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Diana me arrebata el celular.

—Él no necesita consuelo, ofrecida.

Cuelga. 

Me arrojo de cabeza sobre la cama.

—Lo siento —dice—. No debí arrebatarte tu celular.

—No importa.

Silencio.

—Ya es tarde —continúo—. No podré dormir ni respetarte mientras estés aquí. Tal vez sería mejor que fueras a tu casa.

Diana me voltea. Para ver mi rostro.

—Solo quieres que me vaya para irte a revolcar con esa.

—Lo siento, Diana. Así soy. Algo romántico entre nosotros jamás funcionaría. Pero quiero tenerte en mi vida. Podemos ser amigos.

—¿Amigos? ¿qué implica que seamos amigos? Qué tú vas a estar con otras mujeres y luego vas a querer venir a besarme y tocarme.

Silencio.

—No sé qué decir. No sé qué hacer. 

—¿No sabes qué decir? Eres el hombre más elocuente de este país. Has escrito libros y películas y no sabes qué decir.

—No quiero mentir.

—Bien. Me gusta. Dime la verdad, ¿con quién preferirías tener sexo con ella o conmigo?

—Con ella.

Me da un puñetazo.

—Idiota.

—Querías la verdad.

—Soy una estúpida.

—La verdad es que contigo no quiere tener sexo, quiero tener algo más.

—¿Qué es algo más?

—Quiero hacerte el amor.

La beso.

—Puedes hacerme el amor con tres condiciones.

—¿Cuáles?

—Primero, promete que no estarás con otras mujeres… Segundo, promete no mentirme nunca…

—¿Y tercero?

—Darme más vino.

Nos carcajeamos.

Busco sus labios.

Pero ella me los niega.

—No lo has prometido.

—Lo prometo.

—¿Qué cosa?

—No estar con otras mujeres y no mentirte.

—Dilo todo junto.

—Prometo no estar con otras mujeres y no mentirte.

—No mentirme nunca.

—Sí.

—Dímelo.

—Prometo no mentirte nunca.

La beso. Pero sigue negándose.

—Espera… No me has dado más vino.

—Esa condición no voy a cumplirla.

—¿Perdón?

—Quiero que estés sobria mientras te hago mía.

Sonreímos mientras nos besamos.

Me pongo de pie. Me quito los pantalones.

Miénteme A Ver Qué  Te PasaWhere stories live. Discover now