22

599 40 3
                                    

Me levanto de la silla, pensando que no contestará, pero, como es
habitual en ella, me sorprende y lo hace. Soy incapaz de resistirme.

De: Mónica carrillo
Para: Vanesa Martín
Asunto: ¡Autoritaria!

Sí… Señorita.
Es muy autoritaria.

Moni.


No lo sabes tú bien, nena.

De: Vanesa Martín
Para: Mónica Carrillo.
Asunto: Controlando

Mónica, no te imaginas cuánto.
Bueno, quizá ahora te haces una ligera idea.
Haz los deberes.

Vanesa


Contente un poco, Martín.
He salido por la puerta antes de que Mónica tenga oportunidad de volver a distraerme.

La señorita carrillo tiene preguntas. No ha abandonado el juego, todavía no ha dicho que no, y el intercambio de e-mails ha alimentado mis esperanzas. Camino por Elche  mientras voy
pensando en lo cómoda que se siente cuando escribe; bastante más que
cuando habla. Tal vez sea su medio de expresión preferido. Bueno, ha estudiado para eso. Espero que al volver a la habitación haya otro
correo suyo, tal vez con preguntas, o con más bromitas insolentes.

Sí, esto último es bastante probable.

Mientras entro a un café pienso en la posibilidad de que acepte mi propuesta. La idea me resulta estimulante.

Son las 8.15 cuando ocupo de nuevo la silla del salón tengo el
portátil abierto y encendido, por si llega algún correo importante, y cojo el informe que he impreso y que habla de las zonas industriales en plena recalificación.

—Al final tendrá que ser allí—rezongo en voz alta, y empiezo a
leer.

Pocos minutos después oigo el tono de mensaje entrante.
Se trata de un correo cuyo asunto reza: «Universitaria escandalizada».

El encabezamiento hace que me incorpore en la silla.

De: Mónica carrillo
Para: Vanesa Martín
Asunto: Universitaria escandalizada

Bien, ya he visto bastante.
Ha sido agradable conocerte.

Moni

¡Mierda!
Lo releo.
Joder.

Es un no. Me quedo mirando la pantalla sin poder creérmelo.

¿Y ya está?
¿Sin discutirlo?
Nada.

¿Un simple «Ha sido agradable conocerte» y listos?
Pero ¡qué cojones…!

Vuelvo a arrellanarme en la silla, boquiabierta.

¿Agradable?
Agradable.
AGRADABLE.

Yo diría que le resultó más que agradable cuando echó la cabeza hacia atrás mientras se corría.

No te precipites, vane.

¿Y si es una broma?
¡Menuda broma!

Me acerco el portátil para responderle.

De: Vanesa Martín
Para: Mónica Carrillo
Asunto: ¿AGRADABLE?

Sin embargo, me quedo mirando la pantalla con los dedos sobre las
teclas y sin saber qué decir.
¿Cómo ha podido rechazarme con tanta facilidad? Su primer polvo.
Manos a la obra, vane. ¿Qué opciones tienes? ¿Y si voy a verla para asegurarme de que es un no? Tal vez pueda hacerle cambiar de opinión.

Lo cierto es que no sé qué contestar a este correo. Quizá se ha metido en alguna página especialmente hardcore. ¿Por qué no le he pasado unos cuantos libros? No me lo creo. No me lo creeré hasta que no me lo diga
mirándome a los ojos.

Eso es. Me froto la barbilla mientras pienso en un plan y momentos después me encuentro frente al armario, en busca de la corbata. Esa corbata.
El trato todavía puede cerrarse. Saco varios preservativos de la bolsa de piel y me los meto en el bolsillo trasero de los pantalones, después cojo la chaqueta, bajo mi mano a la fuerte correa del arnés que está en mis caderas y sonrío, abrocho el botón de mis pantalones y busco una botella de vino blanco del minibar. Mierda, es un chardonnay… pero tendrá que servir. Recupero al vuelo la llave de la
habitación, cierro la puerta y me dirijo hacia el ascensor para ir a buscar el coche al parking del hotel.

Aparco el R8 frente al apartamento que Mónica comparte con Patricia
mientras me pregunto si no estaré cometiendo un disparate. Hasta ahora, nunca había ido a visitar a su casa a ninguna de mis sumisas; ellas siempre venían a verme a mí. Estoy traspasando todos los límites que me había impuesto, y no me gusta la sensación que tengo cuando abro la puerta del coche y salgo. Es imprudente y muy presuntuoso por mi parte venir hasta
aquí. Aunque también es cierto que no es la primera vez… pero en las dos ocasiones anteriores solo me he quedado unos minutos.

En caso de que acepte, tendré que hacer algo con sus expectativas. Esto no volverá a suceder.

Te estás precipitando de nuevo, vane.

Estás aquí porque crees que es un no.

Patricia sale a abrir cuando llamo a la puerta. Le sorprende verme
allí.

—Hola, Vane. Moni no me ha dicho que venías. —Se hace a un lado
para dejarme entrar—. Está en su habitación. Voy a avisarla.

50 sombras de Martín (v) Where stories live. Discover now