2

89 5 1
                                    

—¿Aburrida? Pero sí se lo pasa mejor que nunca.

—No lo dudo —dice picaron.

Nos despedimos. 

La llevo a mi oficina.

—Es bastante grande. Y decorada elegantemente. ¿Con cuántas te has acostado aquí? 

Me quedo perplejo.

—Quiero que quites ese escritorio.

—¿Qué por qué? Lo compré en una subasta. Me salió caro. Es de la realeza.

—Sé muy bien de tus fetiches con los escritorios. Estoy segura que si le paso la luz negra me quedaré ciega.

Sonrío.

La atraigo hacia mí. Y la siento  sobre el escritorio.

Soy feliz.

La beso.

—Me gusta tanto pasar tiempo contigo —dice.

—Yo creo que deberíamos pasar menos tiempo juntos.

Su rostro se deforma como la cara de un lobo a punto de atacar.

—¿Quieres tiempo para estar con otras mujeres? 

—No. Claro que no, pero te estoy mal influenciando. Mira la hora que es, tú deberías estar en tu trabajo.

—Mi trabajo… Estoy pensando en renunciar… Otra vez —agrega con  una sonrisa.

—¿Vas a acabar con tu carrera?

Se encoge de hombros.

—Soy abogada. Puedo dedicarme a eso. O monto una empresa de seguridad. Qué sé yo. Pero no pienso quedarme en la agencia… Geena… Geena no es como yo pensaba.

La abrazo. Quiero que sepa que estoy para ella.

Debemos ir a la agencia. Tomamos el ascensor. Llegamos al Lobby.

—Tengo una sospecha de quién es El Cirujano.

Mejor me hubiera dado un puñetazo.

—¿De verdad?

—Te gané. Descubrí primero quién es El Cirujano.

Esto no me puede estar pasando.

—¿Y quién crees que es? ¿cómo se llama? ¿cómo diste con él?

—Tú dices que soy inmune por el odio que le tengo al "hipnotizador". Recordé que al cura lo interrogué por un caso. Fuí a la iglesia. Me cayó mal por la lujuria con que me miraba. Me parece que había un hombre en la iglesia, era amigo del cura. Y estoy segura que le faltaba el meñique.

—¿Cuál es el nombre?

Salimos de la Productora. Llegamos al estacionamiento.

—Todo lo que te diré es que es asiático.

Mierda. Lo tiene. Si lo encuentra ese idiota me va a a delatar. Contará lo de las drogas.

Debo matarlo cuánto antes.

Antes de que abra la puerta de mi auto, como por arte de magia, salen media docena de agentes de la AIE. Me apuntan con sus armas.

—Tranquilos.

—¿Qué les pasa, idiotas? —dice Diana.

Voy a matar a estos majaderos, piensa Diana cuando desenfunda su arma.

Se abren las puertas de una camioneta negra.

Son Geena y McGill.

—Matthew Gillen, estás bajo arresto por sacar a un enemigo público de prisión —dice McGill.

—¿Están locos?

—¿De qué hablan, Geena?

—Directora Shelley para usted, agente… Resulta que Matthew Gillen sacó a Ian Fawkes de su celda en el centro penitenciario.

Miénteme A Ver Qué  Te PasaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang