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Anoche soñé con ella: ojos claros, voz jadeante... Y acababa sus frases con un «señorita», arrodillada delante de mí. Desde que la conozco, mis sueños han experimentado un agradable cambio en comparación con las pesadillas ocasionales. Me pregunto qué opinaría Flynn al respecto. La idea resulta desconcertante,así que la aparto de mi mente y me concentro en seguir haciendo deporte.

Dos horas después, paso corriendo a un ritmo relajado junto a una
cafetería, de camino de vuelta al hotel. ¿Y si la invito a un café?

¿Como si fuera una cita?

Bueno, no, como si fuera una cita no. La idea es tan absurda que me
echo a reír solo con pensarlo. Sería únicamente para charlar, para hacerle una especie de entrevista, a ver si consigo averiguar algo más de esa enigmática mujer, si le interesa o si estoy perdiendo el tiempo.

Llegó a mi habitación y me doy cuenta que me han traído el desayuno; estoy hambrienta, una sensación que no soporto.

Nunca la he soportado. Decido comer antes de ducharme, así que me
siento a desayunar sin quitarme los pantalones de chándal, pero si me quité la camiseta.

- - - - -

Oigo que alguien llama a la puerta enérgicamente. La abro y me encuentro con Sole en el umbral.

-Buenos días, vane - dice riendo y entrando a mi habitación.

Cuando estábamos solas solíamos hablar como muy buenas amigas, pero con gente solíamos mantener un trato bastante cordial.

-Hola. ¿Están listos?

-Sí. Todo está dispuesto en la habitación 601.

-Bajo enseguida.

Cierro la puerta y me pongo una chaqueta negra con cadenas azules colgando de los brazos , abroché los últimos botones y los primeros los dejé abiertos mostrando un escote del cual estaba demasiado orgullosa y me encantaba que vieran.

Todavía tengo el pelo húmedo de la ducha, pero me trae sin
cuidado. Le doy un último repaso a esa cabrona de mala fama que se refleja en el espejo y sonrío para luego acomodar mi flequillo y salgo tras sole hasta el ascensor.

La habitación 601 está llena de personas, luces y cajas con cámaras, pero la localizo al instante. Se mantiene apartada a un lado. Se ha dejado el pelo suelto, una melena abundante y lustrosa que le llega por debajo de los pechos, y lleva vaqueros ajustados, unas Converse y una chaqueta azul
marino de manga corta con una camiseta blanca debajo. ¿Es que las
Converse y los vaqueros son su marca de la casa? Aunque estos resultan muy poco prácticos, lo cierto es que realzan sus magníficas y torneadas
piernas. Abre los ojos, tan arrebatadores como siempre, cuando meaproximo a ella.

-Señorita Carrillo, volvemos a vernos.

Acepta la mano que le tiendo y por un instante siento la tentación de
apretársela y llevármela a los labios.

Déjate de tonterías, Vanesa.

Su tez adopta ese encantador tono rosáceo y señala a su amiga, que se
encuentra demasiado cerca de nosotras, esperando que le preste algo de atención.

-Señorita Martín , le presento patricia escalona-dice.

Le suelto la mano a regañadientes y me vuelvo hacia la persistente Patricia . Es alta, tiene un aspecto imponente y se nota que le
gusta ir bien arreglada, igual que su padre, aunque ha sacado los ojos de su madre. Además, de no haber sido por ella, no habría conocido a Mónica, y eso es algo que debo agradecerle; hace que me sienta un poco más indulgente con ella.

-La tenaz señorita patricia. ¿Qué tal está? Espero que se encuentre
mejor. Mónica me dijo que la semana pasada estuvo enferma.

-Estoy bien, gracias, señorita Martín.

50 sombras de Martín (v) Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt