segundo botón. Ya se ve la ranura de mi busto. Mi cabeza gacha, lágrimas alcanzan mis pechos. Tercer botón fuera. Mi brasier queda descubierto. 

—Detente —dice.

Mi sufrimiento acaba. Me limpio las lágrimas. Estoy confundida.

—Lo haré. Por favor. ¿Es que quieres que sonría? Voy a sonreír. No voy a permitir que Geena…

Mis manos van a por el cuarto botón. Él detiene mis manos con las suyas. 

—Tranquila.

—Voy a salvar a Geena. No tienes que seguir.

—Pero… No entiendo.

—Eres abogada. Eso me dice que no planeas ser solo una agente. Quizá aspires a ser la Directora de este lugar. O Ministra. Tal vez Presidenta. ¿Me equivoco?

—No. Lo que dices es cierto. Tengo sueños.

Asiente.

—Eres una mujer que aspira a tener poder en un mundo de hombres depravados. Y cada vez que puedan te pedirán que te pongas de rodillas y que les bajes las braguetas. Pero mientras yo viva no dejaré que te hagan eso.

Me besa en la frente.

Me deja en shock. ¿Por qué me dice eso? ¿qué significa?

—Gracias —digo sin saber bien de qué va la cosa.

Termino la historia.

—¿Por qué crees que me dijo eso?

Linda permanece en silencio.

—¿En serio ibas a desnudarte? —dice finalmente—. ¿Si sabes lo que te pediría una vez que estuvieras desnuda?

Desvío la mirada. Apenada.

—Tú no eres así. Comprendo que quieras salvar a Geena. Pero la Diana que conozco, le hubiera botado los dientes a ese tipo.

Silencio.

—Estabas dispuesta a tener sexo para obtener algo a cambio —agrega.

—Yo no soy así —digo furiosa.

—Lo sé. Si hubiera sido cualquier otro, le hubieras tirado los dientes. Y no es que quisieras tener sexo con él, pero era un sacrificio que no era tan sacrficante.

Rompo en llanto nuevamente.

—Soy una zorra —digo.

—No, no lo eres. Es solo que has estado sola por mucho tiempo, tu corazón quiere cariño.

Linda hace ademán de abrazarme. 

Me aparto inmediatamente.

—No te atrevas. Estás llena de fluidos corporales.

—Oye eso me ofende.

Mi celular suena. Y mis pechos palpitan. Mierda. Contesto. Y el mundo se me viene encima.

—Voy para allá.

Cuelgo.

—¿Qué pasa? —pregunta Linda.

—Matt nos mintió, se ha escapado.

Miénteme A Ver Qué  Te PasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora